viernes, 21 de mayo de 2021

EL RETABLO CERÁMICO DEL NAZARENO DEL SILENCIO CUMPLE CIEN AÑOS


La Asociación de Amigos de la Cerámica Niculoso Pisano dedicaba el mes pasado un artículo de Francisco J. Vallecillo Martínez al retablo cerámico de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de la Hermandad del Silencio, existente junto a la puerta de la Iglesia de San Antonio Abad en la calle El Silencio (antigua General Moscardó).
El motivo de dicho artículo es que este retablo cerámico cumple en 2021 un siglo de antigüedad desde que fuera pintado por José Macías y Macías, como figura en la esquina inferior derecha, donde se puede leer "J. Macías 1921". En la esquina inferior izquierda la firma que aparece es la de Manuel Rodríguez y Pérez de Tudela, que era el propietario de la fábrica de Nuestra Señora Santa Ana, para la que Macías trabajaba. 
Cien años de la pintura de este retablo, aunque no de su colocación en el lugar donde lo vemos actualmente, ya que no fue instalado hasta 1924, tres años más tarde de su realización. El retablo se acompaña de un tejaroz de madera a dos aguas con una cruz de cerrajería, una cartela con la cruz de Jerusalén, emblema de la hermandad, y un farol que pende sobre la parte superior.
A modo de curiosidad, hay que subrayar algunos de los datos que recoge el mencionado artículo de la Asociación Pisano, como el coste de la obra, que ascendió a 200 pesetas sufragadas por María Osborne, viuda de Ybarra, perteneciente a una familia muy vinculada a la corporación que abre la Madrugá. Además, es destacable que el Nazareno del Silencio es representado con dos detalles que lo diferencian de la forma habitual en que es presentada la imagen. Así, abraza una cruz arbórea en lugar de su característica cruz de carey y plata; y viste una túnica lisa, sin ningún tipo de bordado.
Por otro lado, es destacable el escenario agreste sobre el que José Macías representó al Nazareno, en la línea de otros retablos de la época y también anteriores. En este sentido, cabe señalar que los edificios representados a lo lejos en la escena no son monumentos sevillanos reconocibles, como también es habitual en muchos retablos, sino que tratarían de representar una vista exterior de Jerusalén con Jesús avanzando hacia el Monte Calvario.
Aunque estemos acostumbrados a verlos en las fachadas de los templos y en otros lugares, y aunque lleven donde están desde hace muchos años, conviene pararse de vez en cuando para contemplar con calma este tipo de obras que forman parte del patrimonio artístico, histórico y devocional de la ciudad.










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