El pasado lunes la Hermandad de Nuestra Señora de la Luz mantuvo a su imagen titular expuesta en besamanos en la capilla sacramental de la Iglesia de San Esteban, cerrando de esta manera los cultos en su honor.
Elevada sobre la peana de su camarín, obra realizada en plata a finales del siglo XVII y restaurada hace dos años por Orfebrería Ramos, la Virgen de la Luz se encontraba vestida tal y como se dispuso para su salida procesional del pasado sábado, lamentablemente cancelada por la lluvia (ver). Así, llevaba el conjunto de manto y saya de tisú, toca de sobremanto de malla bordada y tocado de encaje con puños a juego. Lucía además corona, ráfaga, cetro y media luna de orfebrería dorada.
La Virgen sujetaba con la mano derecha un rosario de cuentas azules y una medalla, así como otro rosario de cuentas doradas que también sostenía el Niño Jesús. Por otro lado, en el fajín rojo con borlones del mismo color que caía sobre la saya desde su cadera izquierda, llevaba un broche con el escudo de la Hermandad de San Esteban regalado por ésta con motivo del centenario de la última vez que la Hermandad de la Luz, antes de que existiera la penitencial, organizase unos cultos en honor a Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje.
Flanqueando a la Virgen de la Luz veíamos dos centros florales con nardos y rosas blancas, y a sus pies tres pequeños centros también con rosas; flores que adornaban este año el paso procesional. Igualmente había seis candeleros dorados con cera blanca, tres a cada lado. Y detrás, en los laterales del retablo de la capilla, se dispusieron otros dos centros con especies florales blancas colocadas sobre sendas mesas de madera dorada.
Finalmente, fuera de la capilla estaban el simpecado a la izquierda y el estandarte corporativo a la derecha, cada uno de ellos situados en medio de una pareja de ciriales.
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