La imagen de Nuestra Señora de los Dolores, de la Hermandad del Cerro, ha estado expuesta en besamanos desde la tarde del pasado sábado hasta esta noche, cerrándose así los cultos en su honor de cada mes de septiembre, marcados este año por el 75 aniversario de la parroquia y la salida extraordinaria que, desgraciadamente, la lluvia impidió el pasado día 15 (ver).
La Virgen de los Dolores se encontraba en el presbiterio alto del templo, sobre una pequeña peana de plata y vestida con un manto de camarín de terciopelo azul oscuro con las vistas bordadas en oro, saya también bordada de terciopelo burdeos y un tocado de encaje dorado. Lucía la corona de salida y en la mano derecha, la que ofrecía a los devotos, tenía una medalla con una cruz, mientras que en la izquierda sujetaba un rosario con cuentas de carey.
Dos jarras de su paso de palio con diferentes flores de tonalidad rosa flanqueaban a la dolorosa, colocadas sobre sendos pies de madera con decoración policromada con vetas de aspecto marmóreo. Además, pegados a la propia imagen estaban los dos ángeles de plata que portan faroles y que figuran entre los varales del palio cada Martes Santo.
Detrás, con el retablo mayor de la parroquia oculto tras un gran cortinaje de damasco rojo, estaba la caída frontal del palio y las laterales a un lado y a otro, sujetas las tres por los doce varales del paso. En la parte inferior estaban los paños de los respiraderos que se corresponden con cada bambalina, y sobre éstos, entre los varales, cuatro jarras más con las mismas flores antes descritas y los cuatro faroles de los costeros del paso de misterio del Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono.
Finalmente, justo detrás de la Virgen de los Dolores se dispuso el techo del palio a modo de dosel con crestería de madera tallada y dorada en los laterales. Además, en el extremo derecho de todo el conjunto estaba el estandarte corporativo.
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