El día 24 de marzo de 1920 el papa Benedicto XV proclamó a la Virgen de Loreto como Patrona de la aeronáutica. El año pasado se cumplió, por tanto, el centenario de este patronazgo, razón por la cual el papa Francisco decretó la celebración del Año Jubilar Lauretano; una conmemoración que se ha prorrogado hasta el próximo 10 de diciembre debido a la pandemia, que impidió una celebración en condiciones en su momento.
Por todo ello, la Hermandad de San Isidoro, cuya dolorosa tiene la advocación de Nuestra Señora de Loreto, ha organizado una exposición que se clausuró el pasado domingo y que ha tenido como escenario el patio del Real Círculo de Labradores. La muestra, titulada "Loreto. Nazaret en Sevilla", sirvió para ahondar en el significado de la advocación y en parte del patrimonio que la hermandad tiene para honrar a la Madre de Dios bajo dicha denominación.
Recorriendo al detalle la exposición, hay que comenzar por señalar que en un panel se explicaba el origen de Loreto. Así, se afirmaba que, según la tradición, "al ser expulsados los cruzados de Tierra Santa, los cristianos salvaron de la destrucción el hogar de Nazaret en 1291, transportándolo a la antigua Iliria y, tres años más tarde, en 1294, a Loreto, en la región italiana de Las Marcas, donde se conserva la venerable reliquia". Este último traslado a la ciudad de la que la Virgen toma la advocación fue atribuido a los ángeles, que habrían llevado la casa de la Virgen volando desde Iliria a su actual localización. Por esta razón es por la que la Virgen de Loreto es la Patrona de la aviación. Además, el Santuario de la Santa Casa de Loreto es hoy centro de devoción y peregrinación universal.
Precisamente, lo primero que veíamos en la exposición era un grabado con una vista de Loreto, realizado por Mattheus Merian entre 1661 y 1680.
A su lado, otro grabado del siglo XVII, de Cornelis Boüdt, mostraba a la Virgen de Loreto, que recibe culto en el mencionado santuario.
En la noche del 22 al 23 de febrero de 1921 se produjo un incendio en el altar de la Santa Casa. Veíamos por ello una foto de los Hermanos Talevi en la que se aprecia el estado en que quedó; instantánea que sería publicada en "L'Illustrazione Italiana" en su edición del 13 de marzo del mismo año.
A continuación, otro grabado, éste de la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto y del albergue de peregrinos. Fue editado por Rogissart entre 1701 y 1720.
Un grabado más estaba a su lado, realizado a mediados del siglo XVII por Michael Snyders. En él aparece la Virgen de Loreto rodeada por las letanías lauretanas.
Siguiendo el orden del contenido de la exposición, hay que mencionar ahora el antiguo libro de reglas de la Hermandad de San Isidoro, abierto por las vitelas atribuidas a Pedro Tortolero y en las que están representados el Señor de las Tres Caídas y la Virgen de Loreto, siendo la más antigua de las representaciones pictóricas de la dolorosa.
La devoción a la Virgen de Loreto está también presente en la localidad de Espartinas. De su Convento de Loreto es el estandarte que veíamos a continuación, de la primera mitad del siglo XX.
Veíamos luego un grabado de la sevillana Virgen de Loreto, realizado a buril por José María Martín en 1844.
Por su especial interés, reproducimos ahora un texto que habla de la extensión universal de la advocación de Loreto, así como de los orígenes de dolorosa de San Isidoro:
"Desde 1883, una Congregación Universal de la Santa Casa, vinculada al santuario, propaga el culto a la Virgen de Loreto y el Hogar de Nazaret. Sin embargo, desde mucho antes la devoción lauretana se extendió por múltiples lugares, de modo que es posible encontrar las huellas de este fervor a lo largo de la geografía mundial.
No sólo en Italia, sino en lugares como Praga, París, Lisboa, o en Malta, Croacia, Polonia, Austria o Alemania se pueden visitar importantes templos dedicados a la Virgen de Loreto. Pero también mucho más lejos de Europa, como podemos ver en Sampaloc (Filipinas), Mendoza (Argentina), Río de Janeiro (Brasil) o la misma ciudad de Loreto, en la Baja California, vinculada a la Misión que, fundada por los padres jesuitas, evangelizaron la costa oeste de los actuales Estados Unidos.
Algunos de estos centros son de una extraordinaria riqueza artística, como sucede en el caso mexicano de la iglesia de San Francisco Javier en Tepotzotlán, con un extraordinario camarín que es una de las grandes joyas del barroco novohispano.
Y por supuesto, en España también se hace patente la devoción a la Virgen de Loreto en grandes ciudades como Madrid o Barcelona y con santuarios como los de Ulldemolins, Jávea, Antequera, Algezares, Denia, Socuéllamos, etc. E igualmente, hay titulares de cofradías penitenciales, como ocurre en Jerez de la Frontera o Morón de la Frontera.
En Sevilla, el convento franciscano de Espartinas es un singular foco de espiritualidad asociado a la devoción lauretana desde hace más de cinco siglos, de tal modo que la Virgen de Loreto allí venerada fue proclamada Patrona de Espartinas y de todo el Aljarafe.
La primitiva advocación de la titular de la Hermandad de las Tres Caídas no fue Loreto, sino Madre de Dios del Arco. La Virgen del Arco es una Madonna que se venera en Nápoles y su título se cambió por el de Loreto de manera permanente a partir de 1717, cuando parece que se realizó la actual imagen mariana por un anónimo escultor de la escuela sevillana, que cobró 135 reales por su ejecución, mientras que otro anónimo maestro la policromó por otros 105 reales.
Como es usual en las imágenes de candelero, fue retocada y restaurada en múltiples ocasiones, siendo las más importantes las realizadas por Francisco Marcos Díaz-Pintado y por Sebastián Santos Rojas, en el siglo XX, así como la última que ejecutó Pedro Manzano Beltrán en el año 2015".
Al declararse el Patronazgo de la Virgen de Loreto sobre la aviación, el hermano mayor de San Isidoro envió una carta el 18 de junio de 1920 al director de la Escuela y Parque Militar de Aviación de Sevilla ofreciendo la capilla de la hermandad para la celebración de los cultos que quisieran celebrar en honor a su Patrona.
Junto a la carta se mostraban diferentes distintivos de cuerpos de aviación y de instituciones donados a la Virgen de Loreto y el fajín del general José Jiménez Ruiz, jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire.
También podíamos ver un listado de la cofradía del Viernes Santo de 1938, primera vez que una representación del Ejército del Aire formó parte del cortejo.
Veíamos a continuación una ilustración de Achile Beltrame publicada el 3 de octubre de 1920 en "La Domenica del Corriere". En ella se ve al obispo Alfonso María Andreoli bendiciendo los aviones que sobrevolaron la Basílica de Loreto al proclamarse el Patronazgo sobre la aviación.
A su lado, cuatro postales de la serie sobre la Virgen de Loreto que pintó en 1933 el xilógrafo Bruno da Osimo. En ella se habla de la historia de la devoción con alusiones a la I Guerra Mundial.
Volviendo a la Virgen de Loreto de San Isidoro, se mostraba ahora la réplica en oro del Plus Ultra, el hidroavión que realizó por primera vez un vuelo cruzando el Atlántico desde Palos de la Frontera hasta Buenos Aires en 1926. La réplica, realizada en oro en Argentina, fue ofrecida a la Virgen de Loreto, que se encontraba en su paso de palio, el 7 de abril del mismo año.
De mediados del siglo XX es un cuadro de la Virgen de Loreto realizado por José Ortega. La dolorosa lleva en su pecho el rokiski distintivo del cuerpo de pilotos de aeroplanos.
El 26 de febrero de 1950 se le impuso a la Virgen de Loreto su actual corona de salida, como podía verse en un total de cinco fotografías tomadas aquel día.
La misma corona se exponía en el interior de una urna, permitiendo comprobar de cerca cada detalle de una de las coronas procesionales más grandes de la Semana Santa sevillana. Fue realizada en plata dorada, oro y esmaltes por Manuel Seco Velasco.
Y junto a la corona estaba el puñal de salida, también de Seco Velasco de 1950, labrado en plata dorada con piedras preciosas donadas por una hermana.
El mismo año en que se estrenó la corona y el puñal la Virgen de Loreto fue trasladada al cerro de los Sagrados Corazones de San Juan de Aznalfarache para la bendición de la barriada que recibiría precisamente su nombre. La barriada fue construida por la Maestranza Aérea y consta de unas setecientas viviendas que se destinaron al personal del Ejército del Aire. La propia plaza donde tuvo lugar la bendición y en la que se encuentra el emblemático monumento al Sagrado Corazón se llama Virgen de Loreto. El cardenal Segura fue el encargado de bendecir las nuevas viviendas en este acto celebrado el 19 de marzo de 1950 y del que se exponían varias fotografías.
Continuamos con una placa estereoscópica de Nuestra Señora de Loreto en la puerta de la Iglesia de San Isidoro.
En esas placas vemos a la Virgen de Loreto cobijada bajo las caídas del actual palio de la Virgen de las Tristezas, de la Hermandad de la Vera-Cruz. Fueron confeccionadas en terciopelo negro bordado en oro por Patrocinio López, según el diseño de Antonio Requena. Se realizaron entre 1884 y 1885 para la Virgen de Loreto; en 1936 pasaron a la Hermandad de las Penas de San Vicente para el palio de la Virgen de los Dolores; y en 1955 fueron vendidas a la Vera-Cruz.
También del siglo XIX es la antigua candelería del palio de la Virgen de Loreto, de la que se mostraban un candelabro y seis candeleros.
Reproducimos ahora otro texto en el que se habla de la llamada Casa de Oro, en relación al palio actual de la Virgen de Loreto:
"En Sevilla, el paso de palio es la casa de la Santísima Virgen durante la Semana Santa. En el caso de la Virgen de Loreto, aunque hoy sale sola el Viernes Santo, hubo años en los que lo hizo con las imágenes de San Juan y la Magdalena, o sólo con el primero de ellos.
El palio de Nuestra Señora de Loreto sufrió una especial transformación en los años de la Exposición del 29, pasando de un palio negro decimonónico a otro, verdaderamente singular, que recogía las transformaciones artísticas que bullían en la época. El primitivo palio y el manto eran obras de la célebre bordadora Patrocinio López García, si bien contaba con una peculiaridad. Mientras las bambalinas habían sido sufragadas por la corporación, el manto fue costeado por la familia del antiguo hermano mayor Diego Tixe. A la muerte de Francisco Isern, hermano mayor y yerno del anterior, ante la problemática de la propiedad del manto, se estimó renovar el conjunto bajo la dirección del hermano Francisco Ruiz Rodríguez, el célebre Maestro Curro o Currito el Dorador, miembro de la junta de gobierno y persona fundamental para el desarrollo artístico de la cofradía. El cambio fue extraordinario. La inspiración se tomó de una obra expuesta en el Pabellón de Arte Antiguo: un tapiz de estilo oriental del que se tomó una fotografía, y de ahí el dibujo para el diseño del bordado. El contrato se firmó con la bordadora Pilar Granado Vázquez, quien con su hermana Amelia regentaba un taller de bordados tras formarse en los talleres de Rodríguez Ojeda y de Olmo, que estuvo abierto desde 1929 hasta el fallecimiento de Pilar, en 1937, quien al terminar el trabajo lloró emocionada ante la belleza de estas obras salidas de su obrador.
Para el tejido se estudiaron decenas de muestras de tisú, queriendo que años después el tono del palio y del manto fuese similar al color elegido para uniforme oficial de Aviación. Este tejido debía ser suministrado por Eduardo Rodríguez y en 1930 pudo salir el palio terminado y el manto sólo bordado en una pequeña parte, hasta que en 1931 ambas piezas salían completamente finalizadas.
La prensa se hizo eco de la originalidad al ver una de las bambalinas: 'Vimos una de las caídas del palio expuesta en la capilla de la hermandad en una de las noches de la novena al Cristo y nos gustó sobremanera, pues su bordado, cuyo dibujo es desconocido hasta ahora, es hermosísimo'. Las líneas curvas de las caídas se transformarían en 1966-67 por las Hermanas Martín Cruz, sustituyendo el sinuoso perfil por el recto que ofrecen los palios de cajón".
A un lado y a otro del texto había dos antiguas fotografías del paso de palio; la primera aún con el palio de Patrocinio López y la segunda con el de las Hermanas Granado.
A continuación, encontrábamos un conjunto formado por la caída frontal y el techo del palio, obra, como acabamos de ver, de las Hermanas Granado. También estaba el respiradero frontal, obra en plata dorada de Manuel Seco Velasco (1945), con diseño de Joaquín Castilla. Las jarras y el llamador son del mismo autor, mientras que la miniatura de San Isidoro, de plata y marfil, es de Fernando Marmolejo (1974). En cuanto a los faldones, son de Jesús Rosado (2012). Y junto a estos enseres estaban las imágenes de Santa María Magdalena y San Juan Evangelista, atribuidas al círculo de José Montes de Oca (con más seguridad en el caso de la Magdalena), de mediados del siglo XVIII.
Leíamos a continuación un texto sobre la reforma del paso de palio:
"La obra de reforma del palio no concluyó en 1931 y proseguiría tras la guerra civil. En esta ocasión, desde 1943 los esfuerzos se dirigieron a la renovación de la parte de orfebrería del palio, con un resultado tan sorprendente como el de los bordados. Así, en verano de dicho año se aprobó el dibujo de los varales, encomendándose el trabajo al orfebre Manuel Seco Velasco, que ya había realizado otras obras para la hermandad.
En septiembre de 1943 ya se podía examinar un trozo de varal, cuyo dibujo estaba inspirado en el del palio y el manto, siendo del agrado de la junta de gobierno por sus proporciones, gusto y perfección de la ejecución. Sin embargo, si el bordado había despuntado por su originalidad, la parte de orfebrería destacó por ir dorada, lo cual hacía aún más especial al conjunto procesional.
Tras la ejecución de los varales en 1944, que no pudieron estrenarse a causa de la lluvia, poco después de la Semana Santa se aprobó con algunas modificaciones el dibujo para los futuros respiraderos del palio, modificaciones que obedecían a intentar perfeccionar el diseño hasta el límite, máxime cuando se tenía la consideración de que lo que se había logrado era distinto a lo habitual en las cofradías sevillanas. La riqueza del conjunto queda patente en los diferentes dibujos que presentan cada uno de los paños de los respiraderos. La última parte de la reforma la constituyó la construcción de los candelabros de cola, que se estrenaron en 1946.
Cayetano González, cuando vio finalizado el conjunto tras el trienio transformador, dijo que 'esto pasa a ser de obra de orfebrería a obra de joyería; para darse cuenta de este trabajo, hay que verlo así: de cerca y despacio'. El célebre canónigo José Sebastián y Bandarán escribió, al ver los respiraderos, que 'esta obra quedará para la posteridad, como muestra del perfeccionamiento a que se ha llegado en estos trabajos y se admirarán, como hoy puede hacerse con la magnífica custodia de la Catedral, de Arfe, y de tantas otras obras de la llamada época del florecimiento de la orfebrería española'".
Al lado de este texto se mostraba una fotografía del proceso de ejecución del palio y documentación relativa a su reforma.
La penúltima obra de la exposición era precisamente la protagonista del cartel editado para anunciarla: la naveta de plata dorada realizada en 2005 por los Hermanos Delgado, que representa el traslado de la Santa Casa por los ángeles. Además, la casa que se refleja en la naveta es la capilla que la hermandad ocupa en San Isidoro.
Finalmente, en el centro del patio se ubicó un regalo que el teniente general Poyo-Guerrero hizo a la Hermandad de San Isidoro en enero de 2002: una réplica de la Virgen de Loreto de la Santa Casa adherida a una hélice. La placa colocada en el pie dice: "Que la Virgen de Loreto os proteja bajo su manto".
La exposición estuvo complementada con una mesa redonda que se celebró el viernes 19 titulada "La Virgen de Loreto, una devoción bordada en oro", que contó con la participación del guardián del Santuario de Loreto de Espartinas, Fray Joaquín Domínguez; del hermano mayor de Santa Marta, Antonio Távora; del miembro del Camino Neocatecumenal Pedro Montero Zafra; y del historiador Manuel Jesús Roldán Salgueiro.
Y el sábado 20 ofreció la conferencia "La Virgen de Loreto, el milagro de volar alto" el general y director de Enseñanza del Ejército del Aire, Enrique Biosca Vázquez, que fue presentado por Francisco Robles.
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