Este miércoles ha vuelto a la Capilla del Baratillo la imagen de Nuestra Señora de la Piedad, después de poco más de tres meses de ausencia debido a la restauración que durante este tiempo ha practicado sobre la dolorosa Juan Manuel Miñarro en su taller.
La Piedad baratillera, con el Cristo de la Misericordia en su regazo, ha sido expuesta a la veneración de los fieles en el presbiterio del pequeño templo del Arenal, a los pies de su camarín, donde se encuentra, como el día de su despedida (ver), la cruz de guía de la hermandad.
Fue el pasado 29 de junio cuando tuvo lugar una misa de despedida de la talla y hoy, 5 de octubre, ha vuelto a casa dejando ver el resultado de una importante limpieza de la policromía, que resultaba más que necesaria. Aunque Miñarro ha sustituido también el sistema de articulaciones de la imagen, es la limpieza lo que llama la atención al contemplar de cerca el rostro y las manos de la Virgen de la Piedad, que ha recuperado en su policromía matices desaparecidos, sobre todo relativos a las mejillas, los ojos, los labios o el cuello, quizá la parte que más suciedad presentaba.
Y como una imagen vale más que mil palabras, lo mejor es ver el antes y el después de esta restauración:
Por lo demás, para mostrarse ante los cofrades y devotos, la Virgen de la Piedad viste manto azul y saya burdeos, ambos bordados en oro, una diadema dorada que no es la procesional, un puñal en el pecherín y un broche. Se encuentra sobre la peana de madera de color verde con partes doradas y tiene a sus pies un centro de claveles rojos, las mismas flores que vemos detrás, en el banco del altar, en sencillas jarras plateadas. Finalmente, hay que señalar que flanquean a la cruz de guía dos faroles dorados y delante hay seis candeleros con cirios blancos.
La Virgen de la Piedad permanecerá a la contemplación de los fieles durante el jueves y el viernes, en horario de 11 a 13 y de 18 a 21 horas.
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