La acogida de la Hermandad de los Gitanos a la del Beso de Judas para que haga su estación de penitencia este año desde el Santuario ha adelantado en una semana el acto de veneración de los fieles a Nuestro Padre Jesús de la Salud, un culto que habitualmente tiene lugar el Domingo de Ramos.
Por este motivo, el Señor de los Gitanos presidió este culto durante el pasado fin de semana, tanto el sábado como el domingo, colocado para ello en el presbiterio alto del templo, sobre las andas en las que fue en 2020 a la Catedral para el Vía Crucis de las Cofradías. Estaba vestido con la túnica de terciopelo morado bordado en oro procedente de Estambul, donde un hermano la adquirió en 2002 y al año siguiente fue pasada a nuevo terciopelo por Fernández y Enríquez. Además, lucía las potencias de oro de Manuel Seco Velasco y unos gemelos de oro y rubíes.
Sobre el hombro izquierdo cargaba su cruz procesional y en las andas se colocó un generoso monte de lirios morados, flores que también se ubicaron en jarras del paso de palio de la Virgen de las Angustias dispuestas sobre altas columnas en los laterales del presbiterio. Dos ángeles del paso del Señor estaban delante de las andas, en las esquinas.
Al fondo, ante un cortinaje de terciopelo rojo, estaba el dosel de cultos de la hermandad, bordado en oro sobre terciopelo también rojo y con crestería de madera dorada en los lados. Y junto al dosel, se colocaron cuatro candeleros dorados con cera blanca, dos a cada lado, y en medio de cada pareja sobre finas columnas estaban otros dos ángeles del paso.
Finalizado el acto de veneración, se rezó el vía crucis y a continuación el Señor de la Salud fue subido a su paso procesional, desde el que espera la llegaba de una nueva Madrugá.
Durante la celebración de este culto, la imagen de María Santísima de las Angustias estuvo presidiendo el antiguo retablo que la hermandad tenía en San Román, hoy en la capilla sacramental del Santuario.
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