sábado, 16 de marzo de 2024

EL CRISTO DE LA EXALTACIÓN VISITA LA CENA, SAN ROMÁN Y LA MORTAJA


La Hermandad de la Exaltación ha celebrado la noche de este viernes el vía crucis por las calles de la feligresía con su crucificado llevado en andas por un breve itinerario, que fue en esencia una vuelta a la manzana, pero que llevó al Cristo a visitar tres templos: Los Terceros, San Román y el antiguo Convento de la Paz.
A las ocho comenzó este culto externo rezándose las dos primeras estaciones del vía crucis en el interior de la Iglesia de Santa Catalina; la primera con el Cristo dentro de la capilla de la hermandad y la segunda ante el altar mayor.
Enseguida salió al exterior siguiendo a un cortejo encabezado por cruz alzada entre ciriales, varias parejas de hermanos con cirios, el estandarte corporativo, un trío de música de capilla de la Banda Municipal de Arahal y el cuerpo de acólitos con seis ciriales.
Nada más salir a la calle, el Cristo de la Exaltación, que llevaba potencias, casquillos de la cruz e INRI de plata, y mantenía una posición muy elevada en las andas, se detuvo para el rezo de la tercera estación.












Por la calle Capataz Manuel Santiago, el Cristo de la Exaltación continuó hacia la plaza de los Terceros, donde se rezó la cuarta estación, siempre con el párroco de San Román y Santa Catalina, Francisco José Blanc Castán, detrás de las andas.
En esta zona, el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, llevó las andas durante algunos metros. Habría que preguntarse aquí, y esto vale para los políticos de cualquier color, hasta qué punto las cofradías deben permitir esta especie de intromisión en un culto ordinario. Y es que, si lo hacen por devoción o por fe, pues bueno. Pero la presencia de personal de prensa revoloteando alrededor del mandamás para hacer fotos y subirlas a las redes sociales hace pensar más en el postureo que en la devoción, aunque lo cierto es que ambas opciones no son excluyentes.
La quinta estación del vía crucis tuvo como escenario la Iglesia de los Terceros, donde recibió al Cristo de la Exaltación la Hermandad de la Cena con su estandarte corporativo.










A continuación, el Cristo siguió por el primer tramo de la calle Sol, deteniéndose hacia la mitad para el rezo de la sexta estación, y luego salió a la plaza de San Román para, tras un relevo de los hermanos que llevaban las andas, volverse ante la parroquia, punto en el que se llegó a la mitad del vía crucis con la séptima estación.
El Cristo de la Exaltación acababa, por tanto, de pasar por la iglesia desde la que salió cada Jueves Santo durante los años de cierre de Santa Catalina y por la iglesia en la que la hermandad tuvo que residir provisionalmente.























Desde San Román, el Cristo de la Exaltación continuó su camino por Peñuelas, donde se rezaron la octava y la novena estación del vía crucis, siguiendo luego a Bustos Tavera, donde la Hermandad de la Mortaja lo esperaba en la puerta del antiguo Convento de la Paz. Ante su puerta y ante el estandarte corporativo de la cofradía del Viernes Santo se rezó la décima estación.













En la misma esquina de Bustos Tavera con la plaza de los Terceros volvió a detenerse el crucificado para la undécima estación del vía crucis. Y desde ahí, sólo tuvo que regresar por Capataz Manuel Santiago a Santa Catalina. Como ocurrió a la salida, se rezó una estación en la misma puerta; en este caso la duodécima.














Finalmente, el Cristo entró de nuevo en Santa Catalina, donde se dirigió como al principio al altar mayor, donde se produjo la lectura y los rezos de la penúltima estación, y a continuación fue llevado a la capilla de la hermandad, donde todo había empezado, para finalizar este vía crucis con la última estación, con la reflexión final y con las oraciones por los hermanos difuntos pocos minutos antes de las diez de la noche.






La próxima vez que el Cristo de la Exaltación salga a las calles lo hará sobre su paso procesional y será ya Jueves Santo. Para ello faltan tan sólo doce días.

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