La Hermandad de la Bofetá celebró el pasado domingo el rosario matinal con la imagen de la Virgen del Dulce Nombre recorriendo algunas calles de la feligresía de San Lorenzo hasta el Convento de las Mercedarias de la calle Guadalquivir.
Resultó muy llamativa la vestimenta que llevó en este culto la dolorosa, dado que suponía una reproducción de la forma en que estaba vestida en sus primeras fotos tras ser tallada hace casi un siglo por Antonio Castillo Lastrucci. La diadema era la misma que entonces, y también se reprodujo la forma de colocar el tocado, de manera muy fiel a la de las estampas más antiguas de la Virgen.
Por otro lado, llevaba un manto liso de terciopelo burdeos, un fajín hebraico y la denominada saya del gato, de terciopelo burdeos con bordados atribuidos al taller de Olmo. En las manos sostenía un pañuelo y un rosario, mientras que en el pecherín presentaba varios broches.
Las andas, portadas por cofrades guiados por los hermanos Gallego, estaban iluminadas por dos faroles y adornadas con nardos y claveles blancos; y contaban con unos faldones de terciopelo azul.
A las diez y media de la mañana salió la Virgen del Dulce Nombre de la Parroquia de San Lorenzo y buscó la calle Juan Rabadán para girar luego a Teodosio y alcanzar así la calle Guadalquivir. Por ella entró en el convento y accedió al templo, donde fue conducida hasta el lado derecho del presbiterio para la posterior celebración de la eucaristía a las once y media, una vez llevado a cabo por la calle el rezo del Santo Rosario.
A las doce y media comenzó el regreso de la Virgen del Dulce Nombre a San Lorenzo, durante el que recorrió las calles Guadalquivir, Santa Clara y Eslava, volviendo a la parroquia en torno a la una y media de la tarde.
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