La Hermandad de Nuestra Señora de Araceli celebra, como cada año coincidiendo con el aniversario de su bendición, el besamanos a su imagen titular, que tallara Antonio Castillo Lastrucci y que se bendijo el 12 de octubre de 1944. Por este motivo, es en esta fecha y en su víspera cuando tiene lugar el besamanos anual a la Virgen de Araceli, devoción traída a Sevilla por vecinos de la localidad cordobesa de Lucena residentes en la capital hispalense.
Así, este martes ha comenzado en la Parroquia de San Andrés este culto, para el que la Virgen ha sido ubicada en el presbiterio del templo, sobre una fina peana de plata y vestida con su manto de salida, así como la saya de tisú bordada en oro estrenada este año en su salida procesional, que resultó deslucida a causa de la lluvia.
Lleva también en este besamanos la corona procesional, como igualmente hace el Niño Jesús, la ráfaga y la media luna. En cuanto al rostrillo, el que luce estos días es uno de orfebrería, que no es el que sacó este año en su salida, sino en 2014 y 2015.
La Virgen de Araceli sujeta con su mano derecha, la que da a besar a los devotos, un rosario, mientras que en el pecherín tiene una cruz pectoral, un collar de doble vuelta y un alfiler con su advocación. El Niño Jesús, por su parte, lleva la bola del mundo en su mano izquierda y diversas medallas.
Flanquean a la Virgen de Araceli dos ángeles mancebos portando sendos faroles y dos jarras de plata con varias especies de flores blancas, las mismas que, sumando gladiolos al conjunto, vemos detrás, colocadas sobre sendas columnas de madera tallada, dorada y policromada.
Completan el montaje varios blandones y candeleros con cera blanca repartidos por el altar, dos ángeles situados en el suelo, a cada lado de la mesa, la reliquia de San Francisco de Asís ante un pequeño dosel de damasco rojo y galones dorados sobre dicha mesa, y junto a la reliquia, dos jarras doradas con flores de talco y dos candelabros plateados con velas blancas.
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