El pasado 8 de diciembre, con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción, tuvo lugar en la Iglesia de San Martín el besamanos a Nuestra Señora de Guía, de la Hermandad de la Lanzada, que se presentó a los fieles en la capilla sacramental del templo sobre una sencilla peana de madera dorada y ante el Santísimo Cristo de la Lanzada, recientemente restaurado, que presidía su altar de culto habitual entre dos tallas de ángeles mancebos que portaban faroles.
La Virgen de Guía estaba vestida con un manto de camarín de terciopelo burdeos liso, saya blanca bordada en oro, fajín hebraico y tocado de encaje. Contaba con su diadema de salida, así como un puñal, un alfiler con su advocación y otro con el emblema mercedario en el pecherín, y un rosario en cada mano, siendo la derecha la que daba a besar.
Flanqueaban a la dolorosa dos pies de madera dorada y base cuadrada que sujetaban sendos candelabros plateados con cinco velas blancas cada uno. Asimismo, delante y detrás de la imagen se colocaron cuatro jarras del paso de palio de la Virgen del Buen Fin con claveles blancos dispuestos de forma cónica.
Finalmente, al fondo había cuatro blandones dorados, además de seis candeleros dorados junto al Cristo de la Lanzada.
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