domingo, 28 de febrero de 2016

EL VÍA CRUCIS DEL SANTÍSIMO CRISTO YACENTE DEL SANTO ENTIERRO


El pasado domingo, la Hermandad del Santo Entierro celebró el vía crucis anual con la imagen del Santísimo Cristo Yacente, que recorrió algunas de las calles cercanas a la Iglesia de San Gregorio durante el rezo de las diferentes estaciones en alrededor de una hora y media.
Se trata de uno de los vía crucis más solemnes de cuantos se celebran en estos días de la Cuaresma; y aunque no cuenta con una asistencia masiva de personas, los que acuden saben responder ante lo que están contemplando.
A las ocho de la tarde comenzaba el rezo del vía crucis, que una vez en la calle se encaminó por Alfonso XII hacia la Plaza del Museo, para seguir posteriormente por Monsalves.
El cortejo estaba encabezado por cruz alzada y ciriales, a los que seguían varias parejas de hermanos vestidos de negro y portando cirios rojos. A continuación, el estandarte corporativo antecedía a la presidencia, al trío de música de capilla y al cuerpo de acólitos.





Ni el Sábado Santo ni a diario presidiendo el templo de San Gregorio puede nadie contemplar al Cristo Yacente, atribuido con fundamento a Juan de Mesa, con la cercanía y el detalle que permite este vía crucis. Quizá también el besapié, aunque la oscuridad en la que se produce este culto y la imposibilidad de pararse demasiado tiempo ante la imagen no lo ponen tampoco fácil.
Esto le da a este vía crucis un plus de interés y de emoción. Y además, una talla como ésta contribuye a incrementar la profundidad de la meditación ante cada una de las estaciones que conducen al relato de la muerte de Jesucristo.
Cuatro faroles rodeaban las andas en las que los cofrades del Santo Entierro portaban al Cristo Yacente en un vía crucis cuya brevedad en el itinerario hace que las paradas para el rezo de cada estación sean muy seguidas unas de otras, y al que asistió el pregonero de la Semana Santa de este año, Rafael González-Serna.














Desde Monsalves, el cortejo del vía crucis continuó por la calle El Silencio, por la que el Cristo Yacente accedió a la Iglesia de San Antonio Abad, donde tuvo lugar el rezo de algunas estaciones.
La Hermandad del Silencio acompañó a la vecina corporación del Santo Entierro en este tramo y salió al atrio para despedir al Yacente, que abandonó San Antonio Abad a los sones de la composición de capilla "La Virgen llora".
Cuando las andas estaban saliendo, la cruz alzada se encontraba ya a la altura de la Iglesia de San Gregorio, a la que la imagen llegó a eso de las nueve y media de la noche.













En un templo de San Gregorio completamente a oscuras, sólo iluminado por los cirios de los hermanos, tuvo lugar el rezo de la décimo cuarta estación, "Jesús es sepultado en el sepulcro", con el Cristo Yacente colocado en el presbiterio.
Las oraciones finales pusieron el broche a este tradicional vía crucis que la Hermandad del Santo Entierro lleva a cabo cada año en el segundo domingo de Cuaresma.

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