Durante la tarde de ayer, martes, y a lo largo de toda la jornada de hoy permanece expuesta en besamanos la imagen de Nuestra Señora de Araceli en el presbiterio alto de la Parroquia de San Andrés. En este culto se está estrenando la peana procesional, realizada en metal plateado y dorado por Gustavo Larios Jacinto.
Además, llama la atención en la vestimenta de la imagen la presencia de la toca de sobremanto de salida de la Virgen de Consolación, de la Hermandad de la Sed. Por otro lado, es novedad la restauración de las coronas de la Virgen y del Niño por parte de María Belén Hernández Moreno; mientras que en el pecherín vemos un lamé de oro de finales del siglo XIX. En la mano derecha tiene un rosario y un cetro, mientras que con la izquierda sujeta al Niño y una cadena con una cruz. Y entre las joyas que luce hay que mencionar la medalla de la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando en el nudo del cíngulo.
Flanqueando a la Virgen de Araceli vemos dos mesas de madera dorada. En cada una de ellas hay uno de los antiguos ángeles de las esquinas del paso del Cristo de las Almas de los Javieres, seis candeleros con cera blanca y dos jarritas con rosas color champagne. Más atrás, sobre sendos pies de madera dorada y base cuadrada están dos de las jarras de su paso con más rosas, mientras que las otras dos se han situado al fondo, a los pies del retablo mayor.
Completan el montaje de este besamanos el estandarte corporativo en el lado izquierdo del presbiterio, la cruz parroquial entre ciriales en el derecho y cuatro enormes blandones dorados ante los escalones del altar. Y sobre el primer escalón hay un centro floral también con rosas.
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