jueves, 24 de octubre de 2019
EL ROSARIO DE SAN JULIÁN VIO RECORTADA SU SALIDA POR LA LLUVIA
La Hermandad del Rosario de San Julián vivió este domingo su salida procesional, que se vio afectada por una lluvia que nadie esperaba y que obligó a la cofradía primero a buscar refugio y después a regresar antes de tiempo y por el camino más corto a su casa.
Efectivamente, después de una radiante mañana en la que procesionó desde San Roque la Virgen de la Sierra (ver), el cielo fue cambiando de color con la presencia de algunas nubes que, en cualquier caso, no hacían presagiar la aparición de la lluvia. Así, la cofradía letífica de San Julián emprendió su camino antes incluso de que dieran las siete menos cuarto de la tarde, hora anunciada para la salida.
Las puertas de la parroquia se abrieron y la hermandad empezó a salir para pisar unas primeras calles del recorrido marcadas por las obras que el Ayuntamiento está llevando a cabo en la zona. De hecho, el cortejo no tenía más opción que girar a la izquierda, dado que desde el templo y hacia la Puerta de Córdoba las vallas delimitaban un espacio donde no había ni siquiera adoquinado, con el suelo abierto en algunos puntos.
No es que el camino por Duque Cornejo hasta Moravia estuviera mucho mejor. Había también vallas y también algún tramo sin adoquines. Tanto es así, que para facilitar la salida de la cofradía se colocó grava a la altura de la puerta ojival con una pequeña rampa hacia la izquierda. Varios costaleros lo comentaban y protestaban antes de la salida por esta "solución" que no era en absoluto de su agrado.
En este sentido, cabe indicar que quizá la hermandad podría haber retrasado su salida al menos en una semana para dar tiempo al Ayuntamiento a completar la colocación de los adoquines desde la puerta hasta Moravia. Habría coincidido en la calle con el Rosario de la Macarena, pero eso también ocurrió el año pasado (ver y ver).
Así las cosas, el cortejo salió a esa zona provisional de grava encabezado por la cruz de guía dorada entre ciriales, aunque por delante iba la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol. Detrás de la cruz iban el banderín concepcionista, el guión del Rosario, el simpecado, el libro de reglas y las representaciones con estandarte de las hermandades de la Anunciación de Juan XXIII, el Carmen de San Leandro, el Carmen de San Gil, el Carmen de Calatrava, San Hermenegildo, la Resurrección y la Hiniesta. Después veíamos el propio estandarte del Rosario de San Julián, la presidencia y los acólitos con cruz alzada y cuatro ciriales.
La Banda de Música Maestro Dueñas de El Puerto de Santa María volvió a ser la encargada de acompañar a la Virgen del Rosario de San Julián. Sus integrantes, ante las dificultades de espacio en la calle por las obras, estaban dentro del templo y salieron de él detrás del paso, que desde el presbiterio alcanzó la puerta ojival mientras los músicos interpretaban "Pasa la Virgen Macarena".
El final de la marcha coincidió con la llegada del paso a la puerta, pero antes de salir, los capataces, José Manuel Díaz Rodríguez y Rafael García Gamero, mandaron que se parara. A continuación, se produjo la salida, momento en que la banda tocó el Himno de España, seguido después por la marcha "Rosario de San Julián".
La Virgen vistió para esta salida completamente de blanco, con manto y saya de tisú bordados en oro. Además, estrenaba en la calle una toca donada por un grupo de hermanos, bordada en hojilla de oro sobre tul y que ha sido adquirida en un anticuario y restaurada por José Antonio Grande de León. En cuanto al exorno floral, se componía fundamentalmente de rosas de diferentes tonalidades, además de nardos, margaritas y otras especies.
Con su marcha, la Virgen del Rosario recorrió brevísimos tramos de San Julián y Duque Cornejo para después seguir por Moravia a los sones de "Aniversario Macareno" hasta el inicio de Pasaje Mallol.
Por Pasaje Mallol, se pudieron escuchar tras el paso las marchas "Siempre la Esperanza" y "La Caridad del Arenal", ésta última con la Virgen discurriendo junto a más vallas, como las que había también debido a las obras en un edificio de esta calle.
Después, el paso salió a la calle Santa Paula con "Virgen de la Estrella" y alcanzó el Convento de las Siervas de María, que cantaron a la Virgen del Rosario la Salve. Instantes más tarde, el paso continuó con la marcha "Rocío" su camino por la parte más estrecha de la calle, encajonado entre dos conventos, el ya mencionado de las Siervas de María y el de Santa Paula.
A la altura de una ventana, la Virgen del Rosario se detuvo. Tras ella, sin dejarse ver desde la calle, estaban las religiosas jerónimas de Santa Paula, que aplaudieron al ver a la Virgen y le cantaron una versión muy bella del Ave María.
Seguidamente, el paso se levantó a pulso con dedicatoria previa a las religiosas y la banda comenzó a tocar "Pasan los campanilleros". Durante la interpretación de la popular marcha, los costaleros dieron varios pasos hacia atrás y hacia adelante, prolongando así el tiempo en que las monjas pudieron ver a la Virgen que cada mes de mayo las visita en la mañana de un domingo con el rezo del rosario.
Desde Santa Paula, la Virgen del Rosario de San Julián salió a la calle Enladrillada mientras la Banda del Maestro Dueñas interpretaba "La Estrella Sublime", seguida después por "La sangre y la gloria" y "Cristo de Vera-Cruz". Y de Enladrillada, giró más adelante a la calle Socorro sin dirigirse en primer lugar a la puerta de San Román, como sí hizo años atrás cuando, con Santa Catalina aún cerrada, las hermandades de la Exaltación, el Carmen de Santa Catalina y Santa Lucía salían a recibirla en la puerta.
Por la calle Socorro se marchó la Virgen del Rosario a los sones de "Coronación de la Macarena", cuando prácticamente había anochecido.
Nadie la esperaba y llegó. Unas gotas comenzaron a caer; al principio débiles y después en forma de lluvia inoportuna que puso nerviosos a los cofrades. La cofradía de San Julián no tuvo complicado encontrar refugio, ya que en su itinerario estaba la cercana calle Siete Dolores de Nuestra Señora, con parada ante la Hermandad de los Servitas.
Así, la cofradía del Sábado Santo acogió a la Virgen del Rosario, que se quedó en su interior hasta que el tiempo permitió regresar a San Julián por el itinerario más breve posible, que fue el mismo que ya había recorrido a la inversa, por Pasaje Mallol, Moravia, Duque Cornejo y San Julián, dejando para otro año los callejones de Hiniesta, Lira y Juzgado, demasiado estrechos para correr en caso de más chaparrones inesperados.
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Si se hubiera atrasaso la salida, hubiera estado todo igual, la obra acabara en Diciembre y hastavesa fecha no se adoquinara para no estropearlo el suelo con los caminones
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