jueves, 25 de octubre de 2018

LA VIRGEN DEL ROSARIO DE SAN JULIÁN VISITÓ SANTA MARINA DURANTE SU SALIDA


La Hermandad del Rosario de San Julián celebró este domingo su salida procesional, poniendo con ella fin a los cultos anuales de cada mes de octubre a su Virgen titular, que recorrió la feligresía por un itinerario distinto al de años anteriores.
Todo comenzó a eso de las siete menos cuarto de la tarde, cuando las puertas de la parroquia se abrían para dejar salir al cortejo, al que a cierta distancia abría paso la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol. La cruz de guía de madera dorada entre ciriales iba delante, seguida del guión de la Virgen del Rosario, el simpecado, el banderín concepcionista y las representaciones de las hermandades del Carmen de Calatrava, San Hermenegildo y la Hiniesta. Finalmente, antes de la presidencia y el cuerpo de acólitos, iba el propio estandarte corporativo del Rosario de San Julián.





Para la salida procesional de este año, la Virgen del Rosario ha llevado su manto azul y saya blanca de tisú, ambas piezas bordadas en oro. José Manuel Díaz y Rafael García Gamero fueron los encargados de guiar el paso, que estrenaba la restauración y limpieza del dorado de la peana y la adición en ésta de guirnaldas talladas y policromadas, todo ello obra del taller de Sobrino de Antonio Díaz. También era nueva la parihuela, de José Hernández Barragán, mientras que Ana Cerrejón Lozano ha restaurado, enriquecido y dorado el rosario de coral que la Virgen y el Niño sujetaban en sus manos.
Tras recorrer las calles más cercanas a San Julián, como Moravia, Juzgado, Plaza del Pelícano o San Hermenegildo, la Virgen del Rosario buscó la calle San Luis por Macasta, Sorda, Fray Diego de Cádiz y Plaza del Pumarejo. Desde ahí, y con el acompañamiento musical de la Banda de Música Maestro Dueñas, de El Puerto de Santa María, la Virgen fue al encuentro de la Iglesia de Santa Marina, en cuya puerta fue recibida por una representación con estandarte corporativo de la Hermandad de la Resurrección.
Hasta la puerta ojival del antiguo templo mudéjar llegó la Virgen del Rosario con la marcha "Aurora de Santa Marina". Después se detuvo en la misma puerta mirando hacia el Señor Resucitado y los cofrades de esta hermandad cantaron la Salve.
Posteriormente, tras una levantá a pulso por la Hermandad de la Resurrección, la Virgen del Rosario comenzó a alejarse a los sones de "Triunfal", seguida posteriormente por "Esperanza Macarena".


















Ya en la calle Padre Manjón, sonó para la Virgen del Rosario la marcha "El Cachorro. Saeta sevillana", con la que el paso fue avanzando lentamente mientras se multiplicaba el número de personas que acompañaban a la cofradía en el tramo final de su recorrido, muchas de ellas procedentes de la Basílica de la Macarena, donde acababa de entrar la Virgen del Santo Rosario, que coincidió este año saliendo en la misma jornada (ver).
Después de un relevo de costaleros, la Banda Maestro Dueñas tocó "La Virgen de Sevilla", tras la que el paso se paró antes de sortear las ramas de un árbol que asomaba desde el patio del colegio ubicado en esta zona. Los costaleros tuvieron que arrastrar el paso sin llegar a levantarlo, lo que generó inquietud en algún miembro de la hermandad, que dijo temer por los zancos de la parihuela recién estrenada.
Desde Padre Manjón, la Virgen del Rosario giró a la calle Bordador Rodríguez Ojeda a lo sones de "Cristo de Vera-Cruz", a la que siguió después "Procesión de Semana Santa en Sevilla" antes del giro a Duque Cornejo con "María Santísima del Dulce Nombre". Unos turistas de habla francesa no perdían detalle de lo que ocurría y, como suele ser habitual y alguna vez ya hemos comentado, prestaban casi más atención a los pies de los costaleros que al paso en sí y a la imagen de la Virgen.
Poco después, la banda interpretó "Coronación de la Macarena" y "Pasan los campanilleros", haciendo coincidir ésta con una petalada que cayó desde un edificio, obligando después a encender los candelabros apagados al hermano encargado de esta misión.



















Llegando ya a San Julián, sonó para la Virgen del Rosario el "Himno de Coronación de la Esperanza", bonita composición dedicada a la Virgen de la Esperanza de Málaga de interpretación nada frecuente en Sevilla.
Con ella llegó el paso desde el final de Duque Cornejo hasta la altura del retablo cerámico del Cristo de la Buena Muerte de la Hiniesta. Después, sonó "Pasa la Virgen Macarena", con la que el paso alcanzó la puerta y fue girando para entrar mirando hacia el Convento de San Cayetano, donde hay una gran fotografía de la Virgen del Rosario y cuya campana quiso unirse a los últimos instantes de la procesión.
La marcha de Gámez Laserna se interpretó entera (aunque acortando como es habitual en muchas bandas la parte previa al trío final), pero se volvió a iniciar al no haber completado el paso el giro necesario. Seguidamente, los costaleros se dieron la vuelta bajo las trabajaderas e instantes después el capataz llamó y comenzaron a entrar en San Julián, momento en que la Banda Maestro Dueñas cerró su labor con la interpretación del Himno de España.














Ya en el interior del templo, el paso fue conducido hasta el presbiterio y, tras una breve parada mirando hacia el Cristo de la Buena Muerte, se colocó delante del altar de la Hermandad del Rosario, en la cabecera de la nave del Evangelio.





Unos minutos antes de las once y cuarto de la noche, el párroco de San Julián, Fernando García Álvarez de Rementería, ponía el punto final a la procesión de la Virgen del Rosario dirigiendo el rezo de la Salve.

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