Así, el besamanos comenzó la tarde del mismo sábado en que, por la mañana, se había celebrado un rosario de la aurora con la Virgen del Refugio llevada en andas por las calles del barrio, algunas de las cuales nunca recorre la cofradía en su estación de penitencia el Miércoles Santo. Además, la noche del viernes se celebró una vigilia.
Ya por la tarde del sábado y durante toda la jornada del domingo, la dolorosa se presentó a los fieles en besamanos en el presbiterio de la Parroquia de San Bernardo, vestida con el manto de salida, saya blanca y con una nueva cinturilla que se ha estrenado precisamente con motivo del 75 aniversario de la Virgen. Es una pieza bordada en oro a realce con el escudo de la hermandad en el centro en sedas de colores, obra de Jesús Rosado. También lucía la corona de salida.
La Virgen del Refugio estaba ante el dosel de cultos de la hermandad, bajo el que se colocó un trono de reina flanqueado por antiguos candelabros de metal plateado del siglo XIX. El exorno floral estaba compuesto principalmente por rosas blancas, aunque poco a poco se fueron añadiendo ramos variados donados por devotos y colectivos del barrio. Asimismo, se situaron varios blandones dorados para iluminar el montaje.
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