En las Cuaresmas normales, suele ser de los primeros pasos que un buen día aparecen por sus templos para ponernos nerviosos en la feliz espera. Y aunque no vaya a salir a las calles el próximo Sábado Santo, la Hermandad del Santo Entierro ha decidido sacar de sus dependencias el paso del Triunfo de la Cruz, más conocido popularmente como el de la Canina.
De esta forma, durante lo que resta de Cuaresma y durante toda la Semana Santa, quien entre en la Iglesia de San Gregorio se encontrará con este paso gótico (por el estilo artístico, no por lo que representa) en la cabecera de la nave de la Epístola, pared con pared con el Cristo Yacente.
No falta ni siquiera su clásico exorno floral a base de cardos y hojas verdes, aunque algún año ha llegado a salir incluso con rosas, como ocurrió en 2013, aquel Sábado Santo con siete cofradías en las calles (ver). Y antes de que alguien ponga el grito en el cielo (por las flores o por el hecho en sí de que la Canina esté a la vista en estas Cuaresma y Semana Santa sin cofradías), habrá que recordar que la protagonista del paso no es la muerte, representada en ese esqueleto tallado en 1693 por Antonio Cardoso de Quirós, sino la cruz que tiene detrás.
"Mors mortem superavit", la muerte venció a la muerte; la muerte de Jesús, su entrega por todos nosotros, nos dio la vida eterna. La presencia del paso de la Canina, y más en estos tiempos difíciles de pandemia, enfermedad y muerte, nos recuerda que aquí estamos de paso y que lo que nos espera es la salvación. Que no se asuste nadie. Pongan su mirada más en la cruz que en el esqueleto. Y si aprovechan y dejan un donativo en la urna colocada delante del paso, estarán colaborando con los más desfavorecidos.
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