El pasado fin de semana, entre el viernes y el domingo, tuvo lugar el besamanos a María Santísima de la Estrella, que estuvo ante su retablo sobre una peana de plata. Precisamente, durante el besamanos se produjo la bendición de la nueva decoración de su camarín y el del Señor de las Penas, labor llevada a cabo por el artista Rubén Terriza.
La dolorosa trianera estaba vestida con su manto procesional, una saya del siglo XIX, toca bordada sobre malla de Esperanza Elena Caro (1978) y fajín rojo. En la cabeza llevaba la corona de salida y en el pecherín el puñal de Marmolejo (2004), el broche del Triunfo de la Cruz de Orfebrería Triana y los característicos broches con forma de estrella de Antonio Adriano (1973). En el fajín tenía varios broches y medallas, entre ellas una de la Hermandad de Monte-Sión, y en las manos dos rosarios y un pañuelo de encaje.
Flanqueando a la Virgen de la Estrella se colocaron dos mesas de madera dorada con unas jarras con flores blancas acompañadas cada una de dos ángeles. Más atrás había otras dos jarras y dos estípites dorados con sendos candelabros con velas blancas.
Al fondo se podía ver un cortinaje de terciopelo rojo abierto para mostrar el camarín, donde había un trono. Y ante él, una escalinata que bajaba hasta la espalda de la dolorosa. Finalmente, en los laterales, sobre frontales de madera dorada, se dispusieron dos pequeños doseles con espejos con marcos dorados y bandejas de plata.
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