La comunidad del Colegio de las Salesianas de la calle San Vicente celebró ayer la salida procesional de María Auxiliadora tras los cultos celebrados días atrás en la Parroquia de San Lorenzo. Hasta el año pasado, la salida tenía lugar el mismo día 24, festividad de María Auxiliadora; pero en este 2023 se ha decidido retrasarla hasta el viernes siguiente.
Así, a las seis y media de la tarde comenzó la procesión desde San Lorenzo, con un cortejo formado por alumnos y profesores del colegio separados en distintos tramos encabezados por banderas y estandartes de la comunidad educativa. Además, la Banda de Cornetas y Tambores de la Centuria Macarena Juvenil encabezaba la procesión, que desde la plaza de San Lorenzo se encaminó a las calles Juan de Rabadán, Martínez Montañés, Pascual de Gayangos y Teodosio, para luego ir acercándose poco a poco a su colegio, aunque dando algunos rodeos previos.
De esta forma, tomó la calle Santa Ana en sentido inverso a su centro educativo y después giró a Santa Clara, a la que llegó a los sones de "Madre Hiniesta" a cargo de la Banda de Música Virgen de las Angustias, de Sanlúcar la Mayor.
Hay que comentar que el paso estrenaba este año la peana, de madera dorada; una obra que ha sido necesaria para solucionar los problemas de sujeción que presentaba la imagen de María Auxiliadora con su anterior peana.
En Santa Clara, el paso discurrió ante el Convento de María Reparadora, aunque en esta ocasión estaba cerrado. "¿No están las monjas este año?", comentaba una mujer. Por tanto, el paso siguió, tras un relevo de costaleros y una petalada desde un balcón, con la marcha "Se arrodilla Triana".
La Banda de Sanlúcar interpretó "Coronación" para que el paso, adornado con claveles, astromelias y margaritas, entre otras especies, girara de Santa Clara a Guadalquivir. Después se detuvo y en el momento de ir a llamar para una nueva levantá, el capataz, Luismi Fajardo, acercó a un hombre al paso. Era Antonio, capiller de la iglesia del antiguo Convento de San Antonio de Padua, de la Hermandad del Buen Fin. "Está pasando un bachecillo, pero la Virgen le va a ayudar".
A continuación, hubo una chicotá a tambor seguida luego de otra a los sones de "Reina de la O". Más adelante, fue el turno de la composición "María Santísima del Subterráneo", tras la que se produjo un nuevo relevo de costaleros.
El paso se levantó y siguió su camino tomando la calle San Vicente, a la que giró con la marcha "La Virgen del Rosario". Después sonó "Virgen de la Paz", a cuyo término el paso se detuvo ante una de las puertas del Convento de las Mercedarias de la Asunción.
La siguiente chicotá sirvió precisamente para que el paso se volviera ante dicha puerta mientras la banda interpretaba "María Santísima del Dulce Nombre", dolorosa a la que precisamente las mercedarias acogen cada año en la mañana de uno de los primeros domingos de otoño. Las religiosas cantaron la Salve y realizaron una ofrenda floral.
Un devoto lanzó tres vivas: a María Auxiliadora, a la Virgen de la Merced y a la Madre de Dios. Después, el capataz dedicó la levantá a las mercedarias, especialmente a Sor Isabel, que el año pasado fue la encargada de tocar el llamador en este punto. "Este año lo tiene que hacer telemáticamente", broméo, "porque no puede levantar el brazo". Además, Luismi Fajardo se acordó también de los alumnos del colegio Nuestra Señora de la Merced, entre los que estuvo su propia hermana.
Con la marcha "Jerusalén", el paso comenzó a alejarse, recibiendo una petalada desde un balcón situado frente a la puerta de las mercedarias. Y con esta marcha llegó María Auxiliadora hasta la residencia de las salesianas, muy cerca del colegio, que la recibieron en su puerta. El paso se volvió y las residentes le cantaron a la Virgen una composición salesiana y la Salve.
Seguidamente, el capataz pidió saber quién de las presentes era la de mayor edad. Una de ellas se levantó y se acercó, aunque no llegaba bien al llamador, por lo que se acercó otra hermana, de nombre Asunción. Fue ella la que hizo sonar el martillo y luego el paso se dispuso a continuar por la calle San Vicente, ahora con la marcha "Macarena", de Abel Moreno.
La siguiente parada de María Auxiliadora estuvo en San Antonio de Padua. Luego, pasaría por la plaza del mismo nombre y continuaría por las calles Curtidurías, Cristo del Buen Fin y Narciso Bonaplata. Sobre las once de la noche, la Virgen estaba de vuelta en su colegio, del que había salido justo dos semanas antes (ver).
No hay comentarios:
Publicar un comentario