La Ermita de Guía acogió el pasado domingo el besapié al Santísimo Cristo del Perdón y besamanos a María Santísima del Perpetuo Socorro. El crucificado estaba en el centro de la ermita, tumbado ante el altísimo presbiterio. Los cuatro hachones que hasta 2017 iluminaban su paso procesional rodeaban a la imagen, que tenía apoyados los brazos de la cruz en una estructura oculta con una tela de damasco azul.
Y junto a los brazos se dispusieron dos de las jarras del paso de palio de la Virgen del Perpetuo Socorro con claveles rojos. Tanto las jarras como los hachones estaban colocados sobre sendos pies forrados en damasco azul con galones dorados. Asimismo, otras dos pequeñas jarras del palio estaban en el suelo con rosas rojas.
Por su parte, la dolorosa de la hermandad estaba en el presbiterio alto, ante un enorme cortinaje de damasco rojo. Vestía un manto azul bordado en oro perteneciente a la Virgen de la Concepción de la Hermandad de las Viñas, y una saya de tisú también bordada. Lucía su corona procesional, un broche con una cruz en el pecherín y un rosario en la mano izquierda.
Se elevaba sobre una peana con tela de damasco rojo y apliques de madera dorada, y junto a ella veíamos los dos faroles de los costeros del paso del Cristo del Perdón, dos candelabros de cinco velas blancas cada uno, dos jarras del palio con claveles de color blanco y cuatro altos blandones dorados con cera del mismo color. Además, a sus pies se colocó en el centro un gran centro floral de rosas blancas.
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