domingo, 15 de octubre de 2017

LA VIRGEN DE LA SALUD, BLANCA ESTELA RADIANTE DE LUZ... Y CORONADA


Por fin llegó el día más esperado para la Hermandad de San Gonzalo. El 14 de octubre de 2017 quedará para siempre grabado en los corazones de los cofrades del Barrio León, y también en la insignia de la Coronación Canónica del bordador Jesús Rosado y Orfebrería Maestrante, que formó parte por primera vez del cortejo de la cofradía en la calle.
Nuestra Señora de la Salud ya puede incluir a su advocación el apellido "Coronada", después de un pontifical oficiado por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, en la Catedral. Eso fue por la mañana. Después, a partir de las cuatro y media de la tarde, comenzó la triunfal procesión de regreso de la dolorosa de San Gonzalo hasta su casa, donde la esperaba Nuestro Padre Jesús en Su Soberano Poder presidiendo la parroquia.
Por la misma Puerta de los Palos por la que accedió al primer templo de la archidiócesis una semana antes (ver), salió ahora un cortejo mucho más amplio que hasta la Parroquia de Santa Ana estuvo precedido por la Banda de Cornetas y Tambores de Las Cigarreras. Detrás, tres amplios tramos de hermanos con cirios, encabezados por la cruz de guía, la bandera concepcionista y el mencionado guión de la Coronación.
Después iba una gran cantidad de representaciones de hermandades que quisieron sumarse a la de San Gonzalo en este día histórico. En primer lugar, iban diversas corporaciones de fuera de Sevilla con las que la cofradía trianera tiene alguna vinculación por la advocación de sus titulares o por otras circunstancias. A continuación iban ya hermandades de Sevilla, comenzando por las de gloria y siguiendo por las penitenciales, ordenadas según su día de salida, dejando para el final las del Lunes Santo. Y a continuación, las hermandades que tienen a sus imágenes de la Virgen coronadas y finalmente las de Triana.
El último estandarte corporativo era el de la propia Hermandad de San Gonzalo, que daba paso a la presidencia y al cuerpo de acólitos, que portaban cruz alzada con manguilla y seis ciriales.













Y tras un cortejo tan amplio, salió a las calles, entre el repicar de las campanas de la Giralda, la Virgen de la Salud Coronada, para la que la Banda de Música Santa Ana de Dos Hermanas interpretó el Himno de España y después, tras una parada, la marcha "Salud siempre", compuesta especialmente con motivo de la Coronación Canónica por Manuel Marvizón.
Si en el traslado del día 7 el palio de la Virgen de la Salud hizo varios guiños al pasado con la utilización de las antiguas jarras y un clásico exorno floral, para la procesión triunfal ya coronada se recuperaron las actuales jarras y faroles, una ornamentación floral de diversas especies y tonalidades, y las flores de cera tan particulares que desde hace unos años adornan el paso de palio de la Salud, en lugar de las que son más comunes en las candelerías de las dolorosas.
A lo largo del recorrido no faltó tras la Virgen de la Salud la interpretación de composiciones dedicadas a otras Vírgenes coronadas de Sevilla. La primera de ellas, muy aplaudida en sus compases iniciales, fue "Esperanza de Triana Coronada", con la que el palio dejó atrás la Plaza de la Virgen de los Reyes y se dirigió a la calle Placentines, buscando después Alemanes, donde se pudo escuchar "Coronación de la Macarena".


























En un momento dado, se observó que el palio, comandado por Luis Miguel Garduño, no realizaba ninguna levantá al cielo, sino a pulso 'aliviao'. Eso y el excesivo movimiento que llevaba la ráfaga de la corona revelaba que algo no iba bien con la presea reestrenada esa misma mañana después de las mejoras realizadas por Fernando Marmolejo Hernández a la obra que su propio padre, Marmolejo Camargo, labró en 1967.
Por lo demás, rodeada por una cantidad ingente de personas, entre los que, por su acento, no era difícil descubrir la presencia de cofrades de fuera de Sevilla e incluso de Andalucía, la Virgen de la Salud caminó por la Avenida de la Constitución en completo triunfo, acompañada casi en cada chicotá por una marcha procesional, entre las que hay que destacar "Coronación de la Paz", compuesta para la Coronación Canónica de la Virgen de la Paz, de la que se acaba de cumplir su primer aniversario (ver).



















Desde la Avenida, la Virgen de la Salud pasó a la Plaza Nueva, donde, como es tradicional en cada Coronación Canónica, la dolorosa iba a recibir el homenaje de la ciudad ante el Ayuntamiento. La inmensa mayoría de las representaciones de hermandades se despidieron en este punto, colocando sus estandartes a lo largo del andén del Ayuntamiento y ante los que el paso fue caminando lentamente hasta quedar mirando hacia la puerta principal del Consistorio.
Hasta en tres ocasiones sonó en este momento la "Salve a Nuestra Señora de la Salud", cantada con fuerza por muchas de las personas que llenaban la Plaza Nueva, expectantes ante uno de los momentos más destacados de la procesión extraordinaria.
Dos miembros de la hermandad aprovecharon la parada para subirse al paso y arreglar la corona, que a partir de ese momento permitió hacer cada levantá al cielo, lo que agradecieron los cofrades aplaudiendo cuando comprobaron que el problema estaba solucionado. No faltó una copiosa lluvia de pétalos desde el balcón principal del Ayuntamiento, mientras la Banda de Santa Ana tocaba "Aires de Triana" y el paso después se volvía hacia la plaza. A continuación, con la marcha "Madre del Soberano Coronada", el palio pasó sobre la alfombra de sales que se había colocado ante la puerta del Consistorio, con el emblema de la Virgen, la inscripción "Salud Coronada" y el emblema del Ayuntamiento.
Posteriormente, la Virgen de la Salud se dispuso a continuar con su recorrido, pasando ahora por el lado izquierdo del andén, por el que se fue a los sones de "Encarnación Coronada", y después con "Hiniesta Coronada" hacia la calle Tetuán.
















En su camino de regreso al Barrio León, la Hermandad de San Gonzalo tenía programadas varias paradas. La primera de ellas fue en la calle Rioja, en la iglesia conventual del Santo Ángel, que está viviendo un 2017 lleno de hechos extraordinarios, como fueron los pasados actos conmemorativos del cuarto centenario del Cristo de los Desamparados, que salió en el mes de junio (ver).
Y la siguiente parada estaba muy cerca, en la Parroquia de la Magdalena, a la que la Virgen de la Salud llegó cuando ya había anochecido con la marcha "La Madrugá". Ocurrió, sin embargo, que la parroquia quiso recibir a la Virgen con el repicar de sus campanas, dificultando enormemente el poder escuchar las diferentes marchas que se tocaron en este punto.
Las hermandades de la Virgen del Amparo, Montserrat y la Sacramental de la Magdalena recibieron con sus estandartes corporativos a la Virgen de la Salud, junto al párroco, Francisco Román Castro. Todos ellos cantaron la "Salve Regina" cuando el palio se detuvo a escasos centímetros de la puerta, antes de marcharse por San Pablo hacia la Puerta de Triana y Reyes Católicos a los sones de "Virgen de Montserrat".































El ritmo de la procesión se ralentizó considerablemente tras la llegada de la Virgen de la Salud a Triana, debido al rodeo que dio por las calles del barrio para visitar la Capilla de los Marineros y la Parroquia de Santa Ana antes de pasar por la Capilla de la Estrella.
Como muestra del hartazgo que esto provocó en algunas personas que seguían la procesión, lo escuchado a una mujer en la calle Pureza, donde la Virgen de la Salud realizó una larga, larga visita a la Esperanza de Triana, a cuya capilla entró el paso de palio a los sones de "Esperanza de Triana Coronada". "Pero, ¿qué están haciendo ahí dentro? ¿Rezar el rosario?".
Poco después, el paso volvió a detenerse, en este caso para que una joven cantara desde un balcón a la Virgen de la Salud. Quizá para amenizar la espera, desde el edificio situado en la esquina de Pureza con Vázquez de Leca varios jóvenes estuvieron lanzando a la gente pequeñas fotografías impresas en papel de la Virgen de la Salud con una pequeña oración detrás. Aquello fue por momentos una auténtica lluvia de papeles y una competición de la gente por hacerse con una como si de caramelos en la Cabalgata de los Reyes Magos se tratara. Fue... cuanto menos... curioso.
Por fin llegó la Virgen de la Salud a este punto a los sones de "Pasan los campanilleros", parándose justo en la esquina antes de girar con "Y en Triana, la O", a la que después siguió "Siempre la Esperanza", con el palio girando ante la puerta ojival de Santa Ana, templo al que la Hermandad de San Gonzalo es la única cofradía trianera que nunca ha ido a realizar estación de penitencia en Semana Santa.
Después, el paso de palio recorrió Pelay Correa, Santísimo Cristo de las Tres Caídas, donde de nuevo cantaron desde un balcón, y Rodrigo de Triana, a la que llegó después de atravesar un arco y recibir una intensísima petalada, que se unió a las que ya había ido recibiendo en otros puntos del itinerario.
















Tantos pétalos habían caído sobre el techo del palio, que al salir de Rodrigo de Triana a San Jacinto, un hermano se subió con una escalera para retirar el mayor número posible y aligerar así el peso que soportaba la malla sobre la que se distribuyen los bordados.
Quedaba una última visita que también se prolongó de manera excesiva; en este caso a la Capilla de la Estrella. Una diputada de tramo comentaba con un hermano lo duro que estaba siendo el recorrido precisamente por tanta parada, al tiempo que pedía a tres chicas jóvenes que formaban parte de las filas de cirios que se levantaran del bordillo donde se habían sentado porque "eso está muy feo". En lugar de eso, las invitó a que salieran de la cofradía un rato para descansar y volvieran después. Las tres, sin embargo, prefirieron quedarse.
Con la marcha "La Estrella Sublime", la Virgen de la Salud salió de la capilla y la cofradía del Domingo de Ramos no se quedó, como es habitual, en su casa, sino que el estandarte siguió acompañando a la Hermandad de San Gonzalo hasta el final de la procesión, como prueba de la excelente relación fraternal entre ambas corporaciones.
El paso de palio se detuvo junto al azulejo de la Virgen del Rocío en la fachada de la Iglesia de San Jacinto, y después continuó hacia el Barrio León con la marcha "Salve, Rocío de Triana". En lo que restaba de calle San Jacinto se notó un ritmo más acelerado en la procesión, con la Virgen de la Salud alternando las chicotás a tambor con otras en las que se escucharon marchas como "Madre y Señora", "Candelaria", "Azahar de San Gonzalo" y "Gloria de San Gonzalo", ésta al alcanzar la Plaza de San Martín de Porres.
En el tramo final de la procesión, que seguía contando con una gran cantidad de gente a su alrededor a pesar de la hora, aún pudieron escucharse las marchas "Pureza marinera" en Alvar Núñez, "Coronación" y "Mi Amargura" en Batán, y "Pasa la Virgen Macarena" para girar de Cristo del Soberano Poder a Clavel.










































Por fin, la Virgen de la Salud llegó a una Plaza de San Gonzalo muy distinta a la que abandonó, a plena luz, aunque con los mismos adornos, una semana antes. Y lo que también había es una gran presencia policial y de vallas, así como algunos trabajadores de seguridad privada absolutamente prescindibles dada la cantidad de policías que allí había para apartar personas de los alrededores del paso, ya que la consigna era dejar que al centro de la plaza accedieran únicamente el palio y la banda, así como los miembros del cortejo y los costaleros.
Desde Clavel hasta la plaza, la Virgen de la Salud llegó con el "Ave María" de Caccini interpretado por la Banda de Música Santa Ana. Después, ya cerca de la puerta, comenzó el giro de ciento ochenta grados del paso de palio antes de entrar, giro que hizo a los sones de "Madre del Soberano Coronada", que sonó en dos ocasiones.
Y, si siete días antes la primera marcha para la Virgen de la Salud fue su Salve, en el momento de la entrada no podía ser otra la que la despidiera en el final de esta larga salida extraordinaria. "Salve a Nuestra Señora de la Salud" sonó en los instrumentos de los músicos y en las emocionadas voces de los hermanos.
Después, el paso se detuvo ante la puerta, un hermano bajó las coronas que rematan las caídas frontal y trasera del palio, la Virgen de la Salud entró en San Gonzalo muy lentamente y la banda tocó el Himno de España.












Pasaban unos minutos de las cinco y media de la madrugada y, con una hora de retraso sobre el horario anunciado, la Hermandad de San Gonzalo cerraba uno de los más brillantes capítulos de su historia, que la providencia ha hecho coincidir precisamente con los setenta y cinco años tanto de la propia hermandad como de la parroquia en la que nació y en la que sigue enriqueciendo espiritualmente la vida de todo un barrio, el que está más allá de Triana.

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