Se trata de Longinos, junto a su inseparable caballo, que espera, aún sin lanza, casco ni coraza, la llegada del resto de imágenes que le acompañarán en la estación de penitencia del próximo Miércoles Santo. En este caso, ha llegado ya a su sitio el malo. Los buenos (el Santísimo Cristo de la Lanzada, la Virgen de Guía, San Juan Evangelista, María Magdalena, María Salomé y María Cleofás) irán subiendo poco a poco, como también se irán colocando los candelabros, las jarras y las cartelas.
Y junto al misterio, se encuentra el paso de palio... sin palio. El paso de la Virgen del Buen Fin tiene ya colocados los respiraderos (sin las esquinas), los faldones, la candelería y la peana. Faltan muchos elementos; entre ellos, el palio, que estrenará los bordados interiores de las caídas laterales, y los varales.
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