martes, 20 de marzo de 2018
LA SOLEDAD JEREZANA OFRECIÓ SUS MANOS UNIDAS EL DOMINGO DE PASIÓN
La Iglesia de la Victoria de Jerez acogió el pasado Domingo de Pasión el besamanos a Nuestra Madre y Señora de la Soledad, que recibió a sus devotos sobre una tarima de madera colocada en el presbiterio del templo, además de estar elevada sobre una peana de madera dorada y policromada.
La Soledad jerezana ofrecía sus manos juntas, en las que sujeta un clavo, vestida con su manto procesional, la saya blanca de tisú que también suele lucir en las calles cada Viernes Santo y un fajín militar de color rojo con borlones dorados y tres entorchados. Asimismo, lucía la corona de salida. En el pecherín llevaba un broche y una cruz, y entre las manos tenía, además del clavo, un pañuelo.
Flanqueando a la dolorosa atribuida a José Fernández Pomar había dos ángeles mancebos de madera policromada. El de la izquierda portaba una corona de espinas, mientras que el de la derecha tenía un pañuelo y una de las flores que componían el exorno del altar del besamanos y que se repartían en diferentes jarras del paso de palio colocadas en distintos puntos. Dos de ellas estaban a cada lado de la Virgen, sobre mesas de madera dorada, otras dos sobre pies de base cuadrada de color rojo como los ángeles antes mencionados, y otras dos más pequeñas estaban sobre la mesa en la que se levantaba un altar presidido por el simpecado de la hermandad estrenado en 2014. Junto al simpecado había seis candeleros con cera blanca, tres a cada lado.
El camarín de la Virgen de la Soledad estaba tapado por un cortinaje de damasco rojo dispuesto a modo de dosel, con una gotera de madera tallada y dorada. Por último, hay que apuntar la presencia del estandarte corporativo en el lado derecho de todo el conjunto.
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