Las obras que se están desarrollando en la Capilla de San José, que mantienen cerrado este precioso templo de la calle Jovellanos, han hecho que los cultos que cada año se dedican al Cautivo de Medinaceli hayan tenido que celebrarse en el Convento de Capuchinos, al que de manera privada fue trasladada la imagen.
Este viernes, primero del mes de marzo, ha estado expuesto a la veneración en una ubicación muy similar a la que en este día suele ocupar en la capilla donde tiene su casa. Así, encontrábamos al Cautivo a los pies de la nave central del templo de la Ronda, pero mirando hacia la calle, prácticamente como si saliera al encuentro de sus devotos.
Sobre una mesa cubierta con diversas telas de color rojo, la imagen estaba vestida con una túnica morada de terciopelo con bordados en oro y llevaba la corona y las potencias de metal dorado, además del tradicional escapulario con la cruz trinitaria. Junto a él se habían dispuesto dos grandes centros de claveles rojos y cuatro candeleros dorados con velas blancas de gas.
Esta veneración coincidió con el último día del quinario en honor al Cautivo de Medinaceli de la Capilla de San José, que comenzó el pasado lunes y que se ha prolongado hasta este mismo viernes. Ayer, además, la Divina Pastora de las Almas fue testigo de excepción desde el altar mayor de la iglesia conventual.
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