El pasado lunes se celebró la festividad de Santa Lucía. Por este motivo, la hermandad letífica que la tiene como titular colocó a la imagen en el altar mayor de la Iglesia de Santa Catalina, presidiendo así el templo rodeada de candeleros con cera blanca y entre jarras con diversas flores también de color blanco, principalmente antirrhinum.
Debido a la pandemia no se pudo celebrar el tradicional besamanos de cada 13 de diciembre, por lo que la santa fue ubicada lejos de los devotos (mucho más incluso que cuando está en su altar habitual). Lucía una aureola en la cabeza y sujetaba los elementos iconográficos que le son propios: la palma del martirio, la espada y la bandeja con los dos ojos.
Además, detrás de la imagen de Santa Lucía se situó una talla del Niño Jesús entre dos faroles de plata. En este sentido, hay que apuntar que el montaje se estructuraba en tres alturas distintas, dado que la santa estaba directamente sobre el presbiterio alto; en una segunda altura, sobre una estructura cubierta de una tela roja, estaban la mayoría de los candeleros; y en la tercera es donde se encontraba el Niño Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario