Esquivando la lluvia de la tarde del pasado sábado, la Hermandad del Baratillo logró trasladar con rapidez a María Santísima de la Caridad en su Soledad hasta la Iglesia de San Jorge, en el Hospital de la Caridad, para la celebración el domingo de la función solemne después del triduo que tuvo lugar días atrás en la Capilla de la Piedad.
Ello permitió disfrutar en la mañana del domingo, mucho más soleada de lo que apuntaban las previsiones, de un pedacito de Miércoles Santo en el Arenal con el traslado de vuelta, que de forma extraordinaria tras las dos Semanas Santas perdidas contó con el acompañamiento musical de la Banda del Carmen de Salteras.
Tras la función, que se inició a las diez y media de la mañana, y la entrega de recuerdos a los cofrades baratilleros que llevan 25, 50 ó 75 años de pertenencia a la hermandad, el cortejo de este regreso a la calle Adriano comenzó a eso de las doce y media con un recorrido que suponía dar un pequeño rodeo al camino más corto.
La cruz alzada entre ciriales daba paso a varias parejas de hermanos con cirios blancos, seguidos del estandarte corporativo, más hermanos, el cuerpo de acólitos y la presidencia, dado que el Baratillo es una de las afortunadamente pocas cofradías que cometen el error litúrgico de poner la presidencia entre los ciriales y los altares en movimiento que son los pasos o, en este caso, las andas.
Rafael Díaz Talaverón, capataz del paso de palio, fue el encargado de comandar las andas de la Virgen de la Caridad acompañado de su hijo. La dolorosa iba vestida con manto rojo, saya azul y toca de malla, todo ello bordado en oro, y lucía la corona de salida, un puñal, un alfiler con su advocación y la Medalla de la Ciudad. Además, sujetaba un pañuelo con la mano derecha y un rosario de cuentas blancas con la izquierda.
Las andas, de un tamaño mayor al habitual, ya que son las mismas que se utilizan en los traslados de la Virgen de la Piedad y el Cristo de la Misericordia, estaban iluminadas con varios candeleros y los tres candelabros de guardabrisas de los costeros del paso de palio. También veíamos velas rizadas flanqueando a la Virgen de la Caridad, que se elevaba sobre una peana de madera dorada. En cuanto al exorno floral, estaba formado por claveles blancos, lisiantum, astromelias y paniculata, flores distribuidas en el friso de las andas y en dos jarras en los laterales.
En el momento de la salida de San Jorge, la Banda del Carmen tocó el Himno de España, al que siguió la emotiva marcha "La Caridad del Arenal". Con ella se produjo la complicada maniobra de bajar los escalones que dan acceso al templo, situado a un nivel superior al de la residencia contigua. Y después llegaría otro momento complejo, como fue atravesar la reja que separa el edificio de la calle, en cuyo remate se ha estrenado, por cierto, el emblema de la Hermandad de la Santa Caridad pintado en varios colores. Para esta maniobra, que se hizo sin interpretación musical alguna, hubo que retirar la corona de la dolorosa.
Ya en la calle Temprado, el mismo hermano que había quitado la corona volvió a subir a las andas para devolvérsela a la Virgen de la Caridad, que seguidamente comenzó a caminar a los sones de "María Santísima del Dulce Nombre". Posteriormente, giró a Santander para pasar junto a la Torre de la Plata.
En esta calle se vio que la corona se movía en exceso y el capataz mandó que las andas se detuvieran. Sin embargo, hacía falta de nuevo la escalera, que se había quedado en la Caridad, por lo que el mismo hermano que había colocado la corona indicó que se podía seguir avanzando, que no se iba a caer y que después, cuando otro hermano llegara con la escalera, le apretaría la tuerca, que era lo que estaba suelto.
Así se hizo y las andas se volvieron a levantar para, pasando por la recientemente recuperada Casa de la Moneda, edificio importante en el antiguo recorrido de la Hermandad del Baratillo, alcanzar la calle Tomás de Ibarra, lo que hizo mientras la banda tocaba "Virgen de los Estudiantes". Ya en Tomás de Ibarra, la corona fue apretada para evitar el movimiento que tenía.
Desde prácticamente el inicio de Tomás de Ibarra hasta el final, la Virgen de la Caridad avanzó mientras sonaba "Amarguras". Posteriormente, la marcha elegida fue "Virgen de la Piedad" para llegar hasta el Arco del Postigo, donde la dolorosa de Fernández Andes fue recibida por la Hermandad de la Pura y Limpia, aunque sin su imagen titular, que está ya en el Convento de la Encarnación para su novena, que no comenzará hasta el próximo sábado. Las andas se pararon a la altura de la pequeña capilla y a continuación siguieron adelante hacia la calle Arfe con "Soleá, dame la mano".
Varias marchas macarenas fueron interpretadas por la calle Arfe, como fueron "Macarena", de Emilio Cebrián, "Rosario Macareno" y "Macarena", de Abel Moreno. En esta zona, tan cercana ya a la calle Adriano, es donde el traslado empezó a parecerse más a un Miércoles Santo de regreso a casa tras realizar la estación de penitencia en la Catedral. Y es que hubo hasta pasitos atrás de las andas y aplausos de muchos de los cofrades que no quisieron perderse este traslado. Y aún quedaba lo mejor.
La Virgen de la Caridad alcanzó Adriano y la Banda del Carmen interpretó "Siempre la Esperanza". Con ella volvieron los pasitos atrás y el andar triunfal. Un niño, hermano de la cofradía, pedía que no entrara todavía en la capilla e imaginaba un larguísimo recorrido por Triana antes de regresar. Hay ganas de vivir momentos como los de este domingo con la Caridad del Baratillo.
Y uno muy emotivo llegó después, cuando sonó "Caridad del Guadalquivir" y Rafael Díaz Talaverón se dirigió a los hermanos que llevaban las andas para decirles: "Que sepáis que mi padre está llorando ahora mismo en el cielo". El recuerdo de Rafael Díaz Palacios es imborrable en la corporación de la calle Adriano. Posteriormente, cuando las andas se pararon delante de la capilla, hubo espacio hasta para la saeta en la voz de Jesús Heredia.
La última marcha que sonó para la Virgen de la Caridad fue la primera que había sonado a la salida, "La Caridad del Arenal". Con ella, las andas se acercaron a la puerta de la capilla para entrar mirando hacia la calle. Cuando finalizó la partitura, se detuvieron para que los hermanos que las portaban se dieran la vuelta y Jesús Heredia aprovechó para cantar otra saeta.
Después, la dolorosa entró en la capilla y la Banda del Carmen tocó el Himno de España cuando faltaban un par de minutos para las dos y diez de la tarde.
Una vez dentro, los hermanos cantaron la Salve y las andas se quedaron ante el presbiterio, a los pies del retablo de la Virgen de la Piedad, en cuyo camarín había un trono. Los cultos en honor a María Santísima de la Caridad finalizarán el próximo domingo con la celebración del besamanos, como cada último domingo de noviembre.
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