La Iglesia de Santa Catalina acoge este fin de semana el solemne acto de veneración al Santísimo Cristo de la Exaltación, que ha sido ubicado para ello en la capilla sacramental del templo, un impresionante espacio barroco cuya construcción cumple este año su tercer centenario.
El montaje de este acto es tremendamente sencillo, probablemente porque al marco en el que se encuentra el crucificado no le hace falta nada más. El Cristo está en posición vertical y lleva las potencias de salida, como también son los de salida los casquetes de la cruz.
Un enorme cono de lirios morados, limonium y espinos, con cardos en la parte inferior, se sitúa a los pies del Cristo, tapando la estructura que lo sujeta. Rodeando al Señor por detrás hay cuatro altos blandones dorados con cirios morados. Y al fondo, ante el retablo de la Inmaculada Concepción, hay dos jarras del paso de palio de la Virgen de las Lágrimas con calas, leucadendron, antirrhinum, esparraguera, eucalipto y también espino. Además, tras cada jarra hay nueve candeleros también con cirios morados.
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