La Iglesia de Santa Catalina acogió el pasado miércoles la solemne función principal en honor a la Virgen del Carmen, que posteriormente salió a las calles en la tradicional procesión del día de su festividad. A eso de las nueve y veinte de la noche comenzó con la salida del breve cortejo, formado por cruz alzada entre ciriales, estandarte corporativo, presidencia y cuerpo de acólitos.
A las órdenes del capataz Emilio Moreno, el paso de palio de la Virgen del Carmen buscó la puerta del templo para realizar la salida, aunque antes de ello la Banda de Música Ciudad de Dos Hermanas interpretó el Himno de Andalucía, como es habitual en esta hermandad.
Gladiolos, claveles, lilium, verónicas, celosías, cártamo, flor de arroz y helechos conformaban el exorno floral del paso, al que se le tocó el Himno de España al salir a la calle Alhóndiga. Pronto se detuvo y en la siguiente levantá, la primera en la calle, el capataz cedió el llamador al párroco de San Román y Santa Catalina, Francisco José Blanc Castán.
Luego, con la marcha "Pasan los campanilleros", el paso tomó la calle Santa Catalina y se paró prácticamente en la confluencia con la plaza Ponce de León, a la que luego giró a los sones de "Reinas de Santa Catalina".
Rodeando su templo, la Virgen del Carmen siguió adelante tomando la calle Juan de Mesa mientras la banda tocaba "Aniversario macareno", seguida después por "Espíritu Santo" al alcanzar Almirante Apodaca. Una gran cantidad de gente asistió a estos primeros momentos de la procesión del Carmen de Santa Catalina pese al intenso calor que se estaba viviendo.
Más tarde, el palio continuó adelante con "Coronación de la Macarena" y, tras una nueva parada, llegó a tambor a la plaza de San Pedro, donde volvió a detenerse.
Casi era de noche cuando la Virgen del Carmen giraba hacia la calle Doña María Coronel mientras la Banda de Dos Hermanas tocaba "Dolores del Cerro Coronada", tras la que hubo una chicotá a tambor. Con el palio detenido a la altura del Convento de Santa Inés, un joven acólito tuvo que ser atendido tras una indisposición vinculada al calor.
Cuando el capataz volvió a hacer sonar el llamador, dedicó la siguiente levantá a Pepe Reyes, un compañero costalero. Luego, el paso siguió adelante con la marcha "Reina de las Mercedes", a la que siguió "Macarena", de Emilio Cebrián; composición que fue interrumpida cuando se detuvo.
Seguidamente se vivió un momento de pericia costalera cuando hubo que sortear un cable que cruzaba la calle a una altura demasiado baja, lo que dio paso después a una chicotá a los sones de "Pureza marinera".
Después de una nueva chicotá a tambor, la Virgen del Carmen se paró casi en la esquina con Bustos Tavera y hubo un relevo de costaleros. A continuación, el palio se levantó y giró a su derecha mientras sonaba la marcha "Tú eres el orgullo de nuestro pueblo", seguida por "Sé siempre nuestra Esperanza" hasta la puerta del antiguo Convento de la Paz, al que se volvió ante la representación de la Hermandad de la Mortaja.
Los cofrades del Viernes Santo rezaron la Salve y luego la Virgen del Carmen se marchó con "Siempre la Esperanza". Seguidamente, se sucedieron dos chicotás a tambor, llevando la segunda de ellas a la Virgen hasta la plaza de los Terceros.
Cerca de Santa Catalina, la Virgen del Carmen siguió su itinerario alejándose de nuevo, ahora por la calle Sol, a la que accedió con la marcha "Macarena", de Abel Moreno. Hubo después otro relevo de costaleros, tras el que se dedicó una levantá a los miembros de la Guardia Civil que escoltaban el paso.
Sonó después "María Santísima del Subterráneo" con el palio acercándose a la Iglesia de los Terceros, donde esperaba a la Virgen del Carmen la Hermandad de la Cena. El paso se volvió ante ella y tras unas oraciones se dispuso a seguir por la calle Sol con la marcha "María del Rocío".
Una levantá por todos los costaleros que han pasado por la hermandad a lo largo de los años dio paso a la siguiente chicotá, que hizo que la Virgen del Carmen pasara por la plaza de San Román y tomara la calle Matahacas a los sones de "Reina de San Román".
A continuación, el palio avanzó con "Soleá, dame la mano", marcha que se interrumpió al detenerse a la altura de La Casa del Nazareno, donde tras un relevo bajo las trabajaderas, se arrojó una petalada mientras la Virgen seguía adelante con la composición "Costaleros de la Virgen del Amparo". Luego, en una chicotá a tambor, el paso alcanzó la Puerta Osario.
La Virgen del Carmen se acercaba al final de su salida procesional cuando tomó la calle Jáuregui con la banda tocando "Virgen de la Palma". Después hubo una larga chicotá hasta la plaza Padre Jerónimo de Córdoba a los sones de "La Madrugá", llegando con ella hasta el bar Quitapesares, donde un hombre le cantó a la Virgen.
Hubo varios vivas a la Virgen del Carmen en este punto antes de que el palio volviera a levantarse y tomara la plaza Ponce de León con "Esperanza de Triana Coronada". Más tarde, Emilio Moreno dedicó una levantá a una sobrina, que ha pasado por una importante intervención, y la Virgen avanzó en una nueva chicotá, ahora con "Pasa la Virgen Macarena".
Como hizo nada más salir, también ahora la Virgen del Carmen rodeó parcialmente la Iglesia de Santa Catalina, pasando por Juan de Mesa y girando a Alhóndiga con una doble interpretación de la marcha "Triana con su Esperanza". Una hermana delante del paso comentaba sobre la calidad de dicha composición: "¿Quién ha elegido esto? Esto no se le puede tocar a la Virgen".
Pero el caso es que la siguiente marcha también vino de la calle Pureza. Fue "Al cielo la Reina de Triana", con la que la Virgen del Carmen alcanzó la puerta de Santa Catalina. Luego, aunque la marcha inicialmente prevista para finalizar la procesión era "Bajo tu Amparo", finalmente la que sonó mientras el paso giraba ante la puerta fue "La Caridad del Arenal", aunque no se interpretó completamente, dado que la banda la interrumpió para tocar el Himno en el momento de la entrada.
Era la una y media de la madrugada cuando la Virgen del Carmen se detenía definitivamente en el interior de la Iglesia de Santa Catalina, delante de la puerta por la que acababa de entrar. Finalizaba así la festividad de la Virgen, que siempre es un día grande en la feligresía.
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