La Hermandad del Valle celebra este fin de semana el besamanos a su dolorosa titular sobre una tarima ubicada en el presbiterio de la Iglesia de la Anunciación y sobre la alfombra de cultos estrenada hace tres años. Nuestra Señora del Valle se presenta a los devotos subida a su peana procesional, vestida con su manto de salida y con la saya de terciopelo azul bordado en hojilla de plata en 1921 por Juan Manuel Rodríguez Ojeda, autor también del manto.
Luce su corona de salida, así como un puñal, varios broches y una pequeña cruz pectoral. Con la mano izquierda sujeta una rosa de pasión, mientras que la derecha es la que ofrece a los fieles para que la besen.
Sobre la peana hay algunas rosas de color rosa, pero la dolorosa está flanqueada por claveles del mismo color colocados de forma bicónica en dos de las jarras de su paso de palio, situadas sobre sendos pies de base cuadrada forrados en terciopelo morado con el emblema de la hermandad en su parte frontal.
Detrás está montado el altar de cultos cuajado de candeleros con cera blanca y rematado en la parte superior, ante el dosel, por el simpecado de la corporación. Junto a él se sitúan las imágenes de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena. Además, vemos siete pequeñas ánforas también con claveles rosas, y en el centro hay un crucifijo.
Y en los laterales se han dispuesto diferentes enseres sobre frontales de plata y otras dos jarras del palio con claveles, éstos colocados de forma cónica y sobre pies de mayor altura que los anteriores. Finalmente, en la parte delantera de todo el conjunto hay un enorme centro de rosas de color rosa y tres blandones dorados con cirios blancos a cada lado.
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