A diez días de la salida extraordinaria de María Santísima de la O como cierre a los actos de celebración del 450 aniversario fundacional de su hermandad, el paso de palio espera ya, casi montado al completo, en el presbiterio de la parroquia.
A falta únicamente de la subida de la dolorosa, así como la colocación de la candelería y, obviamente, de las flores, la presencia del paso de palio en el templo nos invita a pensar en la inminencia de un Viernes Santo que no será tal, sino un último sábado de octubre, que nos regalará una esperada jornada cofradiera junto a la Virgen que tallara Antonio Castillo Lastrucci en 1937.
El paso está ante el retablo principal del templo, que se encuentra oculto por un gran cortinaje rojo. La Virgen de la O, que preside esta parroquia trianera a la que da nombre, ha sido trasladada a la Capilla Sacramental, junto a Nuestro Padre Jesús Nazareno, hasta que llegue el momento de su subida al paso.
Todo ello ha obligado a reorientar de manera provisional el templo, de manera que la mesa del altar está delante de la Capilla Sacramental, y todos los bancos han sido girados para mirar precisamente a ese lado, hacia la nave de la Epístola.
Además, hay que indicar la presencia en los arcos de la parroquia de colgaduras con las antífonas de Adviento, que son el origen de la advocación de la Virgen de la O. De hecho, la O con la que empieza cada antífona está representada en estas colgaduras con el propio escudo de la hermandad, que cuenta en el centro con esa letra como motivo principal, alrededor del cual se ubican el resto de componentes de la heráldica de la corporación.
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