viernes, 13 de octubre de 2017
DEL ARRABAL DE LOS HUMEROS A SANTA ROSALÍA EN UNA MAÑANA DE CALOR
Nada que ver con el 12 de octubre de 2016 (ver). Ayer en Sevilla el Día de la Hispanidad comenzó sin tener que afrontar ningún tipo de duda meteorológica y la Virgen del Rosario de la Hermandad de los Humeros pudo celebrar con calma, aunque con mucho calor, sobre todo al final de la mañana, las dos partes en que se divide cada año su salida: el rosario de la aurora, que tuvo como meta el Convento de Santa Rosalía, y la posterior procesión de regreso a su capilla.
Y en medio de ambas partes, una misa celebrada por el párroco de San Vicente, Marcelino Manzano, a cuyo término la Hermandad de los Humeros otorgó su medalla de oro a Sor María Dolores, que hasta ahora ha sido la abadesa de Santa Rosalía, y que ha sido sustituida por Sor Pilar. La hermandad quiso así agradecer personalmente a Sor María Dolores su disposición y entrega mostrada durante estos años a la corporación y a la Virgen del Rosario. "Ha sido como una madre para nosotros", dijo el hermano mayor, "como también lo será Sor Pilar".
Posteriormente, con algo de retraso sobre lo anunciado, comenzó la procesión triunfal de regreso, que salió a una calle Cardenal Spínola en plenas obras de pavimentación, lo que supuso para la cofradía discurrir por una alfombra de albero hacia la Plaza de la Gavidia, que también está en obras.
La cruz de guía entre faroles, seguida de niños con cirios, daba inicio al cortejo. Detrás, el simpecado, hermanos con faroles, el estandarte corporativo, la presidencia y el cuerpo de acólitos.
La Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, era la encargada de acompañar a la Virgen del Rosario, lo que hizo desde dentro del templo. El paso, por su parte, volvió a estar un año más comandado por los Hermanos Gallego, quienes condujeron a la Virgen hacia la calle mientras la banda enlazaba el Himno de España con la marcha "Virgen de los Estudiantes", con la que el paso giró a su izquierda rumbo a la Gavidia.
Tardó en detenerse el paso, dado que, sin pararse, giró hacia Baños ahora con "Como tú ninguna". Rosas de color rosa, junto a otras pequeñas flores, así como innumerables varas de nardos en las esquinas adornaban el paso de la Virgen del Rosario, que siguió después con "Procesión de Semana Santa en Sevilla", pasando por delante del retablo cerámico a tamaño natural del Cristo de la Vera-Cruz.
A continuación, el paso dejó Baños para internarse por Miguel Cid a los sones de "La Esperanza de Triana". Poco después, uno de los capataces dedicó una levantá a una amiga de la que dijo que le han bajado los marcadores tumorales y que estuvo junto a la Virgen del Rosario durante toda la procesión.
La estrechez de Miguel Cid dio paso a la amplitud de la Plaza de Teresa Enríquez, a la que llegó la Virgen del Rosario con la marcha "El Corpus", seguida después por "Pasa la Virgen Macarena".
La Virgen iba a entrar en la Parroquia de San Vicente, a la que pertenece su capilla, lo que hizo por la puerta que da a la plaza antes mencionada, haciendo en el templo una segunda estación de su salida procesional.
Hay que mencionar, por otra parte, que en este punto hubo que hacer una reparación de urgencia en la sujeción del faldón del costero izquierdo del paso, que se había soltado.
Tras salir de San Vicente, la Virgen del Rosario se dirigió a las callejuelas cercanas que separan la calle que lleva el nombre de la parroquia de la calle Goles. Así, se metió por Alfaqueque, pasando después a Mendoza Ríos con la marcha "Macarena", de Emilio Cebrián.
Los capataces bromeaban diciendo que esperaban que la siguiente composición fuera algo más alegre, y la que vino después fue "Bajo tu Amparo", que alegre no es, pero sí una de las composiciones más bellas compuestas en los últimos años para una hermandad de gloria, en este caso para la Hermandad del Amparo de la Magdalena.
Sí fue de otro corte la siguiente marcha, "Coronación de la Macarena", y también "La Estrella Sublime", que fue la que la Banda de Las Cigarreras interpretó para el giro de la Virgen del Rosario a la calle Almería, donde después sonó "Reina de los Sastres", marcha estrenada en la reciente salida procesional de la Virgen de los Reyes de San Ildefonso (ver).
A continuación, la Virgen del Rosario llegó a la calle Dársena, un punto destacado de su recorrido de cada año, siempre perfectamente adornado con colgaduras, banderolas y reposteros. Junto a una de las primeras casas de la calle se detuvo el paso para que un hermano cantara desde un balcón, acompañado por una guitarra y un violín, dando lugar a un momento bellísimo de gran emoción y una muestra de la devoción a la Virgen del Rosario, que ya estaba otra vez pisando las calles del antiguo arrabal de los Humeros.
Después, el paso se levantó y comenzó a avanzar a los sones de "Macarena", de Abel Moreno, mientras desde la azotea del mismo edificio caía una importante lluvia de pétalos sobre el pequeño paso, antes de continuar por Dársena, ahora con la marcha "Rosario de los Humeros".
Seguidamente, tuvo lugar una larga chicotá saliendo el paso de Dársena, subiendo la calle Barca y llegando hasta la esquina de Locomotora con Liñán, todo ello mientras la banda enlazaba las marchas "Madrugá Macarena", "Pasan los campanilleros" y "Virgen de las Aguas".
Y lo que había subido en Barca, lo tuvo que bajar la Virgen del Rosario en Liñán a la espalda de su capilla, ahora a los sones de la marcha "Jerusalén" y después a tambor hasta la esquina con San Laureano.
En el tramo final de la procesión de la Virgen del Rosario de los Humeros, el paso, ya por el acerado de San Laureano y Torneo, se fue acercando a su capilla a los sones de "Aniversario Macareno" y "Virgen de la Victoria", y emprendió después la bajada de la rampa que salva el desnivel entre la acera y la zona de la capilla con "Virgen de la Paz", seguida después sin parar por "Rosario de los Humeros" mientras el paso giraba ante la puerta para prepararse para la entrada, composición que fue interrumpida cuando la Virgen se detuvo.
Retirados los zancos, dado que el paso tiene que entrar con los costaleros de rodillas, la banda tocó "Rosario y Paz", mientras la Virgen del Rosario volvía al interior de su templo. De nuevo la marcha se cortó cuando la cuadrilla completó la maniobra de entrada y la Banda de Las Cigarreras finalizó su intervención con el Himno Nacional.
La última levantá, ya dentro de la capilla, tuvo también una dedicatoria, esta vez a propuesta de un costalero, que pidió que fuera por la madre de los capataces, recientemente fallecida, y a todos los que no están, así como a las madres en general, "las que están con nosotros y las que nos cuidan desde el cielo". Manuel Gallego, el encargado de tocar en ese momento el martillo, se tomó un momento antes de llamar, dado que la emoción pudo con él y finalmente, con la voz rota, dio la orden para que el paso se levantara y se acercara hasta el presbiterio, donde quedó ubicado, momento en que los hermanos cantaron como despedida la Salve a la Virgen del Rosario de los Humeros.
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Cómo se le ve a usted el plumero. Según a la Hermandad a la que va, tilda sus procesiones de devoción o fervor. ¿Y usted se llama periodista dando opiniones en lo que supuestamente debiera ser una noticia o reportaje?
ResponderEliminarMuchas gracias por seguirme. Un saludo
EliminarNo le sigo, soy uno más de los que se ríen.
EliminarYa entre usted para leer o para reír, me sube las visitas igual. Así pues, insisto: muchas gracias, valiente señor anónimo.
EliminarUn saludo.
Muchas gracias, no lo había visto hasta hoy . Buena cronica
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Un saludo.
EliminarInteresantísimo el relato, he vuelto a vivir la mañana del día 12!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras. Ésa es siempre mi intención: ofrecer en los textos una crónica exhaustiva que permita revivir cada salida. Un saludo.
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