La lluvia nos dejó este miércoles sin la que iba a ser la última salida procesional del año, la de la Virgen del Rocío del Salvador, que tenía previsto salir a eso de las nueve y media de la noche, tras la misa del tercer día del triduo en su honor.
Horas antes, sin embargo, la hermandad anunciaba que cancelaba la procesión porque la previsión meteorológica no permitía opción alguna. Por este motivo, después del triduo la Virgen, bajo su templete, fue bajada del altar de sus cultos para quedar expuesta a la veneración de todos sus devotos, lo que debía haber ocurrido tras la salida procesional.
Para el triduo, la Virgen del Rocío, vestida con manto y saya de tisú de color blanco, ambas prendas bordadas en oro, se encontraba entre un buen número de candeleros con cera blanca, mientras que en los extremos había unos candelabros plateados entre parejas de blandones de madera dorada.
El exorno floral estaba repartido en varias jarras y centros, y se componía de una variedad de especies y tonalidades. Finalmente, en los extremos de la estructura sobre la que se elevaba la Virgen del Rocío había varias bandejas de plata y en el lateral derecho se podía ver la cruz alzada entre ciriales.
Si la Virgen del Rocío, que cumple un siglo en la Iglesia del Salvador, hubiera salido a las calles, habría recorrido un itinerario diferente al habitual, ya que se habría dirigido hacia Álvarez Quintero y Entrecárceles buscando la plaza de San Francisco y la plaza Nueva, para regresar luego al Salvador por Granada, Sierpes y Sagasta; un recorrido por lugares más amplios que calles habituales como Cuna o Cerrajería.
Con este itinerario, pensado para reducir el riesgo de alta concentración de personas, la Virgen del Rocío habría llegado al Ayuntamiento, donde habría sido recibida por las autoridades municipales y donde la Unidad de Música del Cuartel General de la Fuerza Terrestre, la antigua Soria 9, habría interpretado diferentes composiciones vinculadas a la devoción rociera y villancicos.
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