Con el camarín de la dolorosa de Astorga completamente cubierto por un gran cortinaje rojo, el crucificado del Sábado Santo estaba ubicado ante éste, entre dos jarras del paso de palio elevadas sobre columnas doradas salomónicas y que portaban lirios morados, flores que también estaban en otras dos jarras más en el pasillo que formaban diversos blandones dorados con cera roja. Asimismo, otros blandones flanqueaban al Cristo de las Cinco Llagas ocupando todo el ancho de la capilla.
En el centro del pasillo marcado por los blandones había un ramo de rosas rojas. Sin embargo, varias personas tropezaron con estas flores, obligando a los responsables de la hermandad a encender las luces de la capilla. Y es que hay besamanos y besapiés a los que sería aconsejable asistir con linterna...
Durante la celebración de este culto, la Virgen de la Esperanza ocupaba el altar donde reciben habitualmente culto el Cristo que tallara Luis Álvarez Duarte, la Virgen de la Concepción y San Juan Evangelista, en tanto que éstos se encontraban en el muro de la derecha a los pies de la capilla de la hermandad.
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