viernes, 15 de marzo de 2019
UN CERRO DE HUMILDAD
La Hermandad del Cerro ha presentado el que será el gran estreno de 2019: el nuevo paso para Nuestro Padre Jesús de la Humildad, el Nazareno de Juan Manuel Miñarro que saldrá por primera vez a las calles el próximo Martes Santo, con lo que la cofradía pasará de dos a tres pasos justo cuando se cumplen treinta años de su incorporación a la nómina de la Semana Santa.
Hasta el domingo se puede visitar en el Casino de la Exposición "Un Cerro de Humildad", que es el nombre de la muestra que permite contemplar con todo detalle esta nueva obra que la hermandad, con buen criterio, decidió estrenar cuando estuviera completamente finalizada.
El proyecto del paso se debe al tallista Francisco José Verdugo, quien en 2015 resultó elegido por una amplísima y rotunda mayoría para realizar este paso, imponiéndose a los otros tres talleres que presentaron también sus propios diseños. Pero no sólo Verdugo ha creado este paso, ya que, junto a su labor de diseño y talla, hay que mencionar a Enrique Gonzálvez González en la carpintería, el Manuel Mazuecos en la imaginería y los Hermanos Delgado en la orfebrería.
En su momento, el tallista señaló que en su proyecto había tenido muy en cuenta a los otros dos pasos de la cofradía, de forma que hubiera en el del Señor de la Humildad una conexión estética con ellos. Asimismo, tuvo claro desde el inicio que sería un paso que conjugaría el color de la madera barnizada con el dorado de los elementos de orfebrería que contiene. Y un contraste cromático más es el de los faldones, que son de terciopelo rojo.
El diseño de esta obra es piramidal, desde las esquinas de los respiraderos hasta la propia cruz que llevará sobre sus hombros el Nazareno y que también se expone en esta muestra, como luego veremos. En cuanto a los respiraderos, se inspiran en los del primer paso que tuvo el Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono, originario de Utrera y propiedad hoy del Descendimiento de Huelva. Por otro lado, los faroles de las esquinas están basados en los de los candelabros de cola del palio de la Virgen de los Dolores. Y finalmente, es destacable el amplio programa iconográfico que se desarrolla a lo largo de todo el paso y que más abajo explicaremos.
Juan Manuel Bermúdez Requena ha sido el encargado de diseñar el programa iconográfico que se ha incluido tanto en el canasto como en los respiraderos a través de los elementos de orfebrería realizados por los Hermanos Delgado. Todo ello gira en torno al significado bíblico de la humildad, a su manifestación y a los símbolos con que las Sagradas Escrituras se refieren a ella, al ser la advocación del Nazareno.
En primer lugar, hay que mencionar a los cuatro ángeles de las esquinas, que aparecen bajo los faroles. Los de delante aparecen sujetando una soga y un yugo. La primera hace alusión a la humildad de Jesús al aceptar su destino "como cordero llevado al matadero"; y el segundo se refiere a las palabras de Jesús cuando dice: "mi yugo es suave y mi carga ligera", respetando la voluntad del Padre y cargando con nuestros pecados mediante el perdón.
Uno de los ángeles traseros, por su parte, sostiene una cruz, debido a las palabras de Jesús al decir: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga", además de la propia humildad que supone que el mismo Hijo de Dios muriera en un instrumento destinado a los delincuentes. Y el otro ángel muestra una corona de espinas, impuesta a Jesús como cruel forma de burla que él acepta humildemente.
También se relaciona con el concepto de humildad el llamador, que representa la escena del Lavatorio de los pies por parte de Jesús tras la Última Cena. "¿Quién es mayor? ¿El que está en la mesa o el que sirve? ¿No es el que está en la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve", dijo. En el llamador aparecen el propio Jesús lavando los pies a San Pedro.
El canasto cuenta con dos cartelas, una delante y otra detrás. La delantera representa el Sermón de la Montaña, donde Jesús dio un mensaje de verdadera humildad: "Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la tierra".
La cartela trasera reproduce la cena en la casa del fariseo, donde Jesús recomienda a un rico lo siguiente: "Cuando hagas un banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos, y serás bienaventurado porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos".
Por su parte, en los respiraderos se han incluido cuatro cartelas que representan otras tantas escenas relacionadas con la humildad. Una de ellas es la de los trabajadores de la viña, cuando todos cobran lo mismo por su trabajo, aunque algunos han estado más tiempo que otros y los primeros protestan al considerar que merecen más.
En el costero izquierdo está la parábola de los dos hijos del dueño de la viña. Uno permanece trabajando junto a él, aunque le engaña, y el otro lo abandona pero vuelve años después arrepentido, siendo acogido con amor por su padre, lo que provoca el recelo del que nunca dejó la viña.
En el costero derecho se representa al publicano y al fariseo; el primero, arrepentido por sus pecados, agacha la cabeza en actitud de arrepentimiento, y el segundo, peca de vanidad al presumir de cumplir los preceptos religiosos y sentirse por ello mejor que los demás.
Finalmente, la cartela del respiradero trasero muestra la diferente actitud ante la vida de Lázaro y del rico Epulón. Lázaro, pobre y humilde, entrará en el Reino celestial, mientras que Epulón, feliz en su riqueza y rechazando la caridad con el prójimo, será condenado por el pecado de su avaricia.
Y volvemos al canasto, porque a lo largo de su perímetro mixtilíneo se distribuyen un total de doce símbolos de la humildad. En el frontal del canasto están la rueda con el crismón, símbolo de Jesús, que por humildad y obediencia al Padre entregó su vida por los demás ("No se haga mi voluntad, sino la tuya"), y el cetro y la azucena, alusivos respectivamente a Dios a través del arcángel San Gabriel y a la Virgen María, quien aceptó los planes divinos ("Hágase en mí según tu palabra").
El costero izquierdo contiene los símbolos del cayado, que representa a Dios como pastor en quien debemos confiar; la barca en la tempestad, en el sentido de aceptar con fe y sin miedo los designios de Dios; la puerta angosta, que lleva a la vida, frente a la puerta ancha de la tentación, el pecado y la perdición; y las espigas de trigo, que indican la necesidad de darnos a los demás, como el grano que muere dando fruto.
En el costero derecho encontramos el arpa, alusiva al rey David, que desempeñó su labor con justicia y buscando el bien, y no con soberbia; la zarza ardiente, por la que Dios se manifestó ante Moisés, descrito como "más humilde que cualquier otro hombre sobre la tierra"; el león con el cetro, que tiene que ver con el símbolo de la estirpe de David, representada en un león tumbado que sostiene un cetro y que no se levantará hasta la llegada del Mesías; y el libro de la Torá, que recuerda la primera conversación de Jesús con los rabinos en la sinagoga, cuando les anuncia que ha venido al mundo a llevar la buena nueva a los abatidos, a los quebrantados de corazón y a los cautivos.
Y en la parte trasera vemos el lábaro con la inscripción "Ecce Agnus Dei" ("Éste es el Cordero de Dios"), relativo a San Juan Bautista, que vivió sabiendo que era un instrumento al servicio de Dios; y el bastón florecido, que representa a San José, quien confió en Dios y en sus planes para acoger a Jesús como hijo suyo.
A todas estas piezas de orfebrería cargadas de simbolismo habría que añadir los diferentes adornos colocados en el canasto y los respiraderos, así como los dos atlantes que sostienen los candelabros laterales, labrados, como los ángeles de las esquinas, por los Hermanos Delgado a partir de los modelos realizados por Manuel Mazuecos.
Como comentábamos al principio, se expone también la cruz que portará sobre su hombro derecho el Señor de la Humildad, realizada por Enrique Gonzálvez González y Enrique Lobo Lozano, según el diseño de Juan Manuel Miñarro.
Se trata de una cruz única en la Semana Santa de Sevilla, dado que es mixta, al tener sus dos caras planas y los cantos arbóreos. De esta forma, además del mayor realismo con la forma que debían tener las cruces de los condenados, se adaptará mejor a las manos tan personales del Nazareno.
La cruz está hecha en madera de cedro de Canadá y tiene unas medidas bastante considerables: cuatro metros de stipes y 1,95 de patibulum.
El nuevo paso del Cerro es, sin duda, una aportación de enorme calidad para un Nazareno que ha logrado hacerse un enorme hueco entre los vecinos del barrio desde su llegada a la Parroquia de los Dolores en 2004, siendo donado por su propio autor, quien ya había tallado todas las figuras secundarias del paso de misterio. Era cuestión de tiempo que el Señor de la Humildad acabara saliendo junto a los demás titulares en la estación de penitencia del Martes Santo. Y ese tiempo, después de hacer las cosas despacio, paso a paso y con naturalidad, ha llegado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario