Con el espacio delimitado por cortinajes de color morado, el Cristo fue colocado en el centro, con un paño morado ocultando la estructura de sujeción y un cordón colgando de la base de la cruz. A ambos lados había sendas columnas con claveles rojos.
Iluminaban la escena los cuatro candelabros del paso de la Virgen de la Soledad, aunque con menos puntos de luz y sin guardabrisas, en tanto que detrás se ubicó un repostero con el escudo de la hermandad bordado en el centro.
Tras el estandarte corporativo, iba el acompañamiento de música de capilla a cargo de integrantes de la Banda de Música de Mairena del Alcor. A continuación, el cuerpo de acólitos y las andas con el crucificado, que en la base de la cruz llevaba lirios morados.
La salida tuvo lugar en torno a las nueve y cuarto de la noche. El cortejo, que siguió un itinerario diferente al del año pasado, buscó en primer lugar, por Carlos Cañal, Zaragoza y Doña Guiomar, la Capilla del Mayor Dolor, donde el Cristo de la Salvación fue recibido por una representación de la Hermandad de Jesús Despojado.
Posteriormente, continuó por Castelar, Gamazo, Zaragoza, Badajoz, Plaza Nueva, Bilbao y Carlos Cañal, regresando de nuevo a San Buenaventura en torno a las once de la noche, quedando el crucificado a los pies del presbiterio.
Bellísimo Crucificado. Extraordinario reportaje, enhorabuena.
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