jueves, 3 de octubre de 2019
LA VIRGEN DEL DULCE NOMBRE VISITÓ AL GRAN PODER DURANTE SU ROSARIO
Los cultos que la Hermandad de la Bofetá dedica cada año a María Santísima del Dulce Nombre finalizaron este domingo con el rosario público que presidió la dolorosa durante su traslado al Convento de la Asunción de religiosas mercedarias.
Este año, durante este culto se vivió un momento histórico, dado que por primera vez, la imagen de la Virgen del Dulce Nombre visitó la Basílica del Gran Poder antes de comenzar el rezo del rosario y el recorrido hacia el convento mercedario.
Efectivamente, nada más salir de la Parroquia de San Lorenzo a las diez y media de la mañana, el cortejo, formado por cruz alzada entre ciriales, hermanos con cirios blancos, estandarte corporativo, presidencia y cuerpo de acólitos, giró a su izquierda en dirección al templo del Señor de Sevilla, que esperaba a la dolorosa con las puertas abiertas de par en par y con una representación de la corporación de la Madrugá con su estandarte.
La Virgen del Dulce Nombre vestía manto de camarín de terciopelo azul bordado en oro y sedas por Sobrinos de Caro en 1998 y la saya conocida como la del gato, de terciopelo burdeos bordado en oro y restaurada por José Antonio Grande de León en 2013, con bordados originales atribuidos al taller de Olmo. Asimismo, llevaba la toca de sobremanto de las Hijas de la Caridad de Cádiz, de 1957, y la corona procesional, de plata de ley dorada de Joyería Dalmás (1926), restaurada por Fernando Marmolejo en 1998.
Tras entrar en la Basílica del Gran Poder, la dolorosa de Antonio Castillo Lastrucci se dirigió, llevada en andas por sus hermanos, hasta el presbiterio, donde quedó detenida mirando hacia el altar que preside desde su camarín el Señor del Gran Poder. El párroco de San Lorenzo, Francisco de los Reyes Rodríguez, dirigió unas oraciones por ambas hermandades y como inicio del Santo Rosario.
Tras esta histórica visita del Dulce Nombre al Gran Poder, dos hermandades muy relacionadas por compartir parroquia y porque la capilla que la primera ocupa en ella es propiedad de la segunda, los hermanos Gallego, capataces de la cofradía del Martes Santo, mandaron a los hermanos que portaban las andas que se dieran la vuelta para encaminarse hacia la puerta, momento en que se rezó el primero de los misterios gloriosos del rosario, la Resurrección del Señor.
La Virgen del Dulce Nombre salió de nuevo a la Plaza de San Lorenzo y a continuación, entre los nardos y los claveles blancos que adornaban las andas, a los que se sumaron los claveles rosas ofrendados por la Hermandad del Gran Poder, tomó la calle Juan Rabadán, en cuyo inicio se rezó el segundo misterio, la Ascensión.
De Juan Rabadán, la Virgen del Dulce Nombre giró a su derecha a la calle Teodosio. A lo largo de ésta, tendrían lugar los rezos del resto de los misterios gloriosos del rosario, como son la Venida del Espíritu Santo, la Asunción y la Coronación de la Virgen como Reina de Cielos y Tierra.
Finalmente, la Virgen del Dulce Nombre alcanzó la calle Guadalquivir, en la que se encuentra la puerta de acceso a la capilla del convento mercedario, cerrándose el rezo del rosario con las letanías. Los hermanos introdujeron las andas hasta el espacio previo a la capilla y se detuvieron antes de entrar en el propio templo del convento.
No sin cierta dificultad por los escalones que había que bajar y la poca altura de la puerta, la Virgen del Dulce Nombre entró definitivamente en la capilla conventual y por el pasillo central entre los bancos avanzó hasta el lado derecho del presbiterio, teniendo por el camino que sortear una lámpara que cuelga del techo.
Una vez en el convento al que la Virgen del Dulce Nombre visita cada año a finales de septiembre, se celebró la Eucaristía, tras la cual se produjo el regreso a San Lorenzo, donde entró a eso de la una del mediodía, bastante más tarde que en años anteriores, ya que este año el rosario ha comenzado una hora y tres cuartos después de lo habitual.
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