La Hermandad de la Pura y Limpia celebró este año el acto de veneración a su imagen titular con una duración más larga de lo habitual, dado que, al no tener que presidir en la Catedral la vigilia de la Inmaculada como en años anteriores, se inició en la tarde del día 7 para después continuar durante todo el día 8.
Así, mientras la Virgen de los Reyes estaba en las calles en su salida extraordinaria (ver), en la capilla del Postigo del Aceite la Pura y Limpia se mostraba en veneración sobre su peana de salida y con los atributos de orfebrería, ráfaga y corona, con los que igualmente salió por el barrio del Arenal la tarde del día 6 (ver). Como ese día, sobre el pecho lucía la Medalla de la Ciudad, aunque eran distintos los pendientes que llevaba.
Junto a la Pura y Limpia se colocaron las mismas flores que llevó sobre su paso, nardos y rosas blancas, mientras que detrás había varios candeleros con cirios blancos. Finalmente, en la hornacina donde habitualmente recibe culto la imagen se colocó un espejo con un artístico marco de madera dorada que permitía observar su espalda.
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