Si el pasado Miércoles de Ceniza el Santísimo Cristo de las Cinco Llagas salió a las calles para presidir el rezo del vía crucis de la Hermandad de la Trinidad (ver), este domingo fue expuesto a la veneración de los fieles en la capilla propia que la corporación del Sábado Santo tiene en la Basílica de María Auxiliadora, a los pies de Nuestra Señora de la Esperanza.
El crucificado estaba tumbado, con los brazos de la cruz apoyados en barras metálicas sobre el escalón. En las esquinas de la alfombra con el escudo de la hermandad sobre la que se situaba veíamos cuatro hachones con cera color tiniebla realizados con la parte superior de unos ciriales. Además, en los laterales había dos jarras del paso de palio con claveles rojos, las mismas flores que se colocaron en la base de la cruz.
Detrás, en el camarín de la Virgen de la Esperanza, que estaba vestida de hebrea, se dispusieron catorce candeleros con cirios blancos, dos guardabrisas y dos jarras y tres centros con flores también blancas. Y alrededor del camarín, un gran cortinaje de terciopelo rojo abierto en el centro.
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