Con la tranquilidad de unos partes meteorológicos que aseguraban cofradías hasta el final de la semana, arrancaba el Miércoles Santo, una jornada que iba a tener una duración de casi dieciséis horas desde la salida de la Sed hasta la entrada de las Siete Palabras.
Nueve cofradías por delante en una jornada complicada por voluntad propia. Porque, no nos engañemos; es así. El Miércoles Santo pide reformas importantes desde hace muchísimos años. Pero después pasan cosas como lo ocurrido en septiembre de 2019, cuando las cofradías de la jornada se reunieron y acordaron dejar las cosas como están, sin un solo cambio de orden de paso, de cara a la Semana Santa siguiente, la de 2020. Total, sólo había siete meses por delante para trabajar en una reforma...
Pero entonces llegó la pandemia y esos siete meses se convirtieron en tres años. ¿Algún cambio o tres años tampoco es tiempo suficiente? Pues mire usted, tampoco. El resultado es que llega el Miércoles Santo de 2022 y se diseña con el mismo orden sobre el que sólo algunas hermandades plantean modificaciones por su cuenta y riesgo que no son sino parches. Y los parches, ya se sabe, no funcionan. ¿O acaso alguien esperaba otra cosa?
El rodeo de ida de los Panaderos ya empezó obstaculizando el paso al Cristo de Burgos, que sufrió un parón nada más salir; y luego no resultó suficiente por el enorme retraso que había en la carrera oficial. Y, de rebote, el Buen Fin, que podría volver tranquilamente, a su ritmo, por el Arenal, plantó su cruz de guía tras el palio de la Virgen de Regla en Las Cortes y se comió un buen parón absolutamente innecesario.
Y luego está el caso de las Siete Palabras, hermandad que hace meses propuso un cambio absolutamente ignorado por las otras ocho y que decidió una maniobra extraña que evidentemente iba a salir mal: el rodeo por la plaza del Triunfo y la avenida, donde se chupó otro gran parón de la jornada esperando a que los Panaderos entrara al completo en la Catedral.
Y ahora, una vez que ha pasado todo y siendo honestos todos los implicados: ¿de verdad alguien confiaba en un resultado distinto para tanto parche endeble en una jornada con un orden de paso completamente agotado y obsoleto? Si lo hay, realmente eso es fe y lo demás son tonterías.
Pero empecemos por el principio. A las doce del mediodía, tras una jornada anterior en blanco y un Lunes Santo en el que la lluvia se hizo notar, el Miércoles Santo comenzó a abrirse paso bajo un sol intenso y altas temperaturas. La Hermandad de la Sed se ponía en camino. En el cortejo del paso de Cristo se pudo ver por primera vez el guión de la Caridad, insignia que debía haberse estrenado en 2020 y que ha sido realizada por Fernando Marmolejo en la orfebrería, Encarnación Hurtado en la imaginería y Jesús Campos en el bordado.
El paso del Santísimo Cristo de la Sed, que había salido por última vez a la calle en la procesión extraordinaria de 2019 (ver), llevaba un monte de sencillos claveles rojos. El crucificado, por su parte, lucía corona de espinas y las potencias de plata sobredorada y amatistas con diseño de Marmolejo padre y ejecución de Marmolejo hijo.
De la calle que lleva su nombre, dedicada antiguamente al recordado Padre Coloma, el Cristo de la Sed pasó a Cardenal Lluch y salió posteriormente a la amplitud (y al sol) de Eduardo Dato. La Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Cádiz volvió a tocar tras él, interpretando la marcha "Señor de Nervión" para el momento de la entrada del paso en el recinto del Hospital de San Juan de Dios, uno de los destacados en esta primera parte del itinerario de la cofradía de Nervión.
Por su parte, en el paso de palio de Santa María de Consolación Madre de la Iglesia se ha notado la ausencia de algunas de las joyas que fueron robadas de la casa hermandad en noviembre de 2020, entre las que se encontraba el llamativo barquito que sujetaba en sus manos y que Marmolejo hizo en 2014 con motivo del L aniversario de la proclamación de la Virgen como Madre de la Iglesia, por el que la hermandad celebró un besamanos extraordinario (ver).
Otras joyas robadas aquel día han sido repuestas, como es el caso de la cruz pectoral del Cardenal Bueno Monreal, de la que la Virgen de Consolación recibió una réplica regalada por cinco sacerdotes el pasado mes de mayo, o la Medalla de la Ciudad, repuesta en enero del año pasado.
En la calle Cardenal Lluch la dolorosa de los ojos azules recibió dos saetas por parte de otras tantas mujeres desde el mismo balcón, así como una lluvia de pétalos mientras seguía su camino hacia Eduardo Dato, avenida a la que salió a los sones de "Consuelo de María" por parte de la Banda de la Oliva de Salteras, cuyos componentes estaban más descansados que otros años al no haber tenido que tocar el día anterior con la Virgen del Dulce Nombre.
Posteriormente, el paso de palio, adornado con flores blancas y con un cirio pintado con la bandera de Ucrania en el que podía leerse la palabra Paz, siguió los pasos del Cristo de la Sed y entró en el recinto del Hospital San Juan de Dios a los sones de "La Sed de Nervión".
Cuando la Hermandad de la Sed llevaba ya tres horas en la calle comenzaba su estación de penitencia la del Carmen Doloroso, que presentaba estrenos musicales, dado que eran novedad en la cofradía las dos bandas que acompañaban a sus pasos.
Resulta curioso que precisamente cuando la Agrupación Musical Virgen de los Reyes vive su mejor momento en mucho tiempo, con una grandísima calidad interpretativa y de repertorio, la Hermandad del Carmen haya prescindido de ella para, siguiendo la iniciativa de Santa Genoveva, apostar por la Agrupación de la Pasión de Linares. Lo que son las cosas...
Con "Reo de muerte", el paso de Nuestro Padre Jesús de la Paz avanzó por Peris Mencheta buscando la Alameda de Hércules. San Pedro negaba conocer al Señor en tres ocasiones, y cada negación era representada por una rosa roja situada a los pies del propio apóstol. El resto del exorno floral se componía de claveles, calas, astromelias, alhelíes, orquídeas, espigas de trigo y hasta cactus.
El paso giró a Mata y luego a Belén para llegar a la Alameda, donde tras un relevo de costaleros, el primero de la tarde, siguió poco después mientras la formación de Linares tocaba "Cristo de los Favores".
Por su parte, el paso de palio de Nuestra Señora del Carmen presentaba una combinación floral de rosas, claveles, orquídeas, rosas de pitiminí, alhelíes, hortensias, algodón, espigas doradas y helecho de plata. La Banda de Música de la Soledad de Cantillana fue por primera vez tras este paso, que al poco de salir recibió una gran petalada a los sones de "Pasan los campanilleros".
Más adelante, sonó "Reina de Todos los Santos", la imagen que figura en la gloria del techo, titular de la Parroquia de Omnium Sanctorum, y más adelante fue el turno de "Al cielo con Ella" mientras el palio pasaba por la calle Mata y alcanzaba la calle Belén.
Sobre el respiradero del palio volvió a verse el bastón de mando de la presidencia del Colegio Oficial de Procuradores, del que la Virgen del Carmen es su Patrona; dolorosa que se marchó hacia la Alameda mientras la banda tocaba la marcha "Candelaria".
Precisamente, la Candelaria recibía a esa hora en su casa de San Nicolás a la Hermandad de San Bernardo. El palio de la cofradía del Martes Santo incluso fue movido para que mirase hacia la puerta y los cofrades de San Bernardo se encontraran con su mirada al pasar por delante.
El Santísimo Cristo de la Salud, ajeno a modas de floristería, iba sobre su tradicional monte de claveles rojos salpicados de lirios morados, flores también presentes en sus características doce jarras que, por parejas, flanquean a los candelabros de guardabrisas.
El paso, guiado por los Villanueva, se desvió levemente de su recorrido para acercarse a la puerta de San Nicolás, donde se detuvo. La levantá, como era lógico, se dedicó a la Hermandad de la Candelaria, lamentándose el capataz de que no hubiera podido salir este año a la calle.
A continuación, siguió adelante hacia la plaza de Ramón Ybarra, donde hizo una breve parada, para luego marcharse por Muñoz y Pabón mientras la Banda de Cornetas y Tambores de la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas interpretaba "Consolación y Lágrimas". Hay que señalar que el paso estrenaba la restauración del llamador, labor llevada a cabo por el orfebre Ramón León.
El Cristo de la Salud buscaba la plaza de la Alfalfa y el paso de palio de María Santísima del Refugio dejaba atrás el Puente de San Bernardo y comenzaba a recorrer la calle Santa María la Blanca. En la puerta de la iglesia del mismo nombre esperaba a la dolorosa la Hermandad de las Nieves y a ella llegó el palio a los sones de "Rosario de Monte-Sión" a cargo de la Banda de Música de la Cruz Roja.
La marcha fue interrumpida al detenerse el paso, que después se levantó y avanzó a tambor con rapidez hasta detenerse casi en el inicio de la calle San José. A continuación, con la marcha "Puerta del cielo", el paso de palio, adornado con claveles blancos, se marchó hacia San Nicolás.
En San Martín comenzaba poco después la estación de penitencia de la Hermandad de la Lanzada, cuyo paso de misterio se ha presentado este año adornado íntegramente con lirios morados, como aquel Miércoles Santo de 2013 que se recuerda por el incidente entre esta corporación y los Panaderos debido a la lluvia (ver).
Además, y aunque con dos años de retraso, se estrenó en la calle el aspecto de Nuestra Señora de Guía tras la restauración llevada a cabo entre finales de 2019 y principios de 2020 por parte de Juan Manuel Miñarro. El sol de este Miércoles Santo permitió su contemplación, como así la del renovado dorado del paso. Eso más los lirios, las plumas y la capa rojas del romano y los variados colores de los ropajes de las imágenes dieron lugar a un colorido conjunto.
La cofradía de San Martín, que en los últimos años había llevado acompañamiento musical delante de la cruz de guía, aunque este año no, volvió a contar para tocar tras su misterio con la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas de Triana.
Por su parte, el paso de palio de María Santísima del Buen Fin, adornado con rosas blancas dispuestas de forma cónica, presentaba como novedad el llamador, realizado por Ramón León en bronce cincelado y dorado, y alpaca repujada y plateada.
La Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras, acompañó un año más a este paso de palio de estilo neogótico, para el que interpretó "Madrugá Macarena" para girar de Saavedras a Alberto Lista, y luego "Señorita de Triana" para el giro a Conde de Torrejón, camino de la Alameda de Hércules.
Casi a la misma hora que la Lanzada empezaba a salir la Hermandad del Baratillo, con un grandísimo número de nazarenos azules que provocaban una enorme hilera por la recta de Rioja, San Pablo y Reyes Católicos. En la confluencia de ésta con Pastor y Landero se encontraba el paso la Piedad, ante el que se estrenaba como capataz Ernesto Sanguino.
Un monte de claveles rojos albergaba al conjunto formado por la Virgen de la Piedad de José Manuel Rodríguez Fernández-Andes y por el Santísimo Cristo de la Misericordia, la primera obra de Luis Ortega Bru para la Semana Santa sevillana.
La Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Sol, a la que llevábamos sin escuchar desde el Domingo de Ramos, acompañó a la Piedad, que se detuvo durante algunos minutos poco antes de la Puerta de Triana, y luego continuó en dirección a la Parroquia de la Magdalena.
Aún estaba en la calle Adriano el paso de palio de María Santísima de la Caridad, un paso que estrenaba la restauración de las caídas laterales, labor llevada a cabo por José Antonio Grande de León, quien hará lo propio en los próximos años con el techo y con las caídas frontal y trasera.
A Pastor y Landero llegó la Caridad con la interpretación de "Encarnación Coronada" por parte de la Banda del Carmen de Salteras. Después, avanzaría con "Corpus Christi" y pasaría por delante del azulejo de la Esperanza de Triana en el edificio del Mercado del Arenal a los sones precisamente de "Esperanza de Triana Coronada".
Y una marcha más dedicada a la misma dolorosa fue "Triana de Esperanza", con la que giró a Reyes Católicos, por la que después sonó para el palio, adornado con claveles blancos, otra marcha de la Madrugá: "Madre de los Gitanos Coronada".
Para entonces en la carrera oficial ya se iba acumulando retraso. Pero eso no es ninguna novedad. Lo que sí era nuevo era el horario de salida de los Panaderos, que empezó su estación de penitencia a la misma hora que la del Cristo de Burgos, a las ocho menos cuarto, con la intención de dar un enorme rodeo por Amor de Dios, Jesús del Gran Poder, la plaza de la Gavidia y Alfonso XII.
El primer efecto que tuvo este experimento fue un parón para la Hermandad del Cristo de Burgos, que para poder hacer su recorrido de todos los años tuvo que esperar a que la calle Orfila se despejara tras la salida de la Virgen de Regla. Pero al mismo tiempo la cofradía de San Pedro tuvo que despejar los alrededores de su templo para que la Hermandad del Carmen Doloroso pudiera alcanzar la calle Santa Ángela de la Cruz. Así que todo, todo, está cogido con alfileres en una jornada que parece que no necesita ninguna reforma...
Contemplar la Hermandad del Cristo de Burgos, que en 2019 no había salido por la lluvia, es toda una delicia. Sus imágenes titulares y sus pasos son espectaculares. Y además, con la bulla (o la masa) buscando otras cofradías, su discurrir por Laraña se vivió con absoluta tranquilidad, con la gente justa y un número de nazarenos perfectamente asequible.
A los pies del Santísimo Cristo de Burgos no hemos visto este año ni un monte de claveles rojos ni uno de lirios. Esta clásica hermandad ha diseñado para su paso de Cristo un monte de corcho salpicado de diversas especies florales y hojas verdes que a pie de calle asomaban por las esquinas y por el friso. Una opción que, pese al ya mencionado clasicismo de la corporación, no desentonó en absoluto. Y delante del paso se pudo escuchar a la Capilla Musical Ars Sacra.
Con el paso del Cristo de Burgos en la calle Orfila, el paso de palio de Madre de Dios de la Palma alcanzaba las Setas de la Encarnación; un paso que también se alejó del clasicismo habitual de sus claveles blancos, y en su lugar se pudo ver una combinación de distintas especies, aunque del mismo color.
La lluvia del Lunes y del Martes, que dejó sin salir a Las Penas y a Los Estudiantes, hizo que la última vez que viéramos a Antonio Santiago comandando un paso fuera precisamente en ese punto con la Virgen del Subterráneo de la Cena.
Ahora iba delante de la dolorosa de grandes ojos que tallara Manuel Gutiérrez Cano en 1884. Y detrás, la misma banda que va con el palio de la Cena, la del Maestro Tejera, que pasó por delante de una cerrada Iglesia de la Anunciación a los sones de "Valle de Sevilla". Después, se aprovechó la siguiente parada para encender algunos de los faroles de los candelabros de cola.
En su novedoso periplo por las calles del centro, llegando como punto más lejano a la calle Jesús del Gran Poder a la altura de Santa Bárbara, la Hermandad de los Panaderos llegaba a la plaza de la Gavidia, aunque agilidad, lo que se dice agilidad en su forma de transitar no ganó mucha. Y es que por San Juan de Ávila y Santa Vicenta María tenía que salir a Alfonso XII, pero no podía hacerlo porque el retraso en la Campana hacía que aún no hubiera pasado por allí las Siete Palabras. Conclusión: parón. ¿En el Miércoles Santo? Increíble, ¿verdad? Lo nunca visto...
Con la marcha "Costalero del Soberano", el paso de misterio del Prendimiento dejó atrás la calle Las Cortes y giró hacia la plaza de la Gavidia, donde lo esperaba un grandísima cantidad de gente. Después sonaría "Un cielo para mi Virgen", aunque la segunda revirá en la esquina del supermercado la hizo el paso con bastante rapidez. Es lo que se llama correr para pararse. Vamos, como ese conductor que te adelanta dando un acelerón porque parece tener mucha prisa y luego os acabáis encontrando en el siguiente semáforo y te dan ganas de saludarlo irónicamente.
El semáforo en rojo para el misterio de los Panaderos fue el tapón aún no resuelto en Alfonso XII. Tanto es así, que el capataz, Juanma Martín, mandó una siguiente revirá, la de San Juan de Ávila, lenta, muy lenta, mientras la Banda de Cornetas y Tambores de Las Cigarreras enlazaba varias marchas. Lo que fuera con tal de hacer tiempo sin tener a los costaleros parados durante demasiados minutos.
El paso de palio de la Virgen de Regla sí que se comió un parón de aúpa. La de minutos que le tocó estar parado en el inicio de Las Cortes mientras el atasco se deshacía y podía por fin avanzar. De hecho, estaba previsto un relevo al final de dicha calle, pero hubo cambio de planes y se aprovechó tan larga parada en el inicio para adelantar el relevo. Y pese a ello, al final el palio se tuvo que parar otra vez justo donde tenía que haberse producido dicho intercambio en la cuadrilla...
Cuando por fin el paso de palio, adornado con una variedad de flores blancas, pudo seguir su camino, se marchó hacia la plaza de la Gavidia a los sones de "Coronación", a la que seguiría después "Pasa la Virgen Macarena", a cargo de la Banda de Música Santa Ana de Dos Hermanas.
Si lo que la Hermandad de los Panaderos buscaba con su gran rodeo era ahorrarse, o al menos minimizar, el parón habitual, no lo consiguió. Sólo se lo encontró más tarde. Y, de rebote, la que también se lo encontró fue la Hermandad del Buen Fin, cuya cruz de guía acabó pegada a los músicos de la Virgen de Regla.
En los últimos años, el Buen Fin rodeó por San Andrés, Amor de Dios y San Miguel para separarse de los Panaderos. Confiando en el que el rodeo de ésta funcionase, este año recuperó su paso por Javier Lasso de la Vega y Aponte. Y volvió a encontrarse con los Panaderos. Como queda dicho, el Buen Fin no tendría problema alguno, dependería exclusivamente de sí misma y de su forma de andar si su itinerario de vuelta la hiciera pasar por el Postigo, por Molviedro y por la plaza del Museo. Pero como no quiere... pues parón.
Tras la reproducción del Santo Sudario que forma parte del cortejo desde 2018, el paso del Cristo del Buen Fin, del que ya se afirma que en 2024 estrenará conjunto de figuras secundarias de Darío Fernández Parra, salió de Aponte y recorrió unos pocos metros de Jesús del Gran Poder antes de tomar Las Cortes. Aquí se dedicó una levantá a los cofrades del Calvario de Plasencia, una corporación que está empezando a dar sus primeros pasos.
Después el Cristo del Buen Fin, con su paso adornado con un monte de claveles rojos y grandes espinos, y con rosas rojas en las jarras, y acompañado por la Centuria Macarena, buscó la Gavidia y la calle Cardenal Spínola, todo ello a bastante velocidad, tratando de recuperar el tiempo perdido en su parón particular.
El paso de Nuestra Señora de la Palma es un personalísimo palio, uno de los grandes conjuntos de bordado e imaginería de la Semana Santa. Este año, además, estrenaba la restauración de la caída frontal por parte de Manuel Solano, que hará lo propio con la trasera y las laterales en los próximos años.
Hay que recordar además que el año pasado el IAPH restauró el techo, que fue por ello objeto de una exposición en Torre Sevilla (ver). Asimismo, otro estreno de este año ha sido el faldón frontal, confeccionado por el taller de bordados de la propia hermandad.
El exorno floral del palio estaba compuesto de claveles blancos en las jarras laterales, donde había pequeñas hojas de palma, mientras que en las jarras frontales había rosas y en las esquinas gladiolos, todo ello de color blanco. La Banda de las Nieves de Olivares volvió a encargarse del acompañamiento de este paso de palio, para el que interpretó por Las Cortes y la Gavidia marchas como "Mi Amargura", "María Santísima del Subterráneo" y "Triana".
Y llegamos a la Hermandad de las Siete Palabras, cofradía que se sacó de la manga también un rodeo... que también salió mal. En su caso, en lugar de tomar a la salida de la Catedral por Alemanes y Hernando Colón y esperar en la plaza de San Francisco a que terminara de pasar los Panaderos para cruzar hacia plaza Nueva, decidió rodear por la plaza del Triunfo para tomar otra vez la avenida de la Constitución y esperar allí a que terminara de pasar los Panaderos para recorrer la avenida en sentido contrario y llegar a la plaza Nueva por García de Vinuesa y Fernández y González.
Como era lógico, cuando la cruz de guía estaba en la avenida, los Panaderos aún no había terminado de entrar en la Catedral. Así que al parón que ya había sufrido las Siete Palabras para entrar en la carrera oficial tuvo que sumarle otro más. Y cuando pudo seguir adelante, la corporación decidió no pasar por García de Vinuesa y por Fernández y González, recorriendo otra vez el mismo tramo de avenida que acababa de recorrer y saliendo directamente a la plaza Nueva.
Aquí encontramos a Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia, que este año estrenaba acompañamiento musical, a cargo de un quinteto de metales de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes. Lirios morados adornaban el paso, sobre el que el Señor lucía su túnica bordada.
Poco después, con la Banda de Cornetas y Tambores Esencia, llegaba el paso del Santísimo Cristo de las Siete Palabras, donde le dice a la Virgen "Madre, ahí tienes a tu hijo", y a San Juan "hijo, ahí tienes a tu Madre". La Madre, la Virgen de los Remedios, ha estrenado este año un pecherín de terciopelo burdeos bordado en oro por Antonio Gómez Sánchez, con un puñal de plata sobredorada de Joaquín Ossorio Martínez; todo ello diseñado por Francisco Javier Sánchez de los Reyes.
La cofradía por la plaza Nueva discurrió por el pasillo situado justo frente al inicio de la calle Tetuán. Buscaba la hermandad ahorrarse algún giro para no perder más tiempo, aunque eso supuso que el Cristo, que va tan alto sobre el paso, tuviera que esquivar algunas de las grandes ramas de los plátanos de sombra. No hizo falta, en cualquier caso, bajar la cruz para sortear las ramas como sí que se hizo poco después, en la calle Tetuán, para pasar bajo tres cables situados de un lado a otro de sus edificios. Rosas rojas adornaban este paso.
Finalmente, llegaba el paso de palio de Nuestra Señora de la Cabeza, exornado íntegramente con rosas de color rosa. La dolorosa de la Cabeza, que el año pasado volvió a ser elegida por sus hermanos para seguir siendo titular de la corporación frente a la alternativa que tallara Juan Manuel Miñarro, fue acompañada por la Banda de Música del Carmen de Villalba del Alcor, que en la plaza Nueva interpretó "Nuestra Señora del Patrocinio" y luego en Tetuán la marcha "Virgen de los Negritos".
Desde Tetuán y Velázquez, la cofradía volvió a pasar por la Campana y tomó Alfonso XII. Por esta última zona se pudieron escuchar las marchas "La Soledad de San Pablo" para el paso de misterio y "Madre, tu Dulce Nombre" para el paso de palio. La hermandad regresaba a San Vicente y trataba de no hacerlo demasiado tarde para que los múltiples retrasos no se reflejaran en exceso en la hora final de entrada.
Finalmente, por Santa Vicenta María y Virgen de los Buenos Libros, la cofradía llegó a Cardenal Cisneros y se dispuso a entrar en la Parroquia de San Vicente. El paso del Señor de la Divina Misericordia, guiado por los Ariza, entró mirando hacia el interior del templo.
Más tarde, llegó hasta la misma puerta el paso del Cristo de las Siete Palabras, para el que la Banda de Cornetas y Tambores Esencia interpretó como última marcha "Cristo del Amor". Después, a las órdenes de Rufino Madrigal, giró para entrar mirando al exterior y la cruz volvió a ser bajada para permitir la entrada.
Por último, con la marcha "Nuestro Padre Jesús" se acercó el paso de palio de la Virgen de la Cabeza a San Vicente y después sonó "Pasan los campanilleros", marcha que se inició una segunda vez, aunque se interrumpió cuando el paso se detuvo y un hombre le cantó una saeta a la dolorosa.
A continuación, Rufino Madrigal procedió a mandar la maniobra de entrada en San Vicente y, cuando se completó, sonó el Himno de España concluyendo así la estación de penitencia y, con ella, el Miércoles Santo.
Faltaban siete minutos para las cuatro de la madrugada y para que se cumplieran dieciséis horas desde el momento en que la cruz de guía de la Sed se había puesto en camino. Dieciséis horas de un Miércoles Santo que volvió a dar muestras, si es que no lo había hecho ya en años anteriores, de la necesidad de una intensa reforma. Y lo que también mostró, si es que hacía falta, es que los parches (oh, sorpresa) no funcionan. ¿Será el año que viene? ¿O tampoco?
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