La Hermandad de Nuestra Señora del Pilar celebró en las calles la jornada de su festividad con una salida procesional sin artificiosas alharacas, pero que no por ello dejó de resultar brillante durante todo el itinerario por la feligresía de San Pedro y San Juan de la Palma, templos que conforman una sola parroquia.
Pudo así la cofradía desquitarse de la lluvia que el año pasado impidió la salida, que tuvo que ser sustituida por una procesión claustral y el rezo del Santo Rosario (ver). Este año, sin embargo, la Virgen del Pilar se lució en la calle, con una procesión que comenzó a las seis menos cuarto de la tarde, cuando desde la Parroquia de San Pedro salió la cruz de guía entre faroles, seguida de varios niños con cirios, la bandera concepcionista, hermanos con hachetas, el interesante simpecado y las representaciones de las hermandades de Guadalupe de la Misericordia, la Virgen del Mar, la Virgen de la Cabeza, la Pastora de Santa Marina y el Cristo de Burgos. Después iban el libro de reglas, el estandarte corporativo de la propia Hermandad del Pilar y la presidencia, donde iba el delegado de Seguridad y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Carlos Cabrera.
No tardó en salir, tras el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales, el paso de la Virgen del Pilar, comandado como capataz por Antonio Santiago y sus auxiliares. La Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, que había dejado a la Virgen del Rosario de los Humeros hacía casi tres horas, esperaba a un lado de la puerta de San Pedro para acompañar también a la Virgen del Pilar, para la que tocaron de forma solemne el Himno de España, seguido posteriormente por la marcha "Pilar de Sevilla".
Con ella, el paso giró a su izquierda para después encaminarse hacia la Plaza del Cristo de Burgos, ya que desde hace algunos años la hermandad rodea dicha plaza antes de tomar la calle Doña María Coronel. Cuando la banda finalizó la interpretación de "Pilar de Sevilla", el paso se detuvo y a continuación, uno de los auxiliares del capataz titular dedicó la levantá al padre de éste, Manolo Santiago. Después, el paso avanzó con "Candelaria" y después fue el turno de "Rocío", marcha que dio para los dos giros existentes en el extremo de la plaza opuesto a la Iglesia de San Pedro, desde un lado al otro.
Aún hubo tiempo para escuchar otras dos composiciones antes de alcanzar Doña María Coronel, como fueron "La Esperanza de Triana" y "Esos tus ojos". Esta última se comenzó a tocar por segunda vez, aunque se interrumpió cuando el paso ya recorría los primeros metros de la calle, deteniéndose después para un relevo de costaleros.
El paso de la Virgen del Pilar, adornado con nardos en las jarras de los costeros y con lisiantum, margaritas, astromelias y lilium, entre otras especies, en el friso y en las jarras de las esquinas, continuó por Doña María Coronel, donde recibió una petalada lanzada desde las dependencias de la parroquia, a los sones de marchas como "Coronación de la Macarena", "Caridad del Guadalquivir" y "Esperanza Macarena", ésta ya en el giro a la calle Gerona.
A continuación, la Virgen alcanzó a los sones de "Virgen de las Aguas" la residencia de ancianos de San Juan Grande, cuyos residentes salieron como es costumbre a la puerta del centro, donde había un tapiz de la Virgen del Pilar rodeado de flores con los colores de la bandera española, velas blancas y hasta una especie de dosel que colgaba de la fachada.
El paso se volvió ante los ancianos, que rezaron el Ave María y el Gloria, y después respondieron a varios vivas por la Virgen del Pilar, por España y por Sevilla. Asimismo, recibieron de la hermandad estampas de la Virgen, y después Antonio Santiago les dedicó una levantá diciendo: "Por los chiquillos que tenemos aquí delante de la Virgen", generando las sonrisas de muchos de los presentes.
Con la marcha "Señorita de Triana", el paso siguió su camino en dirección a la siguiente parada, que estaba en el cercano Convento del Espíritu Santo, cuyas religiosas cantaron la Salve a la Virgen del Pilar.
Hacia San Juan de la Palma, la Virgen del Pilar se marchó mientras la Banda de Las Cigarreras interpretaba "La Estrella Sublime", a la que siguió después "La Pilarica" cuando el paso giraba hacia Feria y se paraba ante la puerta ojival, donde recibieron a la Virgen las hermandades de la Amargura, Montemayor y la Virgen de la Cabeza, cofradía que había participado en el cortejo desde la salida.
La Virgen del Pilar recibió una ofrenda floral y el canto de la Salve, antes de marcharse hacia la residencia situada enfrente a los sones de "¿Quién te vio y no te recuerda? Saeta jerezana". El paso se situó frente a los ancianos que, como los de San Juan Grande, estaban en la calle viendo pasar a la cofradía, aunque no se detuvo, sino que la banda encadenó la marcha dedicada a la jerezana Virgen de la Misericordia con "Macarena", de Abel Moreno, y se marchó por la calle María de la Purísima de la Cruz hacia la Capilla de la Divina Pastora, a la que llegó después con la marcha "La Asunción de Cantillana".
Los cofrades pastoreños también ofrecieron a la Virgen del Pilar un ramo de flores y cantaron la Salve. Todo ello con dos turistas japoneses como testigos de un espectáculo al que asistían, cámara en mano, con verdadera emoción en sus sorprendidas caras.
La noche cayó sobre la Virgen del Pilar en la calle Amparo, por la que la banda tocó "Y en Triana, la O", con la que se alejó de la Capilla de la Divina Pastora, y "Aurora, Reina de la mañana". Después, tras una larga parada en la confluencia entre la calle Amparo y la Plaza del Pozo Santo, la Virgen del Pilar siguió en dirección al convento del mismo nombre, al que llegó con la marcha "Madre Hiniesta".
Ante el cenobio de las hermanas franciscanas terciarias, el paso se detuvo y las religiosas cantaron. Seguidamente, una de ellas gritó "¡Viva la Virgen del Pilar!", "¡Viva España!" y "¡Viva la Guardia Civil!", respondiendo la gente que había alrededor a cada uno de ellos y finalizando con aplausos.
A continuación, el paso comenzó a alejarse del convento y a girar para continuar por la calle Jerónimo Hernández con las marchas "Pasan los campanilleros" y "Aniversario Macareno".
Desde Jerónimo Hernández, la Virgen del Pilar salió a la calle Santa Ángela de la Cruz, donde realizó la última visita, el Convento de las Hermanas de la Cruz, antes de salir nuevamente a la Plaza de San Pedro y entrar de regreso al templo a eso de las diez de la noche, cerrando así una espléndida y medida salida procesional, con la que la Sevilla cofradiera celebra cada año el Día de la Hispanidad.
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