La Hermandad de San José Obrero conquistó ayer el centro de Sevilla con la procesión de ida a la Catedral de su santo titular para presidir hoy el Pregón de las Glorias. Fue sin duda una jornada extraordinaria que significó el traslado de una imagen, una hermandad, una parroquia y un barrio de más allá de la antigua zona amurallada hasta el mismo corazón de la ciudad.
El itinerario estuvo perfectamente diseñado para que San José Obrero pasara por seis templos y por el Palacio Arzobispal; siete paradas en las que se rezaron otras tantas virtudes del santo incluidas en el Rosario de San José, una oración de alabanza a quien es el Santo Patrono de la Iglesia Universal.
La salida comenzó a las cinco menos cuarto de la tarde y llevó al santo a cruzar la Ronda Histórica para entrar por la pequeña calle Mateos en el centro, deteniéndose ante el Santuario de los Gitanos, donde se daría lectura a la primera virtud, "La anunciación a José". Más adelante, en la Iglesia de los Terceros y en Santa Catalina se rezarían la segunda y la tercera virtud: "El nacimiento de Jesús" y "La circuncisión y la atribución del nombre de Jesús".
Tras su parada ante Santa Catalina, San José Obrero tomó la calle Alhóndiga en dirección a la plaza de San Leandro, a la que el paso, guiado por Antonio Santiago, llegó con la marcha "Alma de Dios" a cargo de la Agrupación Musical de los Gitanos. La siguiente marcha, con la que el santo se dirigió a la puerta del convento de Madres Agustinas, fue "La clámide púrpura". Las hermanas cantaron al santo mientras se producía un relevo de costaleros.
Poco después, el paso continuó su camino por Zamudio con "Mi Cristo de bronce" hasta la plaza de San Ildefonso, donde recibieron a San José Obrero las hermandades de los Sastres, la Sacramental de la parroquia y el Beso de Judas. Fue éste el momento de la cuarta virtud: "La presentación en el templo". Como en todas las demás, el Coro de Campanilleros de San José Obrero intervino con sus característicos cánticos.
Con su paso adornado con claveles y gladiolos blancos, San José Obrero siguió por Boteros, calle a la que llegó con la marcha "Aliviamos tu dolor", y más adelante sonó "Señor de la Caridad" para el giro a Odreros. Hay que comentar que el Nazareno de la corporación estuvo presente de alguna manera en este traslado a la Catedral, dado que uno de los guardabrisas situados ante la delantera del canasto tenía aún puesto el codal morado del pasado Sábado de Pasión, cuando sobre el mismo paso van Nuestro Padre Jesús de la Caridad y el Cirineo.
Posteriormente, al discurrir por la plaza de la Alfalfa, la Agrupación de los Gitanos interpretó "La saeta", marcha enlazada con el "Himno a San José Obrero" hasta llegar a Candilejo, donde el paso se detuvo para un relevo de costaleros y para que un hermanos subiera a recolocar la vara de azucenas que el santo portaba en su mano izquierda.
La siguiente parada estaba cerca: la Parroquia de San Nicolás. Para ello, San José Obrero tomó la calle Muñoz y Pabón a los sones del "Ave María" de Vavilov, y luego se pudo escuchar la marcha "Gitano de Sevilla" para alcanzar la plaza de Ramón Ybarra Llosent y llegar hasta Nuestro Padre Jesús de la Salud, junto a San Nicolás, donde la Hermandad de la Candelaria recibió al santo.
Últimamente los cofrades de la Candelaria han recibido a unos cuantos pasos nada habituales por su puerta, como fue en octubre el palio de Santa Genoveva o esta Semana Santa los de la Hermandad del Cerro y el misterio de la Paz. Ahora era el paso de San José Obrero el que se detenía ante el templo de San Nicolás, donde se rezó la quinta virtud del Rosario de San José, "La huída a Egipto".
Tras una levantá dedicada por Antonio Santiago a "los hermanos de la Candelaria que están en el cielo", el paso se marchó por la calle San José con la marcha "Soleares de Triana". Luego se detuvo ante el Convento de Madre de Dios, en cuya puerta tomó la palabra su madre superiora, quien comentó que San José es el patrón de su pueblo natal. A él le pidió por las vocaciones en la Iglesia, pero también por la lluvia. "En mi pueblo, cuando no llovía, rezábamos a San José y siempre nos escuchaba; vamos a tener fe", dijo la religiosa antes de rezar un Padre Nuestro y un Ave María.
Poco después, San José Obrero siguió adelante, tomando la calle Madre de Dios con la marcha "Orando al Padre". Y más adelante, salió a Fabiola con "Cinco Llagas". A continuación, el paso afrontó la dificultad de pasar por el tramo estrechísimo de la calle, rozando los muros. Sin mayor problema, el paso superó la dificultad y afrontó luego el giro a Mateos Gago mientras la agrupación musical interpretaba una versión de la canción "Hallelujah" de Leonard Cohen.
Unos metros más adelante San José Obrero alcanzó la Parroquia de Santa Cruz a los sones de "Resucitó". Era el momento de la sexta virtud, "El regreso a Nazaret", rezada con los cofrades de la cofradía decana del Martes Santo ubicados ante la fachada de su templo.
"Por las intenciones de la Hermandad de Santa Cruz", dijo Antonio Santiago en el momento de la levantá del paso, que siguió adelante por Mateos Gago, donde sonaron las marchas "Y se fue al Cielo", "Alma de Dios" y "Costalero", saliendo luego a la plaza de la Virgen de los Reyes enlazando hasta tres marchas seguidas: "Nuestro Padre Jesús de la Victoria", "Consuelo gitano" y "Virgen de la Hiniesta".
Así, San José Obrero llegó al Palacio Arzobispal, donde se encontraba el arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, quien fue el encargado del rezo de la séptima y última virtud: "Jesús perdido y hallado en el templo".
Antonio Santiago acercó luego al arzobispo ante el llamador y pidió a los costaleros una levantá por él, por su familia y por su salud. Fue el propio arzobispo el encargado de hacer sonar el martillo y luego el paso empezó a moverse de nuevo con "Hallelujah". Ya a los pies de la Giralda se encadenaron las marchas "La saeta", "Virgen de las Angustias" y el "Himno a San José Obrero" mientras el paso giraba para entrar en la Catedral mirando hacia la plaza.
Cuando ya estaba a unos centímetros de la Puerta de los Palos, el paso se detuvo y los costaleros se dieron la vuelta bajo las trabajaderas. Finalmente, doce minutos más tarde de las once de la noche, el paso entró en la Catedral y la Agrupación Musical de los Gitanos tocó el Himno.
El paso fue llevado al Altar del Jubileo, donde quedó perfectamente colocado para el Pregón de las Glorias que a partir de las nueve de esta noche pronunciará el periodista Mario Daza. El regreso de San José Obrero a su templo será mañana, domingo, a las cinco menos cuarto de la tarde.
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