El Santísimo Cristo de la Conversión y Nuestra Señora de Montserrat fueron trasladados anoche desde la Parroquia de la Magdalena, donde se encontraban desde mayo, hasta su capilla, una vez finalizadas las obras de ampliación de la casa hermandad situada junto al templo, que ahora cuenta además con un ascensor para facilitar el acceso de las personas con movilidad reducida a estas dependencias.
A las nueve y media de la noche, tras la celebración del segundo día del triduo a la Inmaculada organizado por la Hermandad Sacramental de la Magdalena, comenzó este traslado, aunque previamente y con carácter privado ya fueron llevadas hasta la Capilla de Montserrat las imágenes de los dos ladrones, San Juan Evangelista y la Magdalena, que también han estado durante estos meses en la parroquia (ver).
La cruz alzada entre ciriales encabezaba el cortejo, formado por varias parejas de hermanos con cirios blancos. Iba en primer lugar, llevado a hombros por sus hermanos, el Cristo de la Conversión, y detrás más hermanos con cirios y la Virgen de Montserrat sobre unas andas y vestida con manto celeste y saya blanca con motivo de la próxima festividad de la Inmaculada.
Ambos titulares eran guiados por sus respectivos capataces y también contaban con exorno floral. Así, el crucificado tenía en la base de la cruz lirios morados, claveles rojos y otras especies de estas tonalidades, mientras que la dolorosa tenía rosas blancas, y además estaba iluminada por dos de los candelabros de los costeros del paso de misterio de la cofradía.
Una vez en el interior de la capilla, el Cristo de la Conversión fue colocado en el lado izquierdo, mientras que la Virgen se situó en el derecho, junto a la imagen de Santa María Magdalena. El párroco de la Magdalena, Francisco Román, que cerraba el cortejo de este traslado de apenas quince minutos de duración, dirigió las oraciones finales a los titulares.
Posteriormente, ya a puerta cerrada, las imágenes se colocaron en sus respectivos lugares en el altar mayor y se preparó la capilla para que sea reabierta con total normalidad después de cinco meses y medio de cierre.
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