La Divina Pastora del Convento de Capuchinos celebra la Epifanía expuesta a la veneración en el presbiterio del templo conventual; un culto que ha comenzado este miércoles y que se extenderá a lo largo de toda la jornada de mañana, jueves.
Sentada sobre un trono y elevada en la antigua peana procesional de la dolorosa de la Hiniesta, la Pastora de Capuchinos se presenta vestida con un manto raso celeste y una saya del mismo tejido, pero de color verde con bordados en oro de estilo neogótico. Sobre la cabeza tiene la toca de encaje regalada a la imagen en mayo del año pasado con motivo del centenario de la coronación que llevó a cabo el obispo de Ostracine, acto al que el Cardenal Carlos Amigo le dio el rango de Coronación Canónica en 2004.
Precisamente, luce la corona de plata sobredorada que se le impuso en 1921, así como el aro de estrellas y el cayado, que sujeta con la mano izquierda, donde también tiene varias flores, mientras que con la derecha acuna al Niño Jesús. Sobre la pelliza tiene varias joyas, destacando en el centro la Medalla de la Ciudad de Sevilla. Acompañan a la Pastora dos corderos, uno a cada lado sobre la misma peana.
El retablo mayor del templo de Capuchinos está cubierto por un cortinaje de damasco rojo, y ante él hay un dosel de madera dorada que se encontraba en desuso desde los años cincuenta del siglo pasado y que ha sido restaurado recientemente. Del cortinaje cuelgan tres pinturas alusivas a la advocación pastoreña.
Junto a la Divina Pastora vemos cuatro candeleros plateados con cirios blancos y dos pies de madera dorada que sostienen sendas jarras con diversas especies florales de color blanco que también vemos en un friso sobre el último escalón del presbiterio. Más atrás hay dos mesas de madera dorada con un candelabro plateado y dos bandejas cada una. Y en los extremos se han colocado unos estípites de madera con jarrones, todo ello con decoración pictórica de apariencia marmórea. Finalmente, en el lado izquierdo del presbiterio bajo está el estandarte corporativo, y en el derecho una cruz alzada.
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