Cuando en 2020 el Cristo Yacente de la Hermandad del Santo Entierro salió a las calles para presidir su vía crucis, sin saberlo los cofrades asistían al último culto externo antes del estado de alarma, del confinamiento y de la prohibición del culto externo que en Sevilla iba a durar una exagerada temporada de año y medio de duración.
Así que cuando el pasado domingo tuvo lugar el vía crucis del Santo Entierro, y aunque desde septiembre ya salen imágenes en la capital hispalense, se puede decir que de alguna manera se confirmó la felizmente recuperada normalidad que en la Cuaresma de hace dos años nos quitaron.
A las ocho de la tarde comenzó el rezo del vía crucis en el interior de la Iglesia de San Gregorio, de la que el Cristo Yacente salió portado en andas por las calles más cercanas al templo. Así, rodeado por cuatro faroles, el Señor que tallara Juan de Mesa recorrió las calles Alfonso XII, plaza del Museo, Monsalves y El Silencio, visitando durante su itinerario la Capilla del Museo y la Iglesia de San Antonio Abad, en las que se rezaron algunas de las estaciones.
Bastante público asistió a la salida, aunque conforme avanzaba la noche la cantidad de gente iba siendo menor hasta que, a eso de las diez, el Cristo Yacente entraba de nuevo en San Gregorio, en cuyo presbiterio se rezó la décimo cuarta estación. No pasarán dos años para volver a verlo en la calle. Si Dios quiere, saldrá en poco más de cuatro semanas.
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