María Santísima de la Concepción, de la Hermandad del Silencio, estuvo expuesta en besamanos por su festividad en la Iglesia de San Antonio Abad, ante un grandioso altar montado delante del retablo mayor del templo. La dolorosa se presentó sobre una peana de plata vestida con el manto azul bordado en oro en 2003 por el taller de Santa Bárbara y con la saya morada de salida, obra de Hijos de Olmo entre 1918 y 1919 con diseño de Herminia Álvarez Udell.
La Virgen llevaba un cíngulo de malla en el que había prendido un camafeo, portaba su corona de salida, un gran broche en el pecherín y otro con el emblema de la hermandad a la altura del vientre. En cuanto a las manos, ofrecía a los devotos la derecha, mientras que con la izquierda sujetaba un pañuelo y un rosario.
Junto a la imagen que tallara Sebastián Santos se colocaron dos jarras con nardos y otras flores blancas, además de los cuatro faroles de las esquinas del paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Todos estos elementos se ubicaban sobre sendos pies de base cuadrada forrados en damasco celeste.
Detrás se alzaba un gran altar presidido ante un dosel azul y celeste por el simpecado de la hermandad, ante el que se desplegaba una enorme cantidad de candeleros con cera blanca, dos candelabros de plata, la espada y el cirio votivo característicos de la cofradía, dos jarras y algunos centros con azucenas. Además, en el lado derecho se podía ver el guión romano de la cofradía, y en el izquierdo la bandera blanca. Y en el centro se situó un pequeño manifestador de plata con un relicario y dos jarritas doradas con claveles blancos.































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