jueves, 19 de diciembre de 2019
ESPERANZA 2019: MACARENA
Ayer, día de la Expectación de la Virgen, concluyó el besamanos a María Santísima de la Esperanza Macarena, que desde el pasado sábado estuvo expuesta a la veneración de los miles de devotos que pasaron ante la imagen, situada en el presbiterio de la Basílica.
Para este besamanos, la priostía de la hermandad convirtió esta zona del templo en un gran salón real, habiendo colocado en el camarín un trono de reina rodeado por un gran pabellón real y una embocadura de madera dorada en lugar de la habitual de plata. Y ante el camarín, había una enorme escalinata cubierta parcialmente por una alfombra roja que llegaba hasta la cola del manto que vestía la Esperanza, y que era el de malla, el camaronero, obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda de 1900.
Por otra parte, llevaba la toca de sobremanto que confeccionó Francisco Carrera en 2008, basada en una antigua que tuvo la imagen, y la saya que Mariano Martín Santonja bordó el año pasado y que reproduce la que Rodríguez Ojeda realizó en 1914 y que se perdió en el incendio de San Gil en 1936. No faltaban su corona procesional, las esmeraldas en el pecherín y la Medalla de Sevilla, además de algunos broches y una cruz pectoral. Asimismo, en el fajín rojo con borlones dorados tenía un broche con el escudo de la Hermandad del Gran Poder y la pluma de oro regalada por Muñoz y Pabón.
En los laterales del presbiterio veíamos candeleros con cera blanca, jarras con orquídeas, astromelias, calas y rosas, dos pequeños doseles y cuatro tallas de ángeles mancebos, dos de ellos, los que habitualmente están en el retablo de la Virgen del Rosario, sujetando los borlones del cortinaje, y los otros dos con faroles.
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