La Parroquia de Omnium Sanctorum acogió el pasado fin de semana el besapié a Nuestro Padre Jesús de la Paz, de la Hermandad del Carmen Doloroso; un culto para el que el Señor fue situado en el presbiterio del templo, sobre una tarima forrada en terciopelo morado sobre la que a su vez se colocó la peana procesional de la Virgen del Carmen. El Señor de la Paz vestía una túnica lisa de color rojo y lucía las potencias de plata sobredorada estrenadas el año pasado.
Para llegar hasta la imagen y besar su pie había que recorrer un pasillo de blandones dorados colocados en forma de V, todos ellos con cera blanca. Y a izquierda y derecha veíamos distintos enseres que conformaban el altar del besapié, tales como diez candeleros del paso de palio con cirios blancos, cinco a cada lado, elevados sobre dos pies de madera policromada, los dos faroles de entrevarales también del palio de la dolorosa, dispuestos sobre columnas de base cuadrada, y dos insignias de la corporación: la bandera del cortejo del Cristo en el lado izquierdo y el estandarte corporativo en el derecho.
Por otro lado, el exorno floral estaba compuesto por antirrhinum, rosas y astromelias de tonos morados, repartidas en cinco puntos distintos: uno en el centro y los otros cuatro delante de los faroles y los candeleros.
Finalmente, hay que señalar que todo el altar del besapié al Señor de la Paz estaba dispuesto sobre una moqueta de color rojo en la que se ubicó también una alfombra delante de la propia imagen que talló Francisco Reyes Villadiego.
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