La Hermandad de San José Obrero completó este domingo un fin de semana histórico con su santo titular de regreso a su parroquia y a su barrio después de un recorrido triunfal por el centro de la ciudad. Después del traslado a la Catedral del viernes (ver) y de presidir ante el Altar del Jubileo de la Catedral el Pregón de las Glorias el sábado, la cofradía emprendió la vuelta a casa cerrando así unos días que quedarán para siempre marcados en la historia de la corporación letífica, sacramental y penitencial.
Descartada por las altas temperaturas la primera intención de salir de la Catedral a las tres de la tarde, finalmente la salida para la procesión de vuelta comenzó a la misma hora que el traslado del viernes, a las cinco menos cuarto. La cruz de guía encabezaba el cortejo, del que formaron parte diversas parejas de hermanos con cirios blancos, así como mujeres vestidas de mantilla. El guión concepcionista y el sacramental formaron también parte de la procesión, así como la representación de bastantes hermandades de gloria, de las del Viernes de Dolores y Sábado de Pasión, y las vecinas corporaciones de la Trinidad y María Auxiliadora Coronada. Además, los guiones de los grupos jóvenes de la Milagrosa, Torreblanca y la Trinidad iban ante el de la propia juventud de San José Obrero. Y también participó en la procesión una representación de la Hermandad y Esclavitud del Bendito Patriarca Señor San José, de la localidad gaditana de San Fernando.
Finalmente, antes del paso veíamos el estandarte corporativo de la cofradía protagonista, la presidencia con los hermanos mayores de las corporaciones asistentes y el cuerpo de acólitos portando seis ciriales.
El paso de San José Obrero, antes de salir, fue llevado ante la Capilla Real para situarse frente a la Virgen de los Reyes, como es habitual cada vez que una imagen visita el primer templo de la Archidiócesis en alguna ocasión extraordinaria. Luego, comandado por Antonio Santiago, se dirigió a la Puerta de los Palos y salió por ella en silencio, dado que hasta que no atravesó la reja para pisar la plaza la Agrupación Musical de los Gitanos no tocó el Himno de España, seguido luego por la marcha "Virgen de las Angustias" y el "Himno a San José Obrero". Con él llegó hasta la calle Cardenal Carlos Amigo, dando entonces la espalda a la Giralda, cubierta de andamios por este lado para completar la labor de limpieza de sus cuatro caras que quedó interrumpida por la pandemia.
Hay que mencionar que San José Obrero no llevaba ninguna aureola, dado que se cayó en una levantá en el interior de la Catedral, y que la vara de azucenas era la de los Hermanos Delgado, diferente por tanto a la que llevó en el traslado de ida, como también era otra la sierra que sujetaba en su mano derecha; ésta con apliques de plata.
Claveles, astromelias, gladiolos y lilium, todo ello de color blanco, adornaban el paso de San José Obrero, que desde Cardenal Carlos Amigo siguió adelante bajo un cielo azul y blanco, que son los colores de la propia hermandad. A Alemanes llegó el paso a los sones de "Dolores y Misericordia", tras la que sonó "Señor de San Román" mientras la cofradía encontraba la sombra en la calle Hernando Colón.
Y todo ello, ante una buena cantidad de cofrades, pero también de turistas que engullían con sus cámaras cada detalle del que para la inmensa mayoría de ellos sería un espectáculo inédito lleno de curiosidades. Algunos incluso tenían sus móviles levantados en modo videollamada para llevar a sus familiares la señal en directo de cuanto acontecía. "¿Quién es?", preguntaba una turista con un limitado aunque voluntarioso español. "San José", recibió como respuesta. "¡Oh, San José!", repitió.
Por Hernando Colón, la Agrupación de los Gitanos interpretó las marchas "Pescador de hombres" y "Padre Nuestro". Pero al final de la calle fue momentáneamente sustituida por la Banda Municipal de Música de Coria del Río, la que el Sábado de Pasión acompaña a Nuestra Señora de los Dolores.
En la plaza de San Francisco esperaba esta formación musical a San José Obrero, para el que empezó su labor interpretando la marcha "Jerusalén". Con ella, el paso giró en la plaza para discurrir por el lateral donde se encuentra el edificio del Banco de España, y después se detuvo junto al arco del Ayuntamiento.
Todas las hermandades que acompañaron a San José Obrero desde la Catedral se colocaron con sus estandartes corporativos a un lado y a otro del Andén del Ayuntamiento, por el que el paso avanzó a los sones de "Sevilla cofradiera". Después, se paró ante la puerta para levantarse a continuación y volverse hacia ella con "Hosanna in excelsis".
Y posteriormente, mientras el paso realizaba un giro de ciento ochenta grados para situarse mirando hacia la plaza Nueva, la Banda de Coria interpretó por dos veces el "Himno a San José Obrero" mientras del balcón principal del Consistorio caía una petalada sobre el paso. Finalmente, el propio Ayuntamiento ofreció al santo un ramo de flores.
A continuación, Antonio Santiago hizo sonar el llamador y el paso siguió recorriendo el resto del Andén, ahora mientras la Banda de Coria tocaba "Cofradías sevillanas", una obra de Pedro Braña que incluye fragmentos de diferentes marchas muy conocidas. La marcha terminó en la esquina de la plaza Nueva con la calle Granada, por la que después siguió San José Obrero con "A ti, Manué", que finalizó con el paso casi en la esquina de Francisco Bruna.
La Banda Municipal de Coria del Río se despidió en este punto, ya que la Agrupación Musical de los Gitanos, que esperaba en la calle Sierpes, recuperó su lugar tras el paso tocando una marcha clásica como "Virgen de la Hiniesta", con la que se produjo la subida de la calle Entrecárceles.
Tras una parada, continuó hacia la plaza del Salvador con "La saeta" y luego siguió subiendo la calle Villegas a los sones de "Al Dios moreno" hasta detenerse en la confluencia con la calle Francos.
Para subir la Cuesta del Rosario, la agrupación musical encadenó hasta tres marchas, como fueron "Nuestro Padre Jesús de la Victoria", "Virgen de las Angustias" y el "Himno a San José Obrero", con la que giró en la plaza de la Pescadería. A continuación, el paso siguió por Ángel María Camacho a los sones de la marcha "A los pies de Sor Ángela", parando después antes de girar a la Alfalfa, donde se despidió la Archicofradía de María Auxiliadora.
Allí, con el paso mirando hacia un edificio, tres hombres le cantaron a San José Obrero desde un balcón y luego tomó la plaza con la marcha "Alma de Dios", mientras caía una intensa petalada, y se enlazó con "Consuelo gitano", llegando hasta el inicio de Odreros.
Tras dejar atrás la Alfalfa, San José Obrero recorrió Odreros en una chicotá a tambor para posteriormente hacer un doble giro a Boteros y a Sales y Ferré con las marchas "Soleares de Triana" y "Padre Nuestro". En el inicio de esta calle se despidió del cortejo la Esclavitud de San José de la ciudad de San Fernando.
A partir de este punto, San José Obrero pasaría por San Pedro, San Román y la calle Sol, saliendo después a la Ronda y a la Carretera de Carmona antes de recorrer algunas de las calles de su barrio y regresar al templo. Se puso entonces el punto final a unos días muy especiales para la corporación que este año ha tenido el importante papel de representar a todas las hermandades letíficas de la ciudad.
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