miércoles, 17 de octubre de 2018

SOLEDAD. 150 AÑOS DE SAN MIGUEL A SAN LORENZO


Tras las exposiciones de las hermandades de Pasión (ver) y el Amor (ver), el Ayuntamiento de Sevilla acoge hasta este viernes "Soledad. 150 años de San Miguel a San Lorenzo", una muestra enmarcada en los actos que la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo está desarrollando para celebrar el sesquicentenario de su llegada a su actual sede canónica, a la que arribó procedente de la tristemente desaparecida Parroquia de San Miguel, destruida en 1868 en la llamada Revolución Gloriosa, que poco tuvo de gloriosa para el patrimonio.
La exposición que estos días permanece abierta en la Casa Consistorial, para la que se accede por la Plaza Nueva, está dividida en un total de siete salas. La primera de ellas ocupa el Patio Mayor del Ayuntamiento y se titula "Historia soleana", ya que muestra un somero acercamiento a la trayectoria histórica de la hermandad.
Lo primero que encontramos al acceder a la sala es una fotografía de gran tamaño de la Virgen de la Soledad, flanqueada por un ejemplar de la nómina oficial de cofradías que hicieron estación de penitencia en la Semana Santa de 1868, última en que la Soledad salió de San Miguel, y otro de 1869, donde la cofradía ya se encuentra en San Lorenzo.




A continuación, un panel cuenta la historia de la hermandad, que surgió en 1549 en el Monasterio de Santo Domingo de la Calzada, aprobándose sus primeras reglas en 1557. Pocos años después, en 1561, llega al barrio de San Lorenzo, al Convento de Santiago de la Espada, pasando luego, en 1569, al Convento Casa Grande del Carmen (actual Conservatorio de Música), donde construyó una capilla propia de gran tamaño.
En el Carmen alcanzaría gran esplendor la Hermandad de la Soledad, atrayendo a hermanos procedentes de la aristocracia y de la Real Maestranza de Caballería, con la que aún hoy mantiene una estrecha relación. Además, crea un arquetipo de cofradía soleana después imitada por numerosos municipios de la provincia de Sevilla y de fuera, implantando las ceremonias del Descendimiento de Cristo y celebrando procesiones de gloria el Domingo de Resurrección; características ambas inexistentes en la cofradía sevillana desde que las perdiera en el siglo XVII.
En 1810, durante la invasión francesa, es ocupado el Convento del Carmen y derribada la capilla de la hermandad, pasando entonces a la Parroquia de San Miguel, templo que, como queda dicho, tuvo que abandonar en 1868, pasando entonces a San Lorenzo. Lo que no ha cambiado desde los orígenes de la hermandad es la imagen titular, considerada la dolorosa más antigua de la Semana Santa y cuyo autor es desconocido.
Los cambios de sede de la hermandad quedan reflejados en la exposición a través de un mapa que se puede ver en un panel de esta primera sala.


Las curiosidades de la vida hicieron que hace unos años apareciera el ejemplar original de las reglas de la hermandad de 1557 en la Universidad de Villanova de Filadelfia (Estados Unidos). Una copia se encontró en Lima (Perú), que se utilizó como las reglas propias de la Hermandad de la Soledad de dicha ciudad. Y recientemente, en el archivo municipal de Coria del Río ha aparecido una copia de la primera página de estas reglas, que puede verse en la exposición.


Al no conservarse en la actualidad, resulta llamativa una maqueta que reproduce la capilla que poseyó la hermandad en la Casa Grande del Carmen y que contaba con una puerta independiente en la actual calle Goles. La maqueta reproduce la capilla tanto por fuera como por dentro, con el altar de la Soledad y las pinturas que decoraban las paredes. Sobre ella, vemos la planimetría y las fotos de algunos de los poquísimos restos que se conocen. Todo ello ha sido un trabajo conjunto de José Ramón Rodríguez Marín, Ramón Cañizares Japón, Curro Petit Gancedo, Antonio Daniel Comas Pérez y Rafael Morón Delgado.







En relación a la capilla, se muestran en la exposición dos bulas del Papa Gregorio XIII; una de ellas concede indulgencias a quienes visiten la capilla (abril de 1579), y la otra confirma la cesión a la hermandad del solar donde se había construido (diciembre de 1584).



Otro documento relacionado con la capilla es el de la agregación de ésta a la Basílica de San Juan de Letrán, de Roma. Dicho documento está fechado el 5 de junio de 1594, durante el pontificado del Papa Clemente VIII.


Esta primera sala también dedica un espacio a la túnica de los nazarenos de la hermandad de la Soledad, la que cierra la Semana Santa de Sevilla desde 1567. Ya entonces los cofrades de la Soledad vestían prácticamente como en la actualidad, puesto que según el abad Gordillo, lo hacían con "túnicas bastas de lienzo blanco y escapularios negros". En la muestra vemos dos de las fotografías de la afamada colección de nazarenos de Emilio Beauchy Cano, tomadas en torno a 1890.


En 1606, cuando la hermandad tenía ya como única titular a la Virgen de la Soledad, una vez perdidas las ceremonias del Descendimiento y la procesión gloriosa del Domingo de Resurrección, la hermandad estrenó un paso de palio, siendo al parecer pionera en esto. La Virgen de la Soledad, que actualmente procesiona sin palio, fue la primera dolorosa en contar con uno en sus estaciones de penitencia. El diseño se debió a Gaspar de la Rúa, mientras que el bordador Francisco Ramírez se encargó de su confección. Para ilustrar aquel palio, con el que la Soledad salió hasta 1691, vemos un lienzo pintado al óleo por autor anónimo que representa muy probablemente a la Soledad en ese primitivo paso de palio. La pintura es del siglo XVII y actualmente propiedad de la Hermandad del Silencio, a la que se lo donó la familia Arias de Saavedra.


Entre las personas ilustres que fueron miembros de la Hermandad de la Soledad está Miguel de Mañara, fundador del Hospital de la Santa Caridad y diputado de la mesa de gobierno de la Soledad entre los años 1645 y 1650, siendo hermano mayor su tío Diego de Medina Vicentelo. En la muestra vemos una pintura de Juan Valdés Leal de 1687 que es un retrato de Mañara perteneciente a la antigua Hermandad de la Caridad.


La actual Hermandad de la Soledad de San Lorenzo tiene como titular a Nuestra Señora de Roca-Amador, cuya titular es una pintura existente en uno de los muros de la Parroquia de San Lorenzo. La Hermandad de Roca-Amador se fundó en 1558, se fusionó con la Sacramental de San Lorenzo en 1844 y ésta a su vez con la cofradía penitencial de la Soledad en 1977.
Vemos ahora el simpecado llamado de gala de Nuestra Señora de Roca-Amador, que era utilizado por los hombres de la hermandad en los rosarios callejeros que celebraban cada 2 de febrero. El simpecado, de autor anónimo, fue confeccionado entre los años 1723 y 1736 (por falta de fondos se dilató en el tiempo su ejecución), con bordados en oro y sedas, y con una pintura central al óleo sobre lienzo.


A su lado, vemos el simpecado de diario, que era el que usaban las mujeres y que actualmente forma parte del cortejo de la hermandad cada Sábado Santo. Está bordado en oro y sedas sobre terciopelo rojo y tiene una pintura al óleo de la Virgen de Roca-Amador. No se conoce el nombre de los autores de los bordados (1742) y la orfebrería (1735), pero sí de la pintura, ya que fue realizada por Domingo Martínez (1742). Este simpecado fue donado a la hermandad por la marquesa de Sortes.


Otra de las antiguas hermandades integradas hoy en la Soledad es la de San Juan de Acre, fusionada con la Sacramental de San Lorenzo en 1842. De esta cofradía vemos las dos varas de los alcaldes, realizadas en plata por Gregorio Guzmán en 1822. Se siguen usando el Sábado Santo al ser portadas por dos hermanos junto al pendón sacramental.


También a la Hermandad de San Juan de Acre perteneció un crucifijo de madera tallada y policromada en el siglo XVIII por un autor desconocido.


Continuamos con dos pinturas de Fray Miguel de Herrera, realizadas al óleo sobre lienzo en 1769. Representan al Divino Salvador y a la Inmaculada Concepción, y fueron donadas a la Hermandad Sacramental de San Lorenzo.



Muy llamativo es el altar portátil que también perteneció a la Sacramental de San Lorenzo. Fue donado en 1754 por Nicolás Bucarelli y Ursúa para portar en él al Santísimo Sacramento. Curiosamente, en el momento de la donación se puso la condición de que fuera prestado a la Sacramental de San Miguel si ésta lo requería. El altar portátil, de autor anónimo, es de madera forrada en terciopelo rojo con apliques de plata y metal plateado.


La Hermandad Sacramental de San Lorenzo fue la primera de Sevilla en llevar en procesión bajo palio al Santísimo, como lo demuestran las reglas de 1558. María de los Dolores Escacena pintó en 1829 al óleo sobre lienzo una de las procesiones sacramentales de la hermandad.


Vemos también en esta sala los retratos pictóricos de tres personas que pertenecieron a la Hermandad de la Soledad. Son Antonio de Castilla y Páez Cansino (cuarto marqués de la Granja, teniente de hermano mayor de la Maestranza de Caballería y hermano mayor de la Soledad entre 1766 y 1770), Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa (virrey de Navarra, caballero maestrante, caballero de la Orden de Santiago y fiscal de la Soledad entre 1739 y 1740) y Francisco Antonio Manso de Velasco y Santa Cruz (tercer marqués de Rivas del Jarama, caballero veinticuatro, coronel de los Reales Ejércitos, teniente de hermano mayor de la Maestranza de Caballería y hermano mayor de la Soledad entre 1793 y 1795).




Llegamos al final de esta primera sala con un panel en el que se explica cómo la Soledad de San Lorenzo son cinco hermandades en una, ya que al fusionarse con la Sacramental, lo hizo también con las tres corporaciones con las que ésta se había fusionado previamente (Ánimas, San Juan de Acre y Roca-Amador).


Saliendo de la primera sala de la exposición y antes de acceder a la segunda, se exponen cuatro sayas del ajuar de la Virgen de la Soledad. En primer lugar, vemos una bordada en oro sobre terciopelo negro atribuida a Juan Manuel Rodríguez Ojeda hacia el año 1900. La atribución se debe a que la Virgen de Regla tiene una saya blanca con el mismo dibujo, realizada en el año 1898, cuando Rodríguez Ojeda era hermano mayor de los Panaderos.


Al mismo año y a idéntico autor se atribuye la saya de raso blanco bordado en oro, regalada a la Soledad por la Hermandad de Todos los Santos por el vínculo establecido entre ambas corporaciones cuando esta cofradía de gloria residió en San Lorenzo entre 1936 y 1940 tras el asalto a la Parroquia de Omnium Sanctorum en el inicio de la guerra civil.


El torero Antonio Ordoñez fue hermano de la Soledad y le regaló varios trajes de luces para la confección de diversas prendas. Aquí vemos una saya confeccionada a partir del traje de color heliotropo con el que el matador de toros participó en la Feria de Abril de 1967. Los bordados en oro sobre seda fueron confeccionados por Antonio R. Manfredi.


La cuarta saya fue la utilizada en la estación de penitencia entre los años 1970 y 1984, realizada en oro sobre terciopelo negro por Sobrinos de Caro. El dibujo es de Guillermo Bonilla y la saya fue promovida por Antonio Petit García.


Pasamos a la segunda sala, situada en la Logia del Ayuntamiento y titulada "San Lorenzo. Parroquia y hermandad". En ella se exponen documentos y enseres tanto de la Parroquia de San Lorenzo como de la Hermandad de la Soledad. A un lado y otro de la sala hay unas vitrinas donde está todo lo expuesto. Comenzando por la de la derecha, en primer lugar vemos el libro de protocolos y rentas de la Hermandad Sacramental de San Lorenzo, escrito por Fernando de Medina y Cárdenas entre 1669 y 1678.


A su lado, el libro de reglas de la Hermandad de San Juan de Acre, del año 1623.


El libro de reglas de la Hermandad de Nuestra Señora de Roca-Amador, de entre los años 1691 y 1695, se muestra a continuación.


Vemos ahora el libro de cuentas, acuerdos e inventarios de la Hermandad de la Soledad, que comprende el periodo comprendido entre 1594 y 1640, por lo que incluye los gastos del primer palio para la dolorosa.


A su lado, el libro de actas de cabildos de la Hermandad de la Soledad de los años 1632 y 1788. Curiosamente, este libro fue hallado en una librería de antigüedades y adquirido por la corporación.


Otro libro de cuentas, inventarios y rentas de la Soledad, éste de entre los años 1677 y 1808, se muestra ahora.


Observamos también el libro de actas de los años 1788 a 1886, donde se relatan asuntos tan importantes de la historia de la hermandad como la destrucción de la capilla del Carmen, el traslado a San Miguel, el derribo de ésta y su llegada a San Lorenzo.


Se muestra ahora una xilografía a contrafibra o a la testa de Nuestra Señora de la Soledad realizada por un autor desconocido a finales del siglo XIX.


Vemos a continuación el proyecto de remodelación de las fachadas de la capilla de la Soledad en la Parroquia de San Lorenzo. Fue presentado por Francisco de Paula Cansino de la Vega en 1887. Destacan los dos óculos de la parte de la fachada que da a la calle Eslava. Uno de ellos fue tapado por el retablo cerámico de la Soledad que se colocó en 1944, y el otro, que estaba cegado, se recuperó en 2004.


Se muestran también las cubiertas de 1941 del libro de reglas, con apliques de metal plateado sobre terciopelo negro. Fueron realizadas por Francisco Bautista Lozano.


Y de Manuel Seco Velasco, de 1957, son las actuales cubiertas del libro de reglas, con apliques de plata sobre terciopelo negro.


A su lado, vemos el libro de firmas de homenaje al hermano Antonio Petit García, abierto por una acuarela sobre papel pintada en 1953 por Tomás Ruiz Vela, en la que se representa el paso de la Soledad en la calle con varios nazarenos delante.


Continuamos con las partituras de las Coplas a Nuestra Señora de la Soledad, escritas por el poeta José Lamarque de Novoa, que fue hermano mayor de la cofradía, con música de Buenaventura Íñiguez la de 1887, y de Jerónimo Oliveras la de 1925.



Pasamos a los documentos pertenecientes a la Parroquia de San Lorenzo, como son cuatro libros de bautismo. El de 1704-1729, que incluye la partida de bautismo del pintor Juan de Espinal; el de 1821-1837, donde vemos a los hermanos Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer; el de 1888-1892, donde aparecen el músico Manuel Font de Anta y el torero Ignacio Sánchez Mejías; y el de 1959-1962, que incluye al cantaor Manolo Caracol.





Entre ellas, vemos una concha para bautizar de plata del siglo XVIII, de autor desconocido.


Vemos ahora el libro de cuentas de la parroquia referido a los años 1734 a 1736. En él se incluyen los pagos al pintor Domingo Martínez por la realización de las pinturas murales de la Capilla del Sagrario y de un monumento efímero que se levantaba en Semana Santa.


Precisamente, a continuación se muestran cuatro de las pinturas de ese monumento efímero, como son las de la Virgen Dolorosa, San Juan Evangelista, Abraham y Moisés. Actualmente se conservan en la sala capitular del Sagrario y en el cuarto del reservado de la parroquia.


En las vitrinas del lado izquierdo de la sala observamos en primer lugar un óleo sobre tabla anónimo del siglo XVI titulado "Virgen con el Niño". Hay quien lo atribuye al pintor flamenco Gerad David y parece que representa a la Virgen de Belén.


A su lado, dos tallas de madera policromada que representan a San Pedro y San Pablo, realizadas en 1616 por Diego López Bueno.



A la Hermandad de la Soledad pertenece el Niño Jesús de Roca-Amador, una imagen anónima del siglo XVIII realizada en aleación metálica policromada.


De la parroquia es el conjunto de acetre e hisopo de plata, obra anónima del siglo XVI.



A su lado, se muestran una bandeja y un portapaz de plata donados en 1655 a la Parroquia de San Lorenzo por el jurado Pedro Martínez.



Procedente de la Hermandad Sacramental de San Lorenzo vemos una campana de muñidor de bronce plateado, obra de un autor desconocido de 1781.


Seguimos con lo que se conoce como el lavabo del Beato Spínola, unas piezas de plata labradas en el siglo XIX por Luis Espuñes, donadas por el Beato Marcelo Spínola, que fuera cura ecónomo de San Lorenzo, a su parroquia. Durante el siglo XX eran utilizadas para bautizar a los niños en las capillas de la Soledad y el Gran Poder.


Vemos ahora un copón de plata dorada de autoría anónima del siglo XVII propiedad de la parroquia, junto a una custodia de plata dorada que la marquesa de Villarrubia de Langre donó en 1800 a la Hermandad Sacramental de San Lorenzo.



A continuación, vemos dos cálices: el gótico, de plata dorada del siglo XVI; y el de metal plateado donado a la parroquia por Francisco Pizarro, realizado en México por el platero Torres en el siglo XVI.



Dos cruces que remataban insignias se exponen ahora: la del simpecado de gala de Nuestra Señora de Roca-Amador, realizado en plata en el siglo XVIII; y la del pendón de la Sacramental de San Lorenzo, también de plata, pero del siglo XX.



Del siglo XIX y de plata es una pértiga de la Hermandad Sacramental de San Lorenzo, de autor desconocido.


Observamos ahora un incensario y una naveta de plata, realizadas en 1957 por Manuel Seco Velasco para la Hermandad de la Soledad.



Del mismo autor, pero de 1983, son las cuatro jarras de plata que figuran en el paso de la Virgen de la Soledad.


Podemos ver ahora dos proyectos de retablo para la Virgen de la Soledad pintados a témpera sobre papel por José Gil Farrera en 1911. Estos proyectos no se llevaron a cabo y al parecer pudieron plantearse al buscar una nueva ubicación para la Soledad en la parroquia en unos años de cierto decaimiento de la corporación. La capilla de la Soledad había estado ocupada en esos años por la Divina Pastora, que actualmente tiene sede en San Antonio.


Se observan ahora algunos de los candeleros del paso de la Soledad, obra en plata de Manuel Seco Velasco, de 1960.


A su lado, hay tres puñales de la Virgen de la Soledad. El más antiguo, de 1969, es el labrado en oro por Joyería Aldao; los otros dos son de Jesús Domínguez Machuca, de 1996 (el de oro) y de 2016 (el de plata).


La segunda sala concluye con dos diademas de la Virgen de la Soledad. La primera de ellas es de plata dorada, de 1893, y está atribuida a Valentín Franco y a Francisco Lastortres.


Y junto a ella, la diadema procesional de la Soledad, de la que vemos también el boceto pintado en papel. Es obra de oro y pedrería labrada en 1978 por Jesús Domínguez Vázquez, Viuda de Villarreal y Joyería Casa Ruiz.



La sala tres, en el patio sur del Ayuntamiento, recibe como título "San Lorenzo. La Capilla del Sagrario", y está dedicada a la capilla que la Hermandad Sacramental de San Lorenzo construyó entre los siglos XVII y XVIII, durante una de las ampliaciones de la parroquia, originariamente de estilo mudéjar, pero muy modificada con el paso del tiempo.
Alrededor de esta sala vemos hasta ocho fotografías de gran tamaño de distintos detalles de la Capilla del Sagrario, entre los que destacan las pinturas murales, que fueron finalizadas hace ahora 300 años. Son obra de Domingo Martínez y de Gregorio de Espinal, y van a ser objeto de una restauración.





En el centro de la sala, en una vitrina, vemos la puerta del sagrario de dicha capilla, obra anónima del siglo XVIII de madera dorada, plata repujada y cobre policromado.



Encima de esta vitrina se sitúa la talla de la Inmaculada Concepción que preside el retablo de la Capilla Sacramental. Es una obra de madera tallada y policromada atribuida a Nicola Fumo de 1704. Fue una donación de un vecino de la collación de San Lorenzo, Eugenio Martínez de Rivas, para las hermandades Sacramental y de Ánimas, que como hemos visto antes se fusionaron en 1819. Sólo un año antes se había encargado a Pedro Ruiz Paniagua el retablo que preside esta talla.



En la sala se exponen colgadas las tallas de dos ángeles lampareros realizados en madera tallada y policromada por Benito Hita y Castillo entre 1733 y 1743. Los diez años de ejecución se justifican en que no fueron colocados inmediatamente en su lugar, sino que el proceso se demoró y, cuando por fin se les fue a ubicar en la capilla, su autor tuvo que restaurarlos. Vemos también la firma del escultor en los documentos relativos al cobro de estas obras.





Contigua a la tercera sala encontramos la cuarta, llamada "San Lorenzo. Del gótico al barroco", donde se exponen únicamente dos obras como muestra de la variedad artística y estilística que alberga la Parroquia de San Lorenzo. Así, se expone la talla de la Virgen de la Cinta, obra en terracota de 1470 atribuida a Lorenzo Mercadante de Bretaña. Es una obra muy arcaica inspirada en una de igual advocación que recibe culto en la capilla de San Isidoro de la Catedral.



Frente a la Virgen de la Cinta, vemos una talla de San Lorenzo de 1639 atribuida a Juan Martínez Montañés. La atribución se debe a Hernández Díaz, basándose en las características de la obra y en el hecho de que el imaginero de Alcalá la Real comenzó a trabajar en el retablo mayor del templo, aunque el alto coste de la obra llevó a paralizar las obras sin que se sepa con exactitud cómo de avanzados estaban los trabajos, dándose por hecho que esta talla de San Lorenzo formaba parte del proyecto de Montañés. El artista que hizo finalmente el retablo fue Felipe de Ribas, quien curiosamente ejerció de tasador de la obra ya realizada por Montañés a petición de éste con la intención de agilizar el cobro.




Avanzamos en el patio y llegamos a la quinta sala, "El Beato Marcelo Spínola", dedicada a quien fuera cura ecónomo de San Lorenzo, hermano mayor honorario de la Soledad, arzobispo de Sevilla, cardenal, beato y titular de la hermandad. Vemos, en primer lugar, una foto de Spínola tomada hacia el año 1875 y que se conserva en la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón.


A su lado está la bandera con su escudo, insignia que forma parte del cortejo de la hermandad cada Sábado Santo desde 1987. Fue diseñada por Cipriano Gómez Soto, bordada en oro y sedas por Rosario Bernardino y con orfebrería de Viuda de Villarreal. El tejido lo confeccionó el sastre Fernando Rodríguez Ávila.




Seguimos con el báculo episcopal regalado a Marcelo Spínola por la feligresía de San Lorenzo con motivo de su consagración como obispo auxiliar de Sevilla en 1881. Es de plata dorada y fue realizado por Manuel González Rojas. El báculo, que también se encuentra en la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón, tiene una inscripción donde se lee: "El clero y feligreses de San Lorenzo de Sevilla a su inolvidable párroco, el ilustrísimo señor Don Marcelo Spínola y Maestre, obispo auxiliar de esta diócesis, en el día de su consagración. Ejecutado bajo la dirección de Don Manuel González Rojas, diamantista y platero, en la ciudad de Sevilla".



Propiedad de la Fundación CEU San Pablo es un retrato de Marcelo Spínola que vemos ahora, pintado al óleo sobre tabla por Chordi Cortés.


Se muestran también diversas vestiduras episcopales de Spínola, bordadas en oro y sedas sobre diversos tejidos. Las Esclavas del Divino Corazón son las depositarias de estas prendas.


En 1871, Marcelo Spínola fue nombrado cura ecónomo de la Parroquia de San Lorenzo. Dicho nombramiento quedó reflejado en un documento firmado por el arzobispo de Sevilla, Luis de la Lastra y Cuesta.


Al lado se muestra la máquina de escribir que utilizaba personalmente Marcelo Spínola, autor de numerosos escritos y fundador del periódico El Correo de Andalucía, tristemente desaparecido hace pocas fechas. El 1 de febrero de 1899 fue publicado el primer número.


Spínola fue autor incluso de una obra de teatro escrita en 1902 y titulada "Flavia o el triunfo de los mártires", uno de cuyos ejemplares observamos junto a la mencionada máquina de escribir.


Marcelo Spínola fue conocido como "el obispo mendigo", dado que durante una grave hambruna en el verano de 1905 salió a pedir limosna por cada casa de Sevilla y de otros municipios de la Archidiócesis. Durante esas recogidas de limosna llevaba un crucifijo y una capa de raso carmesí que vemos a continuación.


Seguimos con su pasaporte de la Peregrinación Española Nacional Obrera a Roma, en la que participó siendo obispo de Málaga para denunciar las situaciones de explotación de los trabajadores. Este objeto, como los anteriores, lo conserva la Congregación de Esclavas del Divino Corazón.


Continuando las enseñanzas de Marcelo Spínola y su recogida de limosnas para los más necesitados, la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo instauró en 1963 el llamado Sobre de la Caridad, por iniciativa del entonces hermano mayor, José de Rueda Carrión. Actualmente, quienes deseen colaborar pueden realizar sus donativos en sobres como el que se expone durante la Semana Santa, y el Sábado Santo todos los sobres van en el paso a los pies de la Virgen, destinándose después a las obras asistenciales en las que trabaja la hermandad. El lema "Si no puedes nada, nada; si puedes poco, poco; si puedes mucho, mucho" puede verse también durante todo el año en el cepillo situado en la reja de la capilla de la Soledad.


En 1967 el orfebre Jesús Domínguez Vázquez labra en plata el guión de la Caridad, que forma parte del cortejo de la hermandad en su estación de penitencia. En uno de sus lados se reproduce el lema mencionado antes.



La Sala Capitular Baja es el sexto espacio de esta exposición, que recibe como título "San Miguel", ya que toda ella se dedica a la desaparecida parroquia en la que la Hermandad de la Soledad residió hasta su forzoso traslado a San Lorenzo. También las cofradías de Pasión y el Amor tuvieron que abandonar este templo, derribado en 1868 por la junta revolucionaria surgida tras la llamada "Gloriosa".
En esta sala nos recibe una maqueta de dicha iglesia realizada en poliestireno expandido y estuco policromado por Antonio Daniel Comas Pérez. Gracias a esta maqueta podemos hacernos una idea de la ubicación de la Soledad en el templo, así como de las otras dos hermandades. Todas ellas estaban en la nave del Evangelio, que lindaba con la actual calle Aponte. La manzana que ocupaba la iglesia se completaba con las calles Jesús del Gran Poder, Plaza del Duque y Trajano. Hay que recordar que la Parroquia de San Miguel fue erigida por San Fernando al llegar a Sevilla, y reedificada en 1356 por Pedro I el Cruel o Justiciero con motivo del terremoto que le provocó serios daños, como a muchos otros templos de estilo mudéjar de la ciudad. Su derribo, por tanto, tuvo muy poco de glorioso y mucho de barbaridad y atentado patrimonial y cultural.






Junto a la maqueta vemos tres libros de la Parroquia de San Miguel, conservados hoy en la Parroquia de la Magdalena, templo que se hizo cargo de la desaparecida feligresía. Son el libro de defunciones (en el que consta, por ejemplo, el enterramiento de poeta Rodrigo Caro en 1647), el libro de matrimonios (donde está reflejado el del pintor Diego Velázquez con Juana Pacheco en 1618) y el de bautismos (en el que se incluye el bautizo del militar Luis Daoiz, héroe de la Guerra de la Independencia, en 1767).




Se muestran a continuación tres convocatorias de cultos en la Parroquia de San Miguel de las hermandades de la Soledad, el Amor y Pasión, correspondientes respectivamente a los años 1815, 1831 y 1840.




A la Parroquia de San Miguel pertenecía una pintura anónima de finales del siglo XVI o principios del XVII titulada "San Juan Evangelista en la isla de Patmos", un óleo sobre lienzo propiedad hoy de la Hermandad del Silencio.


En 1867, un año antes del cierre y posterior derribo de San Miguel, estrenó la Virgen de la Soledad su actual manto procesional, obra de Josefa Antúnez bordada en oro a realce sobre terciopelo negro que se iría completando en años posteriores hasta su definitiva conclusión en 1875.







También conserva la Hermandad del Silencio la siguiente obra que vemos, un óleo sobre lienzo del Niño Jesús y San Juanito, realizada por un autor desconocido a finales del siglo XVII o principios del XVIII.


Entre 1675 y 1679, el imaginero Francisco Dionisio de Ribas talló en madera policromada la imagen de San Miguel que presidía el templo, tanto en el retablo que la propia familia Ribas hizo entre 1675 y 1688 como el que posteriormente haría Juan de Astorga en 1829. Es también hoy propiedad de la Hermandad del Silencio.






Un particular tiene en su hogar lo que supone un auténtico documento gráfico del inicio del derribo de la Parroquia de San Miguel, un óleo sobre lienzo de Francisco Peralta, quien podría ser la persona que aparece apoyada en una de las columnas del majestuoso templo tomando algunas notas.


Seguimos con tres pinturas más que se encuentran en las dependencias de la Hermandad del Silencio. Son el "Arcángel Uriel", de Alonso Miguel de Tovar (1733); "La Madonna del Velo", óleo sobre tabla del siglo XVI atribuido a Rafael Sanzio de Urbino y donado por una familia a la Capilla Sacramental o del Rosario del templo; y un "Ecce Homo" anónimo del siglo XVII pintado al óleo sobre cobre.




A continuación, tenemos ocasión de hacernos una idea de cómo era el interior de San Miguel y dónde estaban ubicadas algunas de las obras que vemos en la exposición gracias a la reproducción fotográfica de la pintura "Interior de la Parroquia de San Miguel", de Francisco Cabral Bejarano (1857). Al fondo se ve la nave del Evangelio, de la que destaca la reja de la Capilla de San José, donde recibían culto las imágenes de la Hermandad de Pasión. Junto a ella, se observa la pintura de forma redonda de "La Madonna del Velo". Junto al púlpito que centra la composición pictórica había un altar dedicado a Santa Bárbara y en uno de los pilares de la nave central se encontraba una pintura de San Leandro.


Precisamente, dicha pintura es la que vemos a continuación. Se trata de un óleo sobre lienzo del siglo XVIII de autor desconocido.


Y terminamos lo expuesto en esta sala con otra pintura de Alonso Miguel de Tovar, igualmente de 1733. En esta ocasión se trata de la obra "Arcángel San Gabriel", un óleo sobre lienzo que, como el anterior, conserva también la Hermandad del Silencio.


Y así alcanzamos la séptima y última sala de la exposición, dedicada y titulada como "El paso de Nuestra Señora de la Soledad". Efectivamente, el salón del Apeadero del Ayuntamiento está ocupado en su práctica totalidad por el paso de la Soledad de San Lorenzo, montado completamente a falta, claro está, de la propia dolorosa y de la cruz que se sitúa tras Ella.
Se trata de una obra realizada en 1951 con diseño de Santiago Martínez Martín y dirección de Francisco Ruiz Rodríguez, en cuyo taller fue tallado. La carpintería fue realizada por Francisco Bailac Cenizo, mientras que la talla fue obra de Francisco Carrero y Julio Rivette. Por su parte, Manuel Vergara Herrera se encargó de la imaginería y Manuel Calvo Camacho del dorado y la policromía. Entre 2005 y 2006, el paso fue dorado y policromado de nuevo por Enrique Castellanos Luque.
El paso cuenta en las esquinas con cuatro ángeles pasionarios de madera tallada y policromada, de en torno al año 1690, atribuidos a Francisco Antonio Gijón. En cuanto a los faldones (1999-2002), son de terciopelo negro bordado en oro y sedas, diseñados por Luis Becerra Vázquez, con dibujo de José Manuel Elena Martín. Los bordados se hicieron en el taller de Rosario Bernardino y las pinturas son de Ricardo Suárez.





















Detrás del paso se muestra un panel con más información sobre el paso, fotografías del acuerdo de su ejecución y del estreno, así como bocetos del propio paso y de las tallas que figuran a lo largo del canasto y los respiraderos. Además, vemos un esquema de la interpretación iconográfica de todo el conjunto, con la traducción de las inscripciones latinas que lo rodean.






En un panel se ha reproducido la evolución del paso procesional de la Virgen de la Soledad, con acompañamiento pictórico o fotográfico relativo a las diversas épocas por las que ha pasado, a excepción de aquéllas de las que no se conserva documento gráfico.


Debajo, hay un curioso listado de cofradía de la década de los 50 del pasado siglo XX con los nombres de todos y cada uno de los componentes del cortejo y algunos dibujos identificando los tramos.


Y terminamos el detallado repaso a la exposición con una tabla estofada y policromada de la Virgen de la Soledad pintada por Francisco Ruiz Rodríguez en 1950, que tiene un artístico marco de madera tallada y dorada. Es propiedad de la familia Petit Gancedo.


De gran interés resulta esta exposición que sirve para conocer mejor la azarosa historia de la hermandad que cada año cierra la Semana Santa de Sevilla en la carrera oficial (con el permiso de la Resurrección en el Domingo de Pascua) y que está celebrando así los 150 años transcurridos desde que la Soledad, antaño del Carmen o de San Miguel, cambió su apellido por el de San Lorenzo.

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