Durante los pasados martes y miércoles, la Hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina celebró el acto de veneración a su imagen titular, que fue dispuesta para ello en el presbiterio alto de su capilla de la calle Amparo, sobre la peana de madera dorada en la que suele estar situada para este culto.
Vestía un manto de terciopelo verde bordado en oro perteneciente a la Virgen de la Sangre, de la Hermandad de la Vera-Cruz de Huévar del Aljarafe. También tenía puesta la saya de tisú rosa bordada en oro, una de las tres que se suelen alternar en su salida procesional. No faltaba la pelliza, cuajada de broches y medallas, y una toca de encaje sujeta con el sombrero dorado de flores que portaba y que tenía una tiara encima. Asimismo, llevaba un aro de estrellas, un cayado en la mano derecha y de la toca pendía la Medalla de la Ciudad que le fue impuesta el pasado 24 de junio.
Detrás, ante un dosel de madera dorada con gotera y fondo de color rojo, estaba la nueva imagen de San José bendecida el pasado domingo, obra de Pablo Gallardo Outerelo. Alrededor del santo había diversos candeleros con cirios de gas, rosas de color rosa y calas blancas, flores que veíamos en distintos puntos del montaje, bandejas de plata y jarras con flores de talco.
Toda la zona del presbiterio estaba forrada en damasco rojo y se colocaron dos mesas de madera dorada y cuatro columnas de fuste salomónico que sostenían candelabros, jarras de flores y otros enseres. Además, en la pared de la izquierda había una pintura de Fray Diego José de Cádiz y en la de la derecha una de Fray Isidoro de Sevilla, creador de la iconografía de la Divina Pastora.
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