El llamado Lobby de Torre Sevilla albergó hasta el pasado sábado la exposición "Patrimonio Macareno. Los oficios del arte sacro", una muestra de la Hermandad de la Macarena motivada por la reciente restauración en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) del manto de la Coronación Canónica de la Esperanza Macarena, pero que sirvió a la hermandad para exponer no sólo esta valiosa pieza de su patrimonio, sino también otras que recientemente han sido objeto de actuaciones de conservación e incluso enseres nuevos.
Así, y como una forma de apoyar y poner en valor la importancia de la artesanía vinculada al culto, la exposición mostró casi una treintena de obras distribuidas en dos pasillos que culminaban en el manto de la Coronación.
La primera obra que encontrábamos era el conjunto formado por el respiradero frontal del paso de la Virgen del Santo Rosario y una peana de culto. Los respiraderos son de Herrera y Feria (1955) y realizados en madera dorada con estofados al temple de huevo; fueron restaurados en 2020 por el dorador David de Paz.
En lo que se refiere a la peana de cultos, es una pieza estrenada este mismo año de madera de cedro dorada, estofada y policromada. Felipe Martínez Oliver ha sido su diseñador y tallista, y también han participado el carpintero Enrique Gonzálvez González, el escultor Pablo Lanchares y el dorador David de Paz.
Seguimos con el antiguo senatus de la Centuria Romana Macarena, obra anónima de metal plateado y cincelado de finales del siglo XIX. El año pasado fue restaurado por Jesús Domínguez.
Del paso del Señor de la Sentencia veíamos el frontal de los respiraderos, obra de madera dorada y estofada realizada en 1955 por Rafael Fernández del Toro y diseñada por Juan Pérez Calvo. Este mismo año ha sido restaurada también por David de Paz.
Continuamos con un conjunto de jarras pequeñas y medianas de cultos que desde principios del siglo XX y hasta 1938 iban en la delantera del paso de palio de la Esperanza Macarena. Son de metal plateado y cincelado, y de autor anónimo.
El año pasado Fernando Marmolejo Hernández restauró unas credencias de cultos realizadas por su padre, Fernando Marmolejo Camargo, en 1964. Son de plata de ley cincelada y están inspiradas en las de la Capilla Real de la Catedral.
Veíamos después un candelabro de siete luces que, junto a otro igual, iba en la peana de la Virgen de la Esperanza desde finales del siglo XIX, época de su realización por un autor desconocido en metal plateado y cincelado.
En 2020 fue estrenado un conjunto de incensarios realizados por Jesús Domínguez en plata cincelada, según diseño de Fernando Marmolejo Camargo, autor de unos iguales realizados en los años cincuenta del pasado siglo.
A su lado, se exponía una custodia de plata sobredorada y cincelada, obra de autor desconocido de mediados del siglo XX.
Veíamos a continuación el simpecado de la Virgen del Santo Rosario, bordado en oro sobre terciopelo verde por Victoria Caro, con orfebrería de plata de Juan Fernández y diseño de Ignacio Gómez Millán (1940). En este 2021 ha sido restaurada por José Antonio Grande de León en los bordados y tejidos, y por Carlos Peñuela Jordán en la miniatura central de la Virgen.
Pasamos ahora a ver cuatro sayas que también formaban parte de la exposición. La primera de ellas, restaurada el año pasado por Grande de León, es la granate, también llamada la de los cuernos de la abundancia. Es de autor desconocido y cuenta con bordados en oro sobre terciopelo procedentes de un estandarte o simpecado de la Virgen del Santo Rosario de finales del siglo XVIII.
La siguiente saya, restaurada el año pasado en el taller de Sucesores de Elena Caro, era la de la Coronación, bordada en oro y sedas sobre tisú de plata en 1964 por las Hermanas Martín Cruz.
Veíamos a continuación la llamada saya de las corbatas, bordada en oro y sedas sobre raso por Esperanza Elena Caro en 1967, siguiendo un diseño de Fernando Marmolejo Camargo. Este 2021 ha sido restaurada por la empresa Cyrta, de Pablo Pérez y Pablo Portillo.
Y la última saya es la que este año ha realizado José Antonio Grande de León y que está bordada en oro y sedas sobre tisú de plata. Esta pieza, que ha sido ya bautizada como la saya de las virtudes teologales por representar la Fe, la Caridad y la Esperanza, posee incrustaciones de marfil, porcelana y orfebrería de plata.
A su lado estaba uno de los varales del paso de palio de la Esperanza Macarena, de plata de ley cincelada, que fueron restaurados por los Hermanos Delgado en 2019. El diseño corresponde a Cayetano González, quien realizó los cuatro varales maestros en 1930, mientras que los otros ocho los hicieron en 1936 sus discípulos Francisco Bautista, Emilio Landa y Juan Fernández.
Junto al varal llegábamos a la pieza más importante de la exposición, el manto procesional de 1964, confeccionado con motivo de la Coronación Canónica. Fue diseñado por Fernando Marmolejo Camargo y bordado en oro y sedas sobre terciopelo de seda verde. La restauración ha contado con la participación de ocho profesionales, seis de ellos personal del IAPH y otros dos colaboradores externos. Han sido Araceli Montero Moreno, jefa del área de tratamiento; Lourdes Fernández González, técnico conservadora-restauradora; Gabriel Ferreras Romero, historiador; Gema Pérez Morales, conservadora-restauradora; Auxiliadora Gómez Morón, química; Eugenio Fernández Ruiz, fotógrafo y radiólogo; Miguel Ángel Cerezo Butelo, joyero-platero; y Alfonso Aguilar Clemente, maestro encajero.
Junto al manto se podían ver unos bocetos pintados por Fernando Marmolejo Camargo y por el taller de Esperanza Elena Caro en 1961, y el diseño definitivo de Marmolejo, dibujado en 1962.
Continuamos con dos bocinas, que han sido sometidas a labores de limpieza y conservación por José Antonio Grande de León. Los paños fueron diseñados por Juan Pérez Calvo y bordados en oro y sedas por Concepción Fernández del Toro, teniendo como soporte el terciopelo morado en las del Señor de la Sentencia y verde en las de la Virgen de la Esperanza. En cuanto a la orfebrería, de plata de ley cincelada, fue diseñada y realizada por Fernando Marmolejo Camargo.
Se mostraban también unas varas antiguas de presidencia, realizadas en metal plateado por un autor desconocido en el último tercio del siglo XIX. Fueron utilizadas hasta mediados del siglo XX en el cortejo procesional.
A continuación, estaba la bandera asuncionista, diseñada por Fernando Marmolejo y bordada en oro y sedas por Concepción Fernández del Toro en 1951. Esta insignia ha sido restaurada por José Antonio Grande de León.
Grande de León también ha sido el encargado de realizar labores de limpieza y conservación del senatus, recuperando además los flecos del paño tal y como se concibió esta obra originalmente. Su diseñador fue Ignacio Gómez Millán y fue bordada en oro sobre terciopelo morado por Victoria Caro, mientras que la parte de orfebrería de plata de ley es de Juan Fernández (1939).
A su lado estaba la bandera concepcionista, diseñada por Juan Pérez Calvo, con bordados en oro sobre tisú celeste de Concepción Fernández del Toro y orfebrería de plata de ley de Juan Fernández (1949). En el presente año 2021 han sido limpiados los bordados y se han pasado a nuevo soporte, labor desarrollada por José Antonio Grande de León.
El propio Grande de León realizó el año pasado una nueva insignia para el cortejo del paso de misterio de la Sentencia. Se trata de la insignia de San Basilio el Grande, titular del templo donde se fundó la Hermandad de la Macarena en 1595. Está bordada en oro y sedas sobre terciopelo granate y tiene orfebrería de plata de ley cincelada de Jesús Domínguez.
La exposición contó también con la presencia de dos grandes fotografías de dos recientes incorporaciones al patrimonio de la Macarena, como son la nueva talla de San José y el monumento a Joselito el Gallo, ambas obras de Manuel Martín Nieto y de las que ya se habló con detalle en este blog (ver y ver).
Por último, podíamos ver la última obra pictórica de la hermandad, como es el cartel conmemorativo del L aniversario de la imposición de la medalla de la ciudad de Sevilla a la Esperanza Macarena, pintado por Manuel Peña Suárez en pastel sobre tabla y con apliques de pan de oro.
Enriquecer el patrimonio no significa sólo crear nuevos enseres, sino también mantener el ya existente, lo que es especialmente importante en una hermandad como la Macarena, que acumula una gran cantidad de obras y enseres. Con esta exposición, el visitante pudo hacerse una idea de la gran labor de los artistas como creadores de obras y de las hermandades como propietarias de éstas.
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